Esta mañana, echándole un vistazo al mundo a través de Twitter, me tropecé con un “tweet” que leía: ¡Buenos día, isla aislada!. El “tweet”, que era de un puertorriqueño que vive en Corea y que sigo en los medios sociales, me hizo levantar la ceja porque encierra una verdad más grande que un templo y que nosotros no queremos enfrentar. Y me puse a rumiarlo.
La pura realidad es que estamos aislados, estancados, encerrados; el insularismo nos mata. Creemos que el mundo es de California a Nueva York y de Montana a Florida. Creemos en Disney y en Santa, que la luna es de queso y que somos el ombligo del primer mundo. Nos hemos convertido en un reguero de gente que vive en un “macondo caribeño”, cada vez más dantesco y kafkiano… ¡porque nos da la gana!. Esto es lo más triste; que no hacemos nada para evitarlo. Hay que tener los pantalones y las faldas bien puestas, para poder cambiarlo.
Los puertorriqueños somos mucho más grande de lo que creemos… o nos han hecho creer. Demostrado está a través de la historia con las grandes mentes y las grandes aportaciones de nuestra gente alrededor del mundo. Siempre encontramos un puertorriqueño colaborando, pensando, trabajando. Sólo hay que darle una mirada seria a la historia -y a la actualidad- para darnos cuenta que lo que digo es cierto. Grandes pensadores hemos tenido que han impactado el continente entero; grandes cantantes hemos tenido que han hipnotizado reyes, grandes políticos -de los de verdad- hemos tenido que han transformado nuestra sociedad; grandes escritores hemos tenido que nos han enfrentado a la realidad con sus palabras; grandes poetas y poetisas hemos tenido que nos han tocado el alma con sus versos; grandes ciudadanos hemos tenido que nos han levantado como sociedad.