¿Y qué pito toca aquí cupido? Además de ser rojo y estar sobre fondo blanco, ninguno. Sólo está aquí porque es febrero y hay que aprovechar. jaja |
El PARE se puede obviar entrando por la Calle Sagrado Corazón, doblando a la izquierda en la primera bocacalle y a la derecha en el portón principal de la institución; algo que hacemos muchos. Pero si entran por “Patio Shop” TIENEN que parar. Pero es que no sólo se conforman con comérselo, sino que en ocasiones le bloquean el paso al que lo tiene, porque se cruzan en la calle complicando aún más la congestión vehicular en la entrada principal. Encima miran a uno con actitud de HELLO? Sencillamente, a veces no puedo.
Pero Sagrado no es la excepción, lo vemos en cualquier parte. Si algo debemos tener claro, es que las reglas y las leyes se hicieron para cumplirse. Se establecen para que una sociedad funcione de una manera ordenada. Si todos nos quisiéramos meter a la misma vez, o dobláramos para donde quisiéramos desde cualquier sitio o simplemente hiciéramos los que no diera la gana; esto sería un verdadero caos. Muy lejos de eso no estamos. Así que por eso, esta reflexión.
Primero que todo, las rayitas que están en el piso, no son de decoración; ¡son para delimitar los espacios donde los vehículos transitan y para decirnos dónde no estacionarnos, pararnos; etc.. Hay de varios colores y grosores, completas o entrecortadas, muchas o poquitas; en fin, todas con una función específica que parece no conocemos. ¡Ah!, y hay que correr dentro de sus límites, no es para que la raya quede en el medio de la ruedas. Siempre que veo a alguien en esas, o dando “zigzag”, o lento como tortuga digo: “¿A que está pega’o al #!$&@* celular? ¡No fallo! Y aunque sólo está permitido a través del “aparatito”, todavía veo bastante gente que parecen malabaristas, que tienen torticolis o que durmieron mal. Siempre es lo mismo; es que tienen pillado el celular entre el hombro y la oreja o van guiando con una sola mano y con el celular en la otra.
Siguiendo con las rayitas; SIEMPRE vamos a ver, un poco antes de las luces, una línea blanca gruesa y un letrero, que me parece que lee: “Pare aquí con luz roja”. A lo mejor está en mandarín, pero como veo tantas series chinas, ya lo puedo leer. Parece que muchos ni se enteran y pocos paramos. Esos, como yo, ¿verán también series chinas? Jeje. ¡Ah!, y como si fuera poco, nos paramos encima de los pasos de cebra -que son esas rayitas que deben ser todas muy amigas porque siempre andan en grupo- y que señalan por dónde debe cruzar el peatón. Pero, ¿si nos paramos encima, por dónde van a cruzar?
Yendo a los rótulos; el “ceda”, es del verbo ceder (dar, transferir, traspasar a alguien una cosa, acción o derecho), no tiene que ver con el pelo de los animales -su otra definición-, o con la tela. La tela se escribe con “s” (seda); sip, lo sé, pero escribimos tan mal que a lo mejor piensan que tiene que ver con eso y para nada con darle el paso a alguien. Tampoco es que uno “se da” el lujo de comérselo o de no darle el paso a otro. Seguimos con el “solo”. Significa que es UN carril (o varios, pero identificados), que se toma para doblar para algún lado. No es que, como está “solo”, necesita compañía y hay que parársele al lado sin importar que ese carril tiene la luz verde (aunque la del solo esté roja), así que el que viene detrás, ¡que se aguante! o que busque cómo salirse -a lo kamikaze- para tomar el otro carril y seguir transitando bajo la luz verde porque los que van por su vía libre, ni por error, les ceden el paso.
Y hablando de las luces y ceder el paso; ¿por qué centellas nos paramos en el medio de la intersección y la bloqueamos? Mire, si la luz está roja, usted no se va a mover y encima le cierra el paso al que pudiese transitar pero como lo tiene a usted metido en el bendito medio y con cara de “no me importa” y de “chávate y espera”, no se mueve. Entonces, por venganza, al que usted bloqueó, hace lo propio cuando puede pasar y se van bloqueando unos a otros, terminando con tremendo merengue vehicular; todos molestos, cansados y mentándose hasta los antepasados.
La luz verde es para pasar, la amarilla para reducir y detenerse porque viene la roja, que le dará el paso a los que se encuentran en otra dirección. En este país parece que el amarillo es ¡AVANZA, SALTE DEL MEDIO, QUE TENGO QUE PASAR!. Bueno, pareciera que eso mismo dijeran varios porque -al menos- pasan seis autos más. En una ocasión me chocaron y la persona le dijo al policía que había sido mi culpa porque yo reduje y me detuve con la luz amarilla. Él le preguntó, ¿y para qué es la luz amarilla?
Y para terminar, pregunto: ¿dónde venden los carros sin señales?, ¿son más económicos? ¡Me imagino! Es que hay miles que andan por esos mundos de Dios doblando pa’ todos lados sin uno saber cuándo y pa’ dónde. En una ocasión estaba en el solo frente a McDonald’s en Hato Rey, para doblar a la izquierda, y la luz estaba roja para todos. A mi lado había un señor de la tercera edad (yo estoy en la segunda, jeje) y en el tercer carril un muchacho. El chico tuvo los PANTALONES de cuando cambió la luz, arrancar rápido para virar en U desde el tercer carril y nos pasó por el frente a los dos. El señor y yo frenamos y le tocamos bocina y el chico, muy educado, nos sacó el dedo del corazón y siguió su camino. A veces he pensado que sería bueno que el Departamento de Transportación y Obras Públicas ofreciera cursos de telepatía a los conductores. Creo que sólo así podremos guiar plácidamente por estas vías puertorriqueñas porque vamos a saber que rayos va a hacer el que tenemos al frente. Con esto nos evitaríamos muchas cosas (incluídas mentadas de madre y sacadas de dedo)...
Si cada cuál cumpliera con las leyes de tránsito como debiera, se detuviera en la luz cuando se requiriera, no bloqueara las bocacalles o le cediera el paso a quién lo necesitara; no se metiera por el paseo, o por donde sea –como el carril de la AMA-, entre mil cosas más; estoy segura que todo fluiría muchísimo mejor y más rápido. Pero no, como somos así tenemos que hacerlo todo al revés para estar felices; porque como dicen por ahí, ¿por qué ponerlo fácil si lo podemos poner difícil? No pierdo las esperanzas que en algún momento, hagamos las cosas como las tenemos que hacer porque, señores, esto no es ninguna ciencia; simplemente es usar el sentido común...
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