Por si las moscas...

Los comentarios vertidos en estos escritos son de mi total responsabilidad. Comparto lo que pienso y siento, simplemente para que se pueda apreciar otro punto de vista sobre la cosas. Pueden o no estar de acuerdo con lo que expongo; conmigo no hay ningún problema porque cada quien tiene el derecho a pensar lo que mejor entienda. Los comentarios son bienvenidos. Espero que si alguien difiere, lo haga con respeto; no escribiendo chabacanerías o insultando. Este no es el lugar para eso. ;-)

domingo, 17 de octubre de 2021

La licencia no te hace relacionista


El que me conoce sabe que no me ando con rodeos ni paños tibios y llamo las cosas por su nombre. Llevo un buen tiempo rumiando este punto de vista que comparto y es que la licencia no hace a uno relacionista.

 

La licencia es sólo un permiso que te da el estado para que puedas ejercer las relaciones públicas en Puerto Rico. Se supone que te la otorguen porque eres relacionista.  

 

Ser relacionista tiene que ver con muchas cosas; no con un papel. Ser relacionista tiene que ver con ética. Tiene que ver con los valores de integridad, honestidad, lealtad, equidad y profesionalismo. 

 

Es realizar nuestra labor con honradez y rectitud, protegiendo nuestra reputación personal y profesional; como también así la de los patronos y los clientes. 

 

Tiene que ver también con actuar con transparencia y verticalidad, evitando acciones que representen conflictos de intereses. También con proteger la confidencialidad de la información privilegiada. 

 

Es buscar ser justo con todos y promover la igualdad de derechos, deberes y el bien común. Es educarse e investigar. Es ser proactivo y responsable.

 

Es no atentar contra la reputación e integridad de sus colegas a través de expresiones o acciones. Es respetar el trabajo de otros relacionistas. No practicar la competencia desleal.

 

Es dar la información veraz, correcta, no manipulada, falsa, alterada o sesgada para beneficiar a su cliente. Es asesorar a sus clientes para no caer en conductas inmorales, ilegales o antiéticas.

 

Es propiciar el flujo de información y todos los puntos de vista para que las decisiones se tomen de manera informada. Es no garantizar resultados específicos, publicaciones o cobrar por eso.

 

Tiene que ver con el pensamiento estratégico y recomendar a su cliente cosas que sean en beneficio de su negocio u organización, pero también de la sociedad. Es ver el macro y no el micro. 

 

Debemos trabajar por el bien común, buscar aportar a una mejor relación entre su cliente y sus públicos. A hacer las cosas correctamente, a hacerlo bien. Es hacer una mejor sociedad y un mejor país.

 

Todas estas cosas y más, no las da un papel. Eso lo da la esencia y el profesionalismo. Eso viene con uno y se va forjando en el tiempo. Tiene que ver con lo que somos, lo que pensamos y lo que hacemos.

 

Creo que debemos reflexionar en lo que somos y lo que hacemos. Y voy a decir esto y me pueden caer chinches, pero así lo pienso. Podemos tener personas con licencia y que les falta mucho y otros, que no la tengan, pero cumplen con todo lo que he dicho. 

 

Busquemos ser cada vez mejores profesionales y dar lo mejor de nosotros. Este país lo necesita. Podemos aportar mucho, pero siempre velando y cumpliendo con las normas ética y los valores.  

 

La licencia lo que hace es validar que estás apto para ejercer las relaciones públicas en Puerto Rico. Mi fe es que seamos muchos relacionistas con licencia. Eso espero. En eso creo y en eso confío.

viernes, 5 de marzo de 2021

Comunicar es fácil, cualquiera puede hacerlo.

Ilustración tomada de Freepik.com

“Comunicar es fácil, cualquiera puede hacerlo”, esa pareciera ser la consigna de muchos. ¿Para qué entonces necesitas estudiar comunicación? ¿Para qué necesitas estar licenciado? ¿Para qué tener que tomar cursos de educación continuada y buscar actualizar el conocimiento? ¿Para qué seguir unos códigos de ética?

 

Muchísimos de los problemas que se dan en las empresas y, más aún en el sector público, es que muchas de las personas que están como asesores en comunicación, no tienen la preparación ni la experiencia. 

 

Y no es algo nuevo. Esto es recurrente y se puede ver administración tras administración, no importa del partido que esté en el poder. Y no es cuestión de política, porque hay buenos comunicadores que militan en diferentes partidos. 


Esto tiene que ver con preparación académica, con experiencia, con ética, con deseos de hacer un buen trabajo y comunicar de manera fehaciente; no para el chanchulleo, el partidismo o la propaganda. 

 

Esta es una profesión en la que no se puede tocar de oído, porque conoces gente en los medios o porque eres simpático y amigable. Aquí lo más importante es el pensamiento estratégico, el conocer tus públicos y sus intereses y necesidades.  

 

Vemos cómo, por casos que conocemos y el que se ha ventilando en la palestra en estos días, si alguien quiere guisar en el gobierno, lo primero que hace es incorporar una empresa de asesoría en comunicación. 

 

Y te encuentras con políticos derrotados, familiares o personas relacionadas a políticos o a funcionarios públicos nombrados por políticos que, sea por lo que sea, deciden o entienden que son idóneos para ‘asesorar’ en cuestiones de comunicación. Porque comunicar es fácil… 

 

Si así fuera, no estaríamos pasando por todo lo que pasamos. No se estarían cometiendo tantos errores en cosas básicas. No se estaría viendo la propaganda rampante, tanto desacierto en los mensajes, en las estrategias, en la ejecución. Hubiese transparencia, hubiese confianza, hubiese claridad. 

 

Para comunicar de manera efectiva hay que investigar, segmentar los públicos, planificar estratégicamente, ejecutar de acuerdo a lo establecido y medir el trabajo que se hace. Todo esto tiene que estar a tono con los objetivos institucionales y las políticas empresariales o la política pública.

 

Por eso es que el desarrollo estratégico de la comunicación debe estar en manos del relacionista. Porque es el profesional que trabaja para establecer y mantener relaciones mutuamente beneficiosas entre las organizaciones y sus públicos. Esto se logra con el conocimiento, la experiencia y un gran sentido ético. No es decir cualquier cosa, no es hacer cualquier cosa, no es complacer. 

 

Todos los profesionales de las diferentes ramas de la comunicación, muy especialmente los relacionistas que son los que cuentan con la pericia para diseñar la estrategia de comunicación, están conscientes de esto.

 

Para muchas personas los relacionistas somos chanchulleros, manipuladores, propagandistas y muchas cosas más. Gran responsabilidad en esto tienen esas personas que sin conocimiento en la profesión utilizan cualquier cantidad de mañas para ‘comunicar’ o lograr lo que quieren. Para muchos ‘el fin justifica los medios’ porque lo importante es salirse con la suya. Algo completamente inaceptable.

 

De cómo se maneje la comunicación dependerán muchas cosas. Si no se hace correctamente podría ser una gran complicación. En esto, se le puede ir la vida a la empresa o a la agencia. Ahora bien, ¿seguimos creyendo que comunicar es fácil y cualquiera puede hacerlo?. 


domingo, 24 de enero de 2021

Los sellos de Pedro Pierluisi


Cuando vi que Pedro Pierluisi tenía un sello de gobernador electo con su nombre, quise pensar que era el resultado de un mal asesoramiento y esperaba que no hicieran lo propio con el sello del gobernador. Pero me equivoqué. Y por eso esta trepadita.

 

A veces algunas personas pierden de perspectiva el origen y significado de los símbolos. Los símbolos oficiales no son logos comerciales, por lo que no se pueden estar cambiando a conveniencia o gusto.  

 

Tampoco se personalizan porque no le pertenece a los incumbentes, sino al cargo. La persona es incidental y cambia; por lo que su nombre no debería incluirse. 

 

El funcionario sólo es custodio y lo utiliza mientras ocupa la posición. Una vez termina su periodo administrativo llega otro a ocupar el cargo, pero el símbolo permanece porque trasciende a la persona.

 

Y es que los símbolos de los países deben estar sobre los intereses, los deseos y los personalismos de quienes ocupan puestos gubernamentales. Ni en los Estados Unidos, que es el punto de referencia de muchos, los sellos tienen incluidos los nombres de las personas. 


No quiero pensar que alguien lo recomendó porque se vería ‘bonito’ o para identificar su gobernanza. Si esa era la idea, hay otras maneras. Cuando no se sabe de algo, se busca información y se consulta. No podemos ir por la vida haciendo lo que nos gusta sin más. 

 

Ningún símbolo o emblema gubernamental deben ser modificado por gusto. Aquí cada quién cuando sube al puesto, modifica las cosas de acuerdo a sus intereses e ideología. Cambian colores, diseños, nombres, textos; en fin, todo lo que no les gusta. Vuelvo y digo que son custodios, no dueños.

 

Aunque no hay legislación o reglamentación sobre el uso de los símbolos y emblemas, debe respetarse lo que se ha estado haciendo por tradición. Si miramos la evolución del sello del gobernador nos vamos a dar cuenta de muchas cosas.


Ni Luis Muñoz Marín, ni Roberto Sánchez Vilella tenía el sello del gobernador. Ellos utilizaban el sello del Estado Libre Asociado (ELA), que incluye el escudo de Puerto Rico.

  

El primero en utilizar el sello del gobernador fue Luis A. Ferré. Lo más interesante es que leía Gobernador del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, nombre de Puerto Rico que aparece en la Constitución. Cambió el escudo de Puerto Rico y utilizó el sello del ELA.

 

Debo hacer un paréntesis para decir que en Puerto Rico tenemos que empezar a separar lo ideológico de los jurídico. ELA es el nombre oficial del sistema de gobierno de Puerto Rico. Nos guste o no, ese es el que aparece en la Constitución. 

 

Carlos Romero Barceló achicó el sello y en la parte superior leía Gobernador. Si mal no recuerdo, porque no encontré una foto completa, en la parte inferior leía Puerto Rico. Utilizaba el sello de Puerto Rico.


Rafael Hernández Colón en su primer término utilizó el sello del gobernador con el sello del ELA. En su segundo término sustituyó el sello del gobernador tenía el escudo de Puerto Rico y lo mantiene bastante reducido.


Pedro Rosselló, Sila María Calderón y Aníbal Acevedo Vilá utilizaron casi el mismo sello. Los cambios fueron mínimos. Pedro Rosselló le quitó el ELA y le dejó sólo Puerto Rico. Sila María Calderón le volvió a incluir ELA y, naturalmente lo cambió a gobernadora.

 

Aníbal Acevedo Vilá lo dejó Gobernador arriba y Estado Libre Asociado de Puerto Rico, abajo. Tengo que decir, que el tiempo que estos tres gobernadores usaron el sello, aún con sus diferencias y cambios, fue el más uniforme. 

 

Me parece que ese es el sello que se debe tomar como base. Era un color arena con marrón, algo bastante neutral y lejos de los colores partidistas. A partir de ahí, empezaron a cambiarle el color de acuerdo a la ideología política.  

 

Luis Fortuño hizo muchos cambios. Primero, comenzó utilizando el sello de gobernador electo, que aquí no se usaba y su color, naturalmente, fue en tonos de azul. También cambió el sello de gobernador y lo acercó bastante en el diseño y colores al sello del presidente de los Estados Unidos. 

 

Alejandro García Padilla no usó el sello del gobernador electo, sino que usó uno que tenía el escudo de Puerto Rico y leía Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Pero al sello del gobernador sí le hizo bastante cambios. Le cambió el tamaño, los colores y hasta el diseño. 

 

Ricardo Rosselló volvió a utilizar el sello de gobernador electo que utilizó Luis Fortuño. Y también el mismo sello de gobernador de Fortuño que leía: ‘Sello del gobernador de Puerto Rico”.

 

Wanda Vázquez adaptó el sello y eliminó la palabra sello. Sólo leía gobernadora en la parte superior y Puerto Rico en la inferior. También utilizaba otro sello que leía ‘Gobernadora de Puerto Rico’.

 

Hasta ese momento, aunque todos modificaron los sellos, ninguno le había puesto su nombre. Pedro Pierluisi utiliza el sello de gobernador electo y le incluye su nombre en la parte inferior. Del sello de gobernador, he visto tres versiones. Ha utilizado el que lee ‘Sello del Gobernador de Puerto Rico’, el que lee ‘Gobernador de Puerto Rico’ y el que lee ‘Gobernador de Puerto Rico Pedro Pierluisi’.

Y alguien podría decirme -que podría ser así- que lo que sucede es que se utilizan para cosas diferentes. Entonces pregunto yo, ¿por qué no utilizar sólo uno? ¿Por qué tanta inversión económica en diseños y creación de sellos diferentes? ¿Por qué hacer uno con el nombre de la persona? 

 

Cada vez que veo un cambio de sello y de escudo -lo cambian de Estado Libre Asociado a Gobierno de Puerto Rico y viceversa- me pregunto cuánto dinero del pueblo se ha utilizado en ese y cuánto se ha perdido cuando decomisan lo que estaba utilizándose.


Lo correcto sería que todos los gobernantes utilizaran el mismo sello y no cambiarlo por ideología, gusto o conveniencia. Si vamos a hacerlo de la manera correcta, debería leer Gobernador del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, porque ese es el nombre de nuestro sistema de gobierno, nos guste o no. 

 

Como siempre digo y sigo insistiendo, los símbolos deben estar sobre las luchas chiquitas, partidistas e ideológicas. No son para que cada quien lo cambie a su gusto. Repito, los gobernantes no son dueños sino custodios.

 

En los EE. UU., que es el punto de referencia de algunos, el sello del presidente está regulado. En el 1945 Harry S. Truman estableció de manera oficial cuál sería el sello del presidente. En Puerto Rico debería regularse para evitar que se altere cada vez que cambie el gobierno. Y debería ser un sello neutral, sin cargas partidistas o ideológicas.

 

Los símbolos no son para utilizarlos par beneficio personal, politico o ideológico, sino que es una cuestión de estado (en el sentido propio de la palabra). Si Pedro Pierluisi le puso su nombre, ¿qué podría hacer con el sello el próximo que venga a gobernar? No quiero ni pensarlo.

 

Debemos comenzar a darle la atención, el valor y el respeto que se merece el sello del gobernador sacándolo del vaivén político que se observa con cada cambio de administración. Tenemos que empezar a darle sentido y tradición a nuestros símbolos. Estamos a tiempo. Empecemos ya. 




lunes, 4 de enero de 2021

“El gobierno no está para hacer relaciones públicas”


‘El gobierno no está para hacer relaciones públicas’, fue la línea que un periódico digital utilizó ayer como título para una entrevista al nuevo secretario del Departamento de Asuntos del Consumidor de Puerto Rico (DACO), Edan Rivera Rodríguez.

 

“Pero creo que es importante que DACO esté en la calle y la gente lo vea que está trabajando. No como una estrategia de medios particularmente sino haciendo el trabajo de verdad…es importante que la gente vea que el gobierno está trabajando”, manifestó.


“Yo preveo que sí (que estaré en la calle) sobre todo porque creo en la misión del DACO y creo que tiene mucho que aportar a Puerto Rico. Yo sí creo que es importante que no solo se ponga en vigor la reglamentación vigente sino que la gente sepa que el Gobierno está para defender a la gente. El Gobierno no está para hacer relaciones públicas. Es para producir resultados que sean positivos”, agregó. 


https://www.noticel.com/gobierno/ahora/top-stories/20210103/secretario-del-daco-el-gobierno-no-esta-para-hacer-relaciones-publicas/


Tengo que confesar que me molesté al leerlo porque se usa el término ‘relaciones públicas’ de manera despectiva para nombrar cualquier cosa. Pero luego lo pensé mejor y me di cuenta que fue una declaración desacertada por desconocimiento y nos corresponde a nosotros, los relacionistas, educar a los demás sobre nuestra profesión.

 

Las relaciones públicas, las verdaderas, es un proceso de comunicación estratégica que construye relaciones mutuamente beneficiosas entre las organizaciones y los diferentes públicos con los que se relaciona o sirve. 

 

Es establecer vías de entendimiento, conocer las necesidades y encaminar estrategias a cumplir con ese grupo al que se sirve. No es sólo enviar comunicados, hacer fiestas, esconder a su cliente o mentir, como algunos piensan. Eso, no es relaciones públicas. 

 

Realmente es un esfuerzo genuino, ético y serio por lograr el bien común y hacer de la sociedad una mejor. Otra cosa, son cuentos de camino.

 

Y he allí su importancia, más que todo para el gobierno. Pero hablo de las de verdad, no la propaganda disfrazada con nombre de relaciones públicas, que es lo que utilizan algunos. He allí el meollo del asunto y porqué muchos tienen una idea errada sobre esta profesión. 

 

Por eso la importancia de que sea un profesional licenciado el que trabaje y desarrolle la planificación estratégica de la comunicación. En el gobierno hay muy buenos relacionistas que están licenciados y que hacen un trabajo encomiable.  

 

Esta nueva administración está impulsando que quienes ocupen las posiciones de directores de comunicación sean personas licenciadas y preparadas, a ver si al final se logra o es sólo pa’ las gradas. Confío que se cumpla.

 

El que una persona preparada y con licencia esté al frente de la comunicación, garantiza, por lo menos de entrada, que el trabajo se hace de una manera profesional, ética y responsable. 

 

Y está la idea de que cualquiera que estudia alguna rama de la comunicación puede hacer el trabajo. Y no me mal entiendan, alguno podría hacerlo, pero cada rama tiene su especialidad y la nuestra es el desarrollo estratégico. 

 

Relaciones públicas no es enviar comunicados, buscar el ‘photo opportunity’ o citar a conferencias de prensa. El relacionista, tomando como base la misión de la agencia, establece objetivos de comunicación para los diferentes grupos con los que ésta tiene contacto y desarrollar estrategias para lograr el entendimiento y la colaboración. 

 

Y cuando hablamos de públicos podríamos mencionar una gran diversidad, tanto internos como externos. No es sólo la comunidad. Se trata de empleados, vecinos, juntas de directores, consumidores, agencias de gobierno, entidades reguladoras, familias de empleados, etc. 

 

Cada uno con necesidades y realidades diferentes que hay que considerar. Esto lo sabe un relacionista y busca conocer cuáles son los públicos primarios, entenderlos, cómo llegar a ellos de la manera más efectiva y buscar el acercamiento para cumplir con los objetivos organizacionales.

 

El relacionista utiliza una gran cantidad de canales y maneras para poder así llegar a sus diferentes públicos. No es sólo un periódico ni un canal de televisión, ni tampoco el que le gusta al relacionista o al cliente. Cada estrategia debe ajustarse al público que se quiere llegar. 

 

Y si alguna agencia de gobierno necesita utilizar relaciones públicas, esa es DACO porque tiene una relación directa con el consumidor. Esta agencia necesita comunicar y, más que todo, educar a la comunidad sobre reglamentos, los derechos del consumidor, etc. 

 

Mucho se podría lograr si se desarrolla un plan estratégico bien pensado y realista y se implementa de manera efectiva. Pero claro, esto dependerá en gran medida de que quien haga el plan estratégico sea un profesional calificado. 

 

Así que, la bola está en la cancha del secretario. Estoy segura que si cuenta con un profesional licenciado, entenderá las verdaderas dimensiones de las relaciones públicas. A él, éxito en sus funciones.  

 







domingo, 3 de enero de 2021

Un vistazo a la toma de posesión de Pedro Pierluisi

Presentación de colores. Foto El Nuevo Día. Todos los derechos son suyos. La foto me encantó.


Ayer fue la toma de posesión de Pedro Pierluisi como gobernador de Puerto Rico y, como muchos puertorriqueños, estuve pendiente al acto protocolar. Creo que es importante mencionar algunas cosas que allí ocurrieron. 

 

Pero antes creo que es meritorio y necesario aclarar que el protocolo no es otra cosa que una serie de reglas que se establecen para que una actividad fluya de la mejor manera posible. Siempre he dicho que no es una camisa de fuerza y puede ajustarse, siempre y cuando no rompa con la lógica o lo establecido. 

 

Lo primero que voy a mencionar es el escenario. El área norte del Capitolio es, por tradición, el lugar donde se realiza el acto. Sólo en dos ocasiones ha sido en otro lugar. La primera fue durante el segundo término de Pedro Rosselló, que se hizo en el área de El Morro y la otra fue la de Aníbal Acevedo Vilá, que fue en el área del parque Luis Muñoz Rivera. 

 

Ahora bien, vamos a los detalles. Una de las cosas que creo importante mencionar es la vestimenta. Aunque vivimos en el trópico y la actividad se llevó a cabo frente al mar, la misma naturaleza del acto infiere el código de vestimenta a seguir. Se debieron evitar los hombros al descubierto, los escotes pronunciados, las sandalias, los brillos y los encajes. 

 

Al gobernador lo debieron asesorar en cuanto a la vestimenta. Él es el primer mandatario del país y debió proyectar una imagen nítida. Hay muchísimas fotos en las redes sociales sobre algunos desaciertos en el vestir. Debe tener mayor cuidado en su proyección. 

 

El secretario de Estado saliente, Raúl Márquez Hernández, es quien comienza la ceremonia y pasa el control al secretario de Estado en funciones, Larry Seilhamer, que es quien fungirá como maestro de ceremonia. 

 

No entiendo porqué, pero los dos secretarios dieron un mensaje y no fue un saludo porque los dos duraron par de minutos. La función del maestro de ceremonia es que la actividad fluya, no debe tomar alguna intervención más allá de lo justo y necesario para agilizar la misma.

 

Respecto a la invocación, se indicó que sería ecuménica y varios representantes religiosos participaron. Lo que sí es que algunos de ellos pensaron que estaban en el púlpito de sus iglesias y se extendieron en su intervención. 

 

Me estuvo curioso que no se incluyera un imán en representación del Islam. Digo, si como se mencionó era ecuménica. Si se buscaba la inclusión de las religiones o denominaciones principales en el país, faltó incluirlo.  

 

Las intervenciones musicales estuvieron bien. De la Orquesta Filarmónica bajo la dirección de Cuco Peña no se podía esperar menos. Los himnos fueron interpretados en directo, como suele hacerse en esta actividad oficial. 


Hubo quién, y fue más de uno, no se puso la mano en el pecho cuando se tocó La Borinqueña y  sólo lo hizo cuando se interpretó el himno de los Estados Unidos de América. Ahí lo dejo.


Vamos al saludo protocolar, que aquí hay mucha tela que cortar. El saludo se hace una sola vez y sólo lo hace el maestro de ceremonia, que en este caso era el secretario de Estado. 

 

Escuché a tres personas diferentes -el primer anfitrión antes de comenzar la ceremonia oficial, al secretario de Estado y al gobernador- reconocer la presencia de visitantes. Le correspondía hacerlo al secretario de Estado, a nadie más. 

 

Los títulos como ingeniero, licenciado, etc., no debieron utilizarse. Se utilizan en función de lo que se está haciendo y en ese momento no estaban fungiendo ni como ingenieros, ni abogados ni nada más. 

 

Percibí que se ajustó el orden de la precendencia en Puerto Rico. Por ejemplo, en este saludo protocolar las autoridades federales fueron de los primeros en mencionarse, cuando la costumbre era mencionarlos después.  


Antes de llegar al acto protocolar, es costumbre que el gobernador haya jurado 
Foto: Metropr. Todos los derechos son suyos.


Siempre se hacía mención de los presidentes de la Cámara de Representantes, Rafael Hernández, sin el Tatito -por favor-, y del Senado, José Luis Dalmau, casi al inicio cuando se saludan las cabezas de las tres ramas de gobierno y luego, más adelante, a los miembros de los cuerpos legislativos.  En esta ocasión se mencionó el nombre de cada cuerpo sin reconocer a los presidentes de los mismos. 

 

A la gobernadora saliente, Wanda Vázquez Garcet, no se le llamó honorable y por su cargo debió haberse incluido el honorífico porque, aunque no fue electa, ocupaba el cargo de gobernadora por disposiciones constitucionales. 

 

Los exgobernadores se mencionaron fuera de orden. Debió ser Aníbal Acevedo Vilá, Luis Fortuño y Alejandro García Padilla. No Aníbal Acevedo Vilá, Alejandro García Padilla y Luis Fortuño porque se hace por orden cronológico, no por otras consideraciones. Tampoco los sentaron juntos. Además, no se les incluyó el honorable, que le correspondía a los tres.

 

No se debió incluir a la viuda de Luis A Ferré cuando se mencionaron a los exgobernadores, porque los rangos son intransferibles. Ella era invitada pero no podía ocupar el lugar del exgobernador; así que no procedía. 

 

Tampoco el saludo a Carlos Romero Barceló, porque no estaba presente. Si se le mencionó, se debió mencionar a los demás exgobernadores que no estuvieron. Lo correcto hubiese sido no mencionarlo, porque el saludo protocolar reconoce los invitados presentes.

 

Otra mención que no procedía era la del alcalde entrante de San Juan, Miguel Romero. No se mencionó a la alcaldesa interina de la capital, Esperanza Ruiz, que presumo estaba presente, quien debió ser mencionada porque es la alcaldesa en funciones. 


No me pude percatar bien, por los tiros de cámara, dónde ubicaron al alcalde entrante y su esposa, pero espero que no haya sido en el lugar que le correspondía a la alcaldesa interina de San Juan. Hasta que no tome posesión, no representa el municipio, ni le corresponde la mención, y, mucho menos, la posición aunque incluyan el ‘entrante’. 

 

De las banderas podría decir mucho, pero me voy a concentrar en dos o tres cosas porque no quiero extenderme. Primero, que utilizaron el azul incorrecto. El azul marino NO es el azul de la bandera puertorriqueña. Pero ya sabemos por donde van los tiros, así que no me voy a desgastar en esto. Con estar claros que está incorrecto ya tenemos.

 

Segundo, que me estuvo interesante que la Guardia Nacional utilizara esas banderas; sin los flequitos y el águilla. Presumo que era lo que procedía, según su reglamento. Me explico. 

 

Las banderas que el gobierno está usando a diario, con los flequitos amarillos, es la bandera que se utiliza para ceremonias oficiales especiales; que pensaba que esas serían las que se usarían en la toma de posesión. 

 

Quien primero usó los flequitos en la bandera fue el ejército de tierra de los EE. UU. a principios del siglo pasado y luego se extendió su uso. Ahora puede ser utilizada en muchísimas más ocasiones e instancias.

 

Esa es la bandera, la de los flequitos, la que puede llevar el águila a tope. El águila solo puede colocarse en ceremonias especiales y cuando el presidente de los EE. UU. está presente; esto último me lo indicaron hace unos años en una reunión en la Base Muñiz cuando pregunté por qué la bandera no tenía el águila. 

 

Tercero, que  la ceremonia de las banderas tiene dos partes; la presentación de colores y el retiro de colores. En esta toma de posesión se hizo la primera pero no la segunda, por lo menos, por lo que se vio en la transmisión oficial. Lo mismo pasó en la toma de posesión de Alejandro García Padilla, nunca retiraron los colores.

 

Esto, a manera de echarle un vistazo a la ceremonia de toma de posesión. Y que conste, no estoy diciendo que la Oficina de Protocolo no hizo su trabajo. En muchísimas ocasiones, aunque les recomienden lo que se debe hacer, quien organiza la actividad no sigue lo establecido, porque sí.

 

Así que siempre trasluce, y no debería ser así, el elemento político partidista. Una cosa es la política y otra la función pública y deben separarse. Deberíamos aprender a poner las cosas en su justa perspectiva y actuar conforme a ello. Lamentablemente, como suele ser la costumbre esto no se cumple y, en esta ocasión, tampoco fue así.   


Foto: Toma de pantalla de la transmisión oficial de La Fortaleza. Todos los derechos son suyos.