Por si las moscas...

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domingo, 3 de enero de 2021

Un vistazo a la toma de posesión de Pedro Pierluisi

Presentación de colores. Foto El Nuevo Día. Todos los derechos son suyos. La foto me encantó.


Ayer fue la toma de posesión de Pedro Pierluisi como gobernador de Puerto Rico y, como muchos puertorriqueños, estuve pendiente al acto protocolar. Creo que es importante mencionar algunas cosas que allí ocurrieron. 

 

Pero antes creo que es meritorio y necesario aclarar que el protocolo no es otra cosa que una serie de reglas que se establecen para que una actividad fluya de la mejor manera posible. Siempre he dicho que no es una camisa de fuerza y puede ajustarse, siempre y cuando no rompa con la lógica o lo establecido. 

 

Lo primero que voy a mencionar es el escenario. El área norte del Capitolio es, por tradición, el lugar donde se realiza el acto. Sólo en dos ocasiones ha sido en otro lugar. La primera fue durante el segundo término de Pedro Rosselló, que se hizo en el área de El Morro y la otra fue la de Aníbal Acevedo Vilá, que fue en el área del parque Luis Muñoz Rivera. 

 

Ahora bien, vamos a los detalles. Una de las cosas que creo importante mencionar es la vestimenta. Aunque vivimos en el trópico y la actividad se llevó a cabo frente al mar, la misma naturaleza del acto infiere el código de vestimenta a seguir. Se debieron evitar los hombros al descubierto, los escotes pronunciados, las sandalias, los brillos y los encajes. 

 

Al gobernador lo debieron asesorar en cuanto a la vestimenta. Él es el primer mandatario del país y debió proyectar una imagen nítida. Hay muchísimas fotos en las redes sociales sobre algunos desaciertos en el vestir. Debe tener mayor cuidado en su proyección. 

 

El secretario de Estado saliente, Raúl Márquez Hernández, es quien comienza la ceremonia y pasa el control al secretario de Estado en funciones, Larry Seilhamer, que es quien fungirá como maestro de ceremonia. 

 

No entiendo porqué, pero los dos secretarios dieron un mensaje y no fue un saludo porque los dos duraron par de minutos. La función del maestro de ceremonia es que la actividad fluya, no debe tomar alguna intervención más allá de lo justo y necesario para agilizar la misma.

 

Respecto a la invocación, se indicó que sería ecuménica y varios representantes religiosos participaron. Lo que sí es que algunos de ellos pensaron que estaban en el púlpito de sus iglesias y se extendieron en su intervención. 

 

Me estuvo curioso que no se incluyera un imán en representación del Islam. Digo, si como se mencionó era ecuménica. Si se buscaba la inclusión de las religiones o denominaciones principales en el país, faltó incluirlo.  

 

Las intervenciones musicales estuvieron bien. De la Orquesta Filarmónica bajo la dirección de Cuco Peña no se podía esperar menos. Los himnos fueron interpretados en directo, como suele hacerse en esta actividad oficial. 


Hubo quién, y fue más de uno, no se puso la mano en el pecho cuando se tocó La Borinqueña y  sólo lo hizo cuando se interpretó el himno de los Estados Unidos de América. Ahí lo dejo.


Vamos al saludo protocolar, que aquí hay mucha tela que cortar. El saludo se hace una sola vez y sólo lo hace el maestro de ceremonia, que en este caso era el secretario de Estado. 

 

Escuché a tres personas diferentes -el primer anfitrión antes de comenzar la ceremonia oficial, al secretario de Estado y al gobernador- reconocer la presencia de visitantes. Le correspondía hacerlo al secretario de Estado, a nadie más. 

 

Los títulos como ingeniero, licenciado, etc., no debieron utilizarse. Se utilizan en función de lo que se está haciendo y en ese momento no estaban fungiendo ni como ingenieros, ni abogados ni nada más. 

 

Percibí que se ajustó el orden de la precendencia en Puerto Rico. Por ejemplo, en este saludo protocolar las autoridades federales fueron de los primeros en mencionarse, cuando la costumbre era mencionarlos después.  


Antes de llegar al acto protocolar, es costumbre que el gobernador haya jurado 
Foto: Metropr. Todos los derechos son suyos.


Siempre se hacía mención de los presidentes de la Cámara de Representantes, Rafael Hernández, sin el Tatito -por favor-, y del Senado, José Luis Dalmau, casi al inicio cuando se saludan las cabezas de las tres ramas de gobierno y luego, más adelante, a los miembros de los cuerpos legislativos.  En esta ocasión se mencionó el nombre de cada cuerpo sin reconocer a los presidentes de los mismos. 

 

A la gobernadora saliente, Wanda Vázquez Garcet, no se le llamó honorable y por su cargo debió haberse incluido el honorífico porque, aunque no fue electa, ocupaba el cargo de gobernadora por disposiciones constitucionales. 

 

Los exgobernadores se mencionaron fuera de orden. Debió ser Aníbal Acevedo Vilá, Luis Fortuño y Alejandro García Padilla. No Aníbal Acevedo Vilá, Alejandro García Padilla y Luis Fortuño porque se hace por orden cronológico, no por otras consideraciones. Tampoco los sentaron juntos. Además, no se les incluyó el honorable, que le correspondía a los tres.

 

No se debió incluir a la viuda de Luis A Ferré cuando se mencionaron a los exgobernadores, porque los rangos son intransferibles. Ella era invitada pero no podía ocupar el lugar del exgobernador; así que no procedía. 

 

Tampoco el saludo a Carlos Romero Barceló, porque no estaba presente. Si se le mencionó, se debió mencionar a los demás exgobernadores que no estuvieron. Lo correcto hubiese sido no mencionarlo, porque el saludo protocolar reconoce los invitados presentes.

 

Otra mención que no procedía era la del alcalde entrante de San Juan, Miguel Romero. No se mencionó a la alcaldesa interina de la capital, Esperanza Ruiz, que presumo estaba presente, quien debió ser mencionada porque es la alcaldesa en funciones. 


No me pude percatar bien, por los tiros de cámara, dónde ubicaron al alcalde entrante y su esposa, pero espero que no haya sido en el lugar que le correspondía a la alcaldesa interina de San Juan. Hasta que no tome posesión, no representa el municipio, ni le corresponde la mención, y, mucho menos, la posición aunque incluyan el ‘entrante’. 

 

De las banderas podría decir mucho, pero me voy a concentrar en dos o tres cosas porque no quiero extenderme. Primero, que utilizaron el azul incorrecto. El azul marino NO es el azul de la bandera puertorriqueña. Pero ya sabemos por donde van los tiros, así que no me voy a desgastar en esto. Con estar claros que está incorrecto ya tenemos.

 

Segundo, que me estuvo interesante que la Guardia Nacional utilizara esas banderas; sin los flequitos y el águilla. Presumo que era lo que procedía, según su reglamento. Me explico. 

 

Las banderas que el gobierno está usando a diario, con los flequitos amarillos, es la bandera que se utiliza para ceremonias oficiales especiales; que pensaba que esas serían las que se usarían en la toma de posesión. 

 

Quien primero usó los flequitos en la bandera fue el ejército de tierra de los EE. UU. a principios del siglo pasado y luego se extendió su uso. Ahora puede ser utilizada en muchísimas más ocasiones e instancias.

 

Esa es la bandera, la de los flequitos, la que puede llevar el águila a tope. El águila solo puede colocarse en ceremonias especiales y cuando el presidente de los EE. UU. está presente; esto último me lo indicaron hace unos años en una reunión en la Base Muñiz cuando pregunté por qué la bandera no tenía el águila. 

 

Tercero, que  la ceremonia de las banderas tiene dos partes; la presentación de colores y el retiro de colores. En esta toma de posesión se hizo la primera pero no la segunda, por lo menos, por lo que se vio en la transmisión oficial. Lo mismo pasó en la toma de posesión de Alejandro García Padilla, nunca retiraron los colores.

 

Esto, a manera de echarle un vistazo a la ceremonia de toma de posesión. Y que conste, no estoy diciendo que la Oficina de Protocolo no hizo su trabajo. En muchísimas ocasiones, aunque les recomienden lo que se debe hacer, quien organiza la actividad no sigue lo establecido, porque sí.

 

Así que siempre trasluce, y no debería ser así, el elemento político partidista. Una cosa es la política y otra la función pública y deben separarse. Deberíamos aprender a poner las cosas en su justa perspectiva y actuar conforme a ello. Lamentablemente, como suele ser la costumbre esto no se cumple y, en esta ocasión, tampoco fue así.   


Foto: Toma de pantalla de la transmisión oficial de La Fortaleza. Todos los derechos son suyos.


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