Por si las moscas...

Los comentarios vertidos en estos escritos son de mi total responsabilidad. Comparto lo que pienso y siento, simplemente para que se pueda apreciar otro punto de vista sobre la cosas. Pueden o no estar de acuerdo con lo que expongo; conmigo no hay ningún problema porque cada quien tiene el derecho a pensar lo que mejor entienda. Los comentarios son bienvenidos. Espero que si alguien difiere, lo haga con respeto; no escribiendo chabacanerías o insultando. Este no es el lugar para eso. ;-)

viernes, 23 de febrero de 2024

Mi regreso a Sagrado

 El Sagrado Corazón nos recibió con los brazos abiertos. Foto: Daniel Rodríguez


Ayer regresé a Sagrado. Fue maravilloso. Luego de un tiempo sin ir, la última vez fui al convento para visitar a la hermana Socorro Juliá, regresé para el reconocimiento que le haría la institución al doctor José Jaime Rivera, pasado presidente de Sagrado por 22 años.


La institución le otorgó la segunda medalla de Servicio Distinguido a la Universidad Dr. Pedro A. González Ramos, por su servicio ejemplar.

 

He estado en Sagrado desde los 80; comencé mis estudios de bachillerato bajo la presidencia del doctor Pedro González Ramos y me gradué bajo la presidencia del licenciado José Alberto Morales. Cuando trabajaba con la hermana Socorro Juliá en el Decanato de Desarrollo, llegó el doctor José Jaime Rivera. 

 

Durante esos 22 años, trabajé, estudié mi maestría y me gradué, me fui, regresé a ‘armar’ la oficina de exalumnos de universidad, empecé a dar clases, me volví a ir, pero seguí en el salón de clases. En 2014 llegó el licenciado Gilberto Marxuach. A finales del 2019, luego de 20 años como profesora a tiempo parcial, decidí que era momento de tomarme un descanso.

 

Fui a Sagrado con Daniel Rodríguez, un queridísimo amigo, casi hermano, desde tiempos universitarios. Desde que llegamos al estacionamiento frente al edificio de administración, percibimos un ambiente especial. 

 

¡Y cómo no, si vimos el Sagrado Corazón, imponente, recibiéndonos con los brazos abiertos! A partir de allí, vivimos ‘la magia’ sagradeña. El ver el pórtico iluminado y encontrarnos con tantos excompañeros administrativos, docentes y exalumnos que fuimos parte de la institución durante esos 22 años fue algo indescriptible. 

 

No parecía que lleváramos tanto tiempo sin vernos. Besos, abrazos, puestas al día, historias de esos años, fotos, ‘selfies’, sonrisas, bromas; en fin, era como una reunión familiar y todos estábamos felices.

 

Y recordé el por qué todos estábamos allí. José Jaime había logrado aglutinar a todas esas personas que de una manera u otra eran parte de la historia de la Universidad. Y no vamos a dorar píldora; no todo fue miel sobre hojuelas y algunos conflictos hubo, pero todos estábamos alineados en el mismo propósito.

 

Al doctor Rivera y su esposa Ivette, les tomó un tiempo en llegar de la puerta de la capilla mayor hasta el banco principal por los saludos, los besos, los abrazos y las fotos. Igual le sucedió a Socorro Juliá, quien fue a acompañarlo.


El Dr. José Jaime Rivera en su reconocimiento. Foto: Zacha Acosta 

Primero se realizó la Eucaristía, donde participaron varios compañeros de ese período; no quiero que se me quede ninguno, por lo que no los menciono. El coro de la universidad estuvo a cargo de la música. Luego se procedió al acto. En varias ocasiones se interrumpió por los aplausos. 

 

El presidente de la Junta de Síndicos, Ángel Torres Irrizarry, el pasado presidente de la Junta de Síndicos cuando el doctor Rivera estaba en Sagrado, Jaime Mayol, y el presidente de la Universidad, el licenciado Marxuach, le hicieron entrega de la medalla. 

 

El acto concluyó con el himno del Sagrado Corazón. Inmediatamente después la maravillosa Tuna de Segreles interpretó magistralmente ‘Don Quijote’. 

 

En el pórtico se llevó a cabo un cóctel. Allí continuó ‘la reunión familiar’ y fue realmente especial seguir saludando personas, sacándose fotos, conversando, compartiendo. El tiempo se fue volando.

 

Danny y yo hicimos como ‘Houdini’, porque de que dijéramos que nos íbamos a que pudimos salir, tomó tiempo porque siempre había con quién hablar, a quién saludar y ya eran casi las 10:00 p.m. Fueron cuatro horas que se fueron en un pestañear.

 

Tengo que decir que la experiencia fue única, que todos teníamos ‘la misma cabeza’ y que fuimos a agradecerle al doctor Rivera esos 22 años de presidencia, del cual éramos parte. Y pensé en los que ya no están y le pedí al Sagrado Corazón por ellos.  

 

Durante la noche se mencionó en repetidas ocasiones la misión; algo que todos, desde cada una de nuestras trincheras, teníamos claro: Educar personas en la libertad intelectual y la conciencia moral dispuestas a participar en la construcción de una sociedad puertorriqueña más auténticamente cristiana, una comunidad solidaria en la justicia y la paz.

 

Al salir por el portón principal de la institución, agradecí al Sagrado Corazón de Jesús el haberme dado la oportunidad de haber sido parte de esa gran familia y el compartir ese momento especial con ellos. 

 

Que el Sagrado Corazón siempre guíe nuestros pasos. Sagrado Corazón, en vos confío. 

 

La Hna. Socorro Juliá, Zacha Acosta, Daniel Rodríguez y esta servidora, en negro. Foto: Zacha Acosta 







viernes, 5 de enero de 2024

Y fue en una víspera de Reyes…

Arte de Taller Una


Hace once años ya, en una víspera de Reyes, que inicié este blog y subí mi primera entrada. He visto cómo ha ido evolucionando mi pensamiento y que me gusta escribir de todo; de lo primero que se me ocurra. 

 

Es interesante cómo, aunque estuve muy activa los primeros siete años; a partir del encierro de la pandemia, bajé considerablemente la publicación de entradas. Siempre he sido muy ‘opinionada’, pero en los últimos cuatro años, poco es lo que he publicado. 


Y resulté al revés de los cristianos, porque el encierro proveía sentarme y escribir. Mirando atrás, me doy cuenta que más que todo ha sido para no entrar en polémicas con nadie. Traté de no meterme en líos y buscar mantener la armonía con los demás.

 

Pero, ¿saben qué?, volveré a las andadas porque hay que decir lo que hay que decir. Además, hay que dar otro punto de vista de las cosas. Y es que casi siempre estoy al otro lado de la barda porque siempre le estoy buscando las cinco patas al gato. Je, je.

 

Así que, a partir de este onceavo año, volveré a encaramarme en la sillita y decir lo que quiera y tenga que decir. A lo Mafalda. Y qué mejor día para comenzar -y continuar- este blog que en víspera de Reyes. ¡Que viva la tradición de los Reyes Magos!  

 

Que no muera en nosotros ese niño que el 5 de enero, ilusionado, buscaba yerba para los camellos y dejaba cosas de comer y su palito de pitorro para los reyes. Al día siguiente, la algarabía contagiosa nos envolvía porque nos dejaron sus regalos.

 

Sigamos dándole valor a nuestra cultura y a nuestras tradiciones. Que los Reyes Magos les traigan además del oro, el incienso y la mirra; paz, amor y esperanza. Muchas bendiciones para todos y un año bendecido.



Arte de Taller Una