Por si las moscas...

Los comentarios vertidos en estos escritos son de mi total responsabilidad. Comparto lo que pienso y siento, simplemente para que se pueda apreciar otro punto de vista sobre la cosas. Pueden o no estar de acuerdo con lo que expongo; conmigo no hay ningún problema porque cada quien tiene el derecho a pensar lo que mejor entienda. Los comentarios son bienvenidos. Espero que si alguien difiere, lo haga con respeto; no escribiendo chabacanerías o insultando. Este no es el lugar para eso. ;-)

martes, 31 de julio de 2018

El cristal con que se mira



En clase, cuando tocamos el tema de la opinión pública, le digo a los estudiantes que existen dos tribunales, el de justicia y el de la opinión pública. Siendo el último el más nefasto y peligroso.

Uso el argumento porque en ambos se pasa juicio. Lo único es que, se supone, el primero trabaja con pruebas y hechos; mientras que el segundo lo hace con percepciones, estereotipos, suposiciones, rumores, pasiones, ideologías, proyección y muchas cosas más.

Y no estoy diciendo que estén relacionados; aunque en ocasiones sí. Hay personas que aún saliendo bien en el tribunal de justicia, y libres de toda culpa, necesariamente no superan el de la opinión pública.

El tribunal de la opinión pública suele estar ‘en sesión’ las 24 horas del día, los siete días de la semana; lo que implica que cualquier cosa, aunque no tenga que ver con juicios legales, pasa por allí.

Lo más alarmante es que el juicio no dependerá, necesariamente, de la validación o el análisis de la información sino del cristal con que se esté mirando la situación y la persona. Y aún una falta menor, se magnifica y se convierte en la punta de lanza para el ataque. Y, si hay oportunidad, sacrificarlo en la hoguera.

Y es que para quitarle fuerza y credibilidad a una persona, sólo hay que sembrar la duda o atacarlo inmisericordemente; nada más. Se suele lacerar la imagen ante la opinión pública para afectar su reputación y sacarla de carrera. Aunque esto parezca algo ‘maquiavélico’, Puerto Rico no es inmune. Varias historias se han visto, y otras más se verán.

Esto se agudiza más con las redes sociales, donde la gente se despacha con la cuchara grande y tira de la baqueta, por el mero hecho de estar detrás del teclado y pensar que es invencible. Las redes sociales se han convertido en un paredón de fusilamiento.

En todo esto pensaba mientras leía los comentarios, tanto en las redes como en las notas periodísticas, sobre el arresto de Arturo Massol. Sólo diré que él aceptó que no tenía marbete y explicó el porqué. Me parece que hay muchas lagunas pero el caso se está investigando; así que sólo nos falta esperar.

Cada quién debe llegar a su conclusión, pero no tirando de la baqueta ni del fanatismo, sino del análisis de la información y de los procesos. Debemos empezar a usar la cabeza, no las emociones, los estereotipos ni los prejuicios. Hay que darle el verdadero valor a las cosas, no viciarlas.

Me ha estado interesante cómo los detractores utilizan ‘la violación de ley’, ‘que nadie está sobre la ley’, ‘que por guiar borracho hay que penalizarlo’, ‘que fue justo que lo arrestaran’ y otro montón de cosas más.

Pero lo que más me impresiona es el ataque visceral y la rasgadura de las vestiduras, mientras que por otro lado callan o ignoran cosas mucho más graves y que realmente dañan al país. Eso, porque el cristal que usan para verlas es el ideológico o de otros intereses.

Y aunque se comparta ideología, si se es empático con el contrario o se le da la razón, también pasa a ser blanco de ataques y de cuestionamientos. Porque lo importante no es sopesar las cosas ni analizarlas en sus méritos, sino detractar el que piensa diferente. Ese se convierte en enemigo y hay que combatirlo.

Para poder tener una visión clara y evaluar las cosas por sus méritos, hay que empezar a ser más racionales y dejar a un lado el apasionamiento y los intereses. Las cosas se deben analizar de manera sosegada y clara y no dejarse arrastrar por la vorágine.

Hay que fundamentarse más en los hechos y en el análisis y menos en las percepciones, las suposiciones, los estereotipos y las ideologías, entre otras. Sólo así se podrá pasar juicio de una manera ponderada. Las cosas deben ser transparentes y claras y no depender del cristal con que se miren.

A ver si alguna vez lo entenderemos. 

lunes, 23 de julio de 2018

¡Yo soy boricua, pa’ que tú lo sepas!



Siempre he estado súper orgullosa de donde soy y de mi mancha de plátano. Pero hay veces que la contentura se multiplica tropecientas veces al cubo (es un disparate, lo sé, pero suena a mucho). Y es que, señoras y señores, eso siempre pasa cuando hay alguna competencia deportiva y los nuestros están presentes.

Porque una de las cosas que más me emociona, y estoy segura que a muchos le pasa igual, es ver nuestra hermosa bandera ondeando junto a las demás. Y el que suene La Borinqueña; mucho más. Eso, no tiene precio.

Eso es lo que estoy viviendo estos días. A poco menos de una semana de haberse inaugurado los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Barranquilla, Colombia, nuestra delegación boricua #PUR, está haciendo un extraordinario papel. Nuestro himno ha sonado seis veces y esperamos que suene muchas más.

Faltando aún diez días de competencia, ya #LosNuestros cuentan con 19 medallas: seis de oro, cinco de plata y ocho de bronce. En la edición pasada, celebrada en Veracruz, México, PUR obtuvo 84 preseas: 15 de oro, 24 de plata y 45 de bronce, finalizando en el sexto lugar.

Mientras escribía el párrafo anterior se sumó la sexta de oro en natación femenino (400 combinados), con récord incluido. Así que es muy posible que cuando termine esta entrada, tengamos unas cuántas medallas más porque los puertorriqueños están activos en varias competiciones.

Y no hay cosa más maravillosa e inspiradora que ver a nuestros atletas, muchos de ellos bastante jóvenes, representar a Puerto Rico con un orgullo inmenso. Esos chicos aman profundamente esta tierra. Y se les nota la felicidad, no tienen ni que hablar para que uno se dé cuenta. Sólo hay que verlos; son todo sonrisas.

Para ellos es un honor representar los colores patrios. Dan el todo por el todo. ¡Qué mucho tenemos que aprender de ellos!. Debemos emular esa tenacidad, esa fuerza y ese compromiso de dar todo lo mejor por el país. No hay cosa más maravillosa que verlos competir y muchísimo más, verlos ganar. Y es que el corazón se le hincha a uno y el orgullo patrio se sale por los poros.

Y pongo de ejemplo los equipos masculino y femenino de tenis de mesa. Esos niños han dado cátedra; además de que nos han enseñado lo que es luchar por un sueño. Y es que no sólo tiene cría sino que se les nota el amor inmenso a Puerto Rico. Debemos de sentirnos más que orgullosos que sean de #LosNuestros.

También vemos la fanaticada boricua, panderos en manos, creando el ambiente perfecto para que nuestros atletas se luzcan. Y se grita, se goza, se aplaude y se llora tanto en Barranquilla, como acá. Y cantamos a todo galillo que somos boricuas, pa’ que todos lo sepan… y no quede duda alguna de ello. 

Y seguiremos apoyando a nuestra delegación #PUR donde quiera que vaya; porque el deporte nos da identidad; nos da visibilidad. Éxito a #LosNuestros, deseando que lleguen muchísimas medallas más.



*Las fotos fueron tomadas de Internet para acompañar el escrito.

domingo, 22 de julio de 2018

Nos estamos quedando sin país



Soy de las que, aunque no esté de acuerdo con algo, trata de dar espacio, mirar a lo lejos y buscar tener el cuadro completo antes de decir nada. No me gusta tirar de la baqueta. Estas últimas semanas, aunque ha sido difícil, he tratado de aplicarlo, sobre todo por la secuencia de cosas atropelladas y sin sentido -¿o con todo el sentido y premeditación?- que han estado ocurriendo.

Siempre he escuchado que hay que escoger las batallas y, en ocasiones, dejar caer las cosas. Así que en esas anduve; tratando de sortearlo todo sin prestarle mucha atención para no volverme loca. Y es que a veces es mejor ni opinar porque el ‘troll’ ataca y el fanático no da crédito, aún cuando ven el elefante destruyéndolo todo dentro de la cristalería. Así que, ¿para qué gastar energías?

Pero también es cierto que no podemos hacernos de la vista larga mientras las cosas ocurren. Hay que señalar lo que no está bien, criticar lo que está mal -de buena manera, claro- y asumir posturas porque el silencio es complicidad y en un abrir y cerrar de ojos, nos quedamos sin país. Así que arrastré mi sillita y me trepé.

El escenario se ha vuelto uno complicado, pero más que todo poco transparente. Se dice o se asegura algo, pero luego se desmiente, se refuta o se cambia. Se percibe una cadena de “errores” -que pudieran no serlo-, que desvían la atención de los asuntos importantes. El manejo de la comunicación, cada vez peor; pero eso es para otra trepadita.

Hoy me levanté con la noticia de que el gobierno desarticulaba siete reservas naturales porque “entienden” que durante la pasada administración hubo fallas procesales y falta de participación activa de otras agencias a la hora de establecer, mediante órdenes ejecutivas, las reservas naturales. Pareciera que siguen el mismo patrón de Trump, deshacer todo lo que se hizo antes. Suena como chiste, pero no.

¿Por qué dejar sin protección esas reservas naturales? No hay que estar en la NASA para darse cuenta de qué va la cosa. Como dicen por ahí, el amor y el interés se fueron al campo un día, y más pudo en interés que el amor que te tenía. 

Pero eso no es todo, hoy la red social del pajarito, aparece un tuit que raya en la propaganda. Muestra los “resultados” de los trabajos en un hogar -presumo que devastando por el huracán- pero más que fotos para documentar parecen un ‘photo opportunity”. Encima, la casita arreglada la pintaron azul y blanco. ¿Será posible que hasta con eso se politiquee?

Por cosas como estas y mucho más, es que desde hace un tiempo vengo rumiando, y que es utópico por demás, que para aspirar a un cargo público debería ser requisito demostrar el amor por el país, el respeto a los recursos y el compromiso con los conciudadanos. El que no se sienta puertorriqueño o no tenga claro lo que encierra la palabra ‘servicio’, no debería aspirar.

Los funcionarios deben tener sentido de pertenencia e identidad. Ocupar un puesto público conlleva cuidar y proteger a los ciudadanos; sobre todo a los más vulnerables y desvalidos. Es obligación del estado darles calidad de vida. Vemos cómo muchísimos funcionarios han perdido perspectiva de lo que es el servicio público. No es servirse, es servir.

El país no debe verse como una ficha de negociación o pieza en un tablero. Y es que vemos como muchos, en vez de administrar los recursos que le pertenecen a todos, hacen mal uso de ellos, los descuidan y hasta los ponen a disposición de otros. Parece que no se han enterado que sólo son custodios, no dueños.

Para servirle bien a este país, hay que amarlo, cuidarlo y respetarlo. Puerto Rico no es una cosa; es gente, es recursos, es cultura, es historia, es una nación y como tal hay que tratarla. Mientras se siga viendo como botín, en un abrir y cerrar de ojos ya no tendremos país. Lo más terrible de todo, es que por ese camino vamos…

miércoles, 4 de julio de 2018

Independencia y república



Esta trepadita es imperiosa; mucho más un día como hoy. Hablar de la independencia es necesario. En nuestro país, la discusión se ha degradado a una ideológica, fanática y politiquera. Este asunto es demasiado importante para darle ese mezquino trato. Hay que analizarlo de una manera racional, sosegada.

Esta entrada es una reflexión; por lo menos esa es la intención. Así que voy a tocar el tema desde el punto de vista racional, no político, sentimental o emocional. Sólo espero que lo incluido se evalúe en sus méritos.

Lo primero que debemos hacer es aclarar varios términos. Algunos, por cuestiones ideológicas o politiqueras, han tomado unas connotaciones inexactas o erradas. También se les ha impuesto una carga negativa, cuando en realidad no la tienen. 

La primera es independencia; que no significa otra cosa que libertad, especialmente de un estado. La libertad es su fin último. Si miramos la historia, ha sido la aspiración de todos los pueblos.

Estado se refiere, en el sentido amplio de la palabra, a un país soberano, reconocido internacionalmente como tal, establecido en un territorio determinado y con sistema de gobierno propio.

Nación es un conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición en común. Aunque muchos no lo entiendan así, somos una nación. El nacionalismo es el sentimiento fervoroso de pertenencia a una nación y de identificación con su realidad y con su historia.

Colonia, que es uno de los términos más manoseados últimamente y que no se me podía quedar, se refiere a un territorio dominado y administrado por una potencia extranjera. Eso también lo somos.

El último que mencionaré es un término que se ha demonizado inmisericordemente. República se refiere a la organización del estado cuya máxima autoridad es elegida por los ciudadanos o por el parlamento -o cuerpo regidor equivalente- para un periodo determinado. Eso es, no otra cosa. No pare más.

La Organización de Naciones Unidas reconoce 194 países soberanos, incluyendo Ciudad del Vaticano, y que en su mayoría son repúblicas. Pero bueno, la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA, por sus siglas en inglés), cuenta con 209 países miembro. Así que diremos que existen sobre 210 países.

Según una nota de europapress.com (‘¿Cuántas monarquías hay en el mundo y cuántas repúblicas?’, 15 de junio de 2014) existían 25 monarquías y 15 países, que aunque son soberanos, son miembros del ‘Commonwealth’ británico. Lainformacion.com publicó en su nota ‘Estos son los países que todavía están gobernados por dictadores’, del 26 de noviembre de 2016, que existen 48 países con dictaduras.

Según la nota ‘Los territorios no autónomos’ de eldia.es, publicada el 25 de julio de 2017, existen 17 territorios no autónomos; entre ellos algunos de los 14 territorios de los Estados Unidos de América (EE. UU.), en esa última cifra, estamos como territorio no incorporado.

Así que sumando, restando, multiplicando, dividiendo y haciendo un mal cálculo, porque alguno podría repetirse en las últimas listas incluidas, de los sobre 210 países que existen en el mundo, alrededor de 125 son repúblicas. Y estoy hablando de un aproximado.

Lo que quise poner en perspectiva fue que una gran mayoría de los países son repúblicas. Entre ellas están varias de las primeras naciones del mundo, incluido los EE. UU.. Así que la connotación y el enfoque negativo para ‘república’ denota falta de conocimiento.

Y es que muchas personas están acostumbradas a repetir como el papagayo lo que dicen los políticos, sin tan quisiera corroborar la veracidad de lo que argumentan o ir más allá y buscar información. Y no estoy diciendo que estén mintiendo; lo que digo es que no podemos cerrarnos en un solo carril y ver un solo ángulo de las cosas. En este mundo, también hay repúblicas prósperas y democráticas.

Y es que nos concentramos en lo malo, en lo negativo, en la corrupción y la pobreza, etc. Sin embargo, muchísimas de las repúblicas nada tienen que ver con esto. Un claro ejemplo, es EE. UU.; que muchísima gente aquí lo ve como algo ideal. Por si alguno no lo sabe, EE. UU. fue una colonia, se independizó y ahora es una república.

Para mí es muy curioso que celebren el día de la independencia de los EE. UU., pero no se quiera o se aspire a celebrar la de su país. Los padres fundadores de los EE. UU., muy admirados por muchos puertorriqueños, limpia y llanamente eran independentistas ‘revoltosos’ que lucharon por su liberación y su autonomía.

De lo que hablo yo, ahora, es de un proceso natural de descolonización. La respuesta de muchos es que no se puede, que dependemos demasiado, que nos moriremos de hambre y un montón de argumentos más. Pero la realidad es que lo podríamos hacer si nos lo propusiéramos.

Nos estábamos preparando para hacerlo a finales del siglo XIX, antes de la invasión estadounidense, y lo podríamos hacer ahora si dejáramos los miedos, la politiquería y la zona de confort. Necesitamos diseñar un verdadero proyecto de país, aunar esfuerzos y trabajar para ello.

Si el puertorriqueño marca el paso y deja huella en cualquier lugar que va, ¿por qué el complejo, la sumisión y la actitud derrotista? Mi amigo Ricardo dice que es por el síndrome de Estocolmo. Muchas veces lo pienso así.

Y es que ese miedo a desplegar alas nos lo han estado inculcando por alrededor de 120 años. Si confiáramos más en nosotros y nuestras capacidades, si dejáramos de vernos como menos y si hiciéramos causa común, no pensando en intereses político partidistas, de un grupo o de terceros; el cuento fuera otro.

Cada vez que escucho o leo el “nos moriríamos de hambre”, “no podemos solos” y par de otras frases, me convenzo que nos tenemos que educar más, comparar, analizar y tomar el toro por los cuernos. Hay tantas falacias, cuentos y medias verdades que nos creemos porque no sabemos, no buscamos y no analizamos.

Y alguno podría decir que por todas las ‘bondades’ dadas por los EE. UU., deberíamos aspirar a ser parte de ellos. Si hubiesen querido que fuéramos parte suya, desde hace tiempo lo seríamos. Además, no nos están haciendo un favor. Lo que muchos ven como ‘benevolencia’ es muchísimo menos de todo lo que le sacan a Puerto Rico.

Muchos de los ‘beneficios’ los pagamos nosotros mismos. Otros, son el resultado de la imposición. Ejemplo de esto, es la marina mercante estadounidense; que es la más cara del mundo y tenemos que utilizarla sí o sí.

Además, ¿por qué querer igualdad con los ciudadanos de un solo país y no con los del resto del mundo? Por lo que hemos estado viendo, cada vez más consistentemente, para ellos no somos iguales; hágase lo que se haga. Siempre pienso en las hermanastras de Cenicienta, que trataron y trataron de todas las maneras posibles pero, al final, el zapato nunca le entró.

Y que conste, que no estoy en contra de los EE. UU. y mucho menos lo veo como un enemigo. Al ser tan politiqueros, pensamos que el querer la independencia, es volverse enemigo del norte. Maduremos.

Lo que sucede es que no es mi nación; la mía es Puerto Rico. Y podemos ser colaboradores, socios, negociar de tú a tú, etc; lo que no, es seguir la relación de amo y lacayo que tenemos hasta ahora. Y no podemos tratar de disfrazarlo o negarlo. Sólo tenemos que darle una miradita a la Junta de Control Fiscal y todas las últimas imposiciones.

Y la responsabilidad de lo que ocurre es toda nuestra, por la corrupción, la malversación tan rampante, aún en tiempo de crisis, la fe ciega en los políticos y la poca fiscalización de ellos. Ahora bien, eso no es característico de un tipo de gobierno porque puede pasar en cualquiera; eso tiene que ver con los valores de los políticos.

Y lo menciono porque habrá quien diga que la corrupción estará rampante en una república, y mil cosas más, pero resulta que ahora bajo el control de los EE. UU., la tenemos; así que el ser estado o república no define si un gobierno será corrupto o autoritario. Esto se define por el tipo de líder que se tenga.

Debemos educarnos más sobre lo que es la independencia y lo que es una república. Tenemos que mirar de frente y con sangre fría las cosas y analizarlas. Al final, luego que tengamos la información –tanto de la república como de la estadidad- y la hayamos evaluado, entonces decidir qué es lo que mejor sería para nuestro país.

Que para mí no hay ninguna duda que la mejor sería la independencia, porque es el reflejo del amor a la patria, sin intervenciones extranjeras. Como bien dice Eugenio María de Hostos: “La patria es el más alto concepto de la razón social e individual, si es el símbolo de la libertad y la justicia”.