Por si las moscas...

Los comentarios vertidos en estos escritos son de mi total responsabilidad. Comparto lo que pienso y siento, simplemente para que se pueda apreciar otro punto de vista sobre la cosas. Pueden o no estar de acuerdo con lo que expongo; conmigo no hay ningún problema porque cada quien tiene el derecho a pensar lo que mejor entienda. Los comentarios son bienvenidos. Espero que si alguien difiere, lo haga con respeto; no escribiendo chabacanerías o insultando. Este no es el lugar para eso. ;-)

viernes, 6 de enero de 2023

La reputación y su valor


Debido a varios acontecimientos que han ocurrido en el país, durante estos últimos días he estado rumiando y cavilando sobre la reputación y su valor. Es que siempre he visto la reputación como algo sumamente importante en todas las facetas de la vida. 

 

No importa en el ambiente que uno se desenvuelva; ya sea laboral, personal o en cualquier otro, la reputación marca el camino. Y es que uno no solamente es lo que cree que es, sino lo que los demás piensan que uno es.  

 

Porque ahí está lo neurálgico de la reputación; que no es algo que uno posee, no es suyo, de su propiedad o lo puede controlar; sino que es una apreciación de los demás, es propiedad suya, es otorgada por otros, es dada.

 

No es cuestión de uno creer o decir que ‘mi reputación es buena’ o ‘voy a hacer esto para tener buena reputación’, o ‘Ahora voy a hacer que me apoyen’; entre otras frases más.

 

Por más que algunas personas tratan no lo consiguen. ¿Por qué? Porque quien adjudica es el otro, son los demás. Estos podrían percibir que no es genuino, que es orquestado o que podría ser buscando algo en específico. 

 

Así que no está limitado a una acción, mucho menos cuando es planificada, manipulada, trabajada o para quedar bien; sino es que el resultado de muchas cosas, de tiempo, de interacciones, de observación.

 

La reputación es, según el Diccionario de la lengua española, una ‘opinión o consideración en que se tiene a alguien o algo’. Como segunda acepción indica que es el ‘prestigio o estima en que son tenidos alguien o algo’.

 

Es que la reputación es el resultado de la credibilidad, la ética, la confianza, la transparencia, los valores, los hábitos, los comportamientos, las reacciones, el sentido de justicia, los códigos y las contribuciones sociales; entre otras muchas más. 


‘Cría fama y acuéstate a dormir’, ‘Uno recoge lo que siembra’, ‘No sólo debe ser la mujer del César, sino parecerlo’, ‘Quien siembra vientos, recoge tempestades’; ¿no les dice algo? 

 

De como las personas actúen, los demás le adjudicarán una buena o mala reputación. Tener buena reputación equivale a tener buen nombre, a ser reconocido, a tener prestigio, a ser respetado. 

 

Por el contrario, tener mala reputación es tener mala fama; pensar que no es confiable, que no es honesto, etc. Y vuelvo y menciono, esto tiene que ver cómo el o los otros lo ven; aun cuando pudiera ser que no fuera el caso. 

 

La reputación se construye día a día, con todo lo que hacemos y decimos. Es la acumulación de muchas cosas. Es mostrarse tal cuál es, es respetar a los demás, es ser justo, ético, honrado, transparente, etc. Porque esto es lo que hará que tengas buena reputación; no al revés.  

 

Debemos estar claros que la reputación es un resultado. Y que hay que cuidarla y ser constante, porque como bien dijera Warren Buffet: “Se necesitan veinte años para construir una reputación y cinco minutos para arruinarla”.

 

Reflexionemos sobre esto, porque como él mismo añade: “Si piensas en eso, harás las cosas de manera diferente”. Y esto no sólo aplica a las personas, sino también a las organizaciones, las empresas, las instituciones, e incluye el entorno digital. 

 

En cada uno de nosotros está decidir qué tipo de reputación queremos tener y trabajar en ello. Todo dependerá del valor que le demos.


jueves, 5 de enero de 2023

¡Ya son 10 años trepándome!


Un día como hoy, víspera de reyes, hace diez años comencé este blog. Quién me iba a decir que, aunque he bajado la cantidad de entradas, seguiría trepándome en la sillita. 

Dándole un vistazo al blog, me he dado cuenta que he escrito de todo lo que he pensado y creído. Mirando algunas de las entradas, sigo pensando igual. 

 

Tengo entradas serias, otras más livianas y un montón sobre las series, los dramas y las novelas de todo el mundo que no he dejado de ver; al contrario, que he ampliado el espectro. Y de eso seguiré escribiendo.

 

Y es que soy de las que antes de escribir cualquier cosa, tengo un poco de cautela, busco información, analizo, comparo y entonces pongo en el papel. 

 

Y no sé si es una virtud o un defecto; pero una vez publico algo, defiendo lo que expongo a capa y espada porque he escrito desde la sinceridad y la transparencia. No me gustan ni los paños tibios, ni las insinuaciones. 

 

De mí podrían decir muchas cosas, pero no que busco dañar a alguien con lo que escribo. Sólo doy mi punto de vista sobre diversidad de cosas y a veces es diferente, pero creo que es una buena manera de poner otro punto de vista y buscar la reflexión y el rumio.

 

En estos diez años han pasado muchísimas cosas. Al principio era súper combativa tocando temas delicados; pero siempre de manera respetuosa y clara. Muchos fueron entendidos con la intención que los escribí, otros no. Y no tengo problema con eso, porque si logro una reflexión pues cumplió en algo el objetivo de este blog.



Ahora escribo menos entradas y más cortas con párrafos de menos oraciones. Trato de buscar temas no polémicos porque quiero estar tranquila y en paz. Me gusta buscar la reflexión, pero a veces, como dicen por ahí, es mejor dejar que las cosas caigan.

 

Y es que a principios de año enfrenté una situación de salud que me ha hecho reevaluar muchas cosas. Gracias a Dios todo salió bien, pero estoy empezando a mirar la vida de otra manera y con menos apasionamiento pero seguiré trepada, tocando los temas que quiero tocar.

Y como ya casi todos saben, soy súper fanática de Mafalda. Somos contemporáneas, nacimos el mismo año, y soy muy afín a ella. Le tomé la sillita prestada para el nombre de este blog. La silla ella la usaba para la reflexión y para señalar muchas cosas que pasaban.  

 

Y es que Quino, su creador, para mí es muchísimo más que un dibujante y humorista; porque a través de Mafalda y su pandilla, hace una crítica social muy fuerte, pero certera y efectiva. Al punto de que casi van 60 años desde su creación y sigue igual de vigente.

 

Y tengo que seguir agradeciéndole a Joseph Martínez, el padrino del blog, el que me ayudara a crearlo. Parece que fue ayer cuando nos sentamos a trabajar en él y hoy, se cumplen 10 años. 

 

Sólo espero que pueda seguir trepada en la sillita por muchísimos años más. Confío en poder hacerlo más seguido y seguir compartiendo mis puntos de vista sobre diferentes temas y cosas. Gracias a todos por leerme. Bendiciones.