Por si las moscas...

Los comentarios vertidos en estos escritos son de mi total responsabilidad. Comparto lo que pienso y siento, simplemente para que se pueda apreciar otro punto de vista sobre la cosas. Pueden o no estar de acuerdo con lo que expongo; conmigo no hay ningún problema porque cada quien tiene el derecho a pensar lo que mejor entienda. Los comentarios son bienvenidos. Espero que si alguien difiere, lo haga con respeto; no escribiendo chabacanerías o insultando. Este no es el lugar para eso. ;-)

domingo, 25 de febrero de 2018

De troles y papagayos


Publicdomainpictures.net 

En la mitología escandinava, el trol es un monstruo maligno, muy feo, que habita en bosques o cuevas. En nuestros días, podríamos decir que es una persona que hace una publicación en línea deliberadamente ofensiva o provocativa con el objetivo de molestar a alguien o provocar una respuesta de parte de ellos.

El papagayo es un ave propio de los países tropicales que aprende a repetir palabras y frases completas. Pero cuando se refiere a una persona, es que ésta además de hacer lo propio del animal, lo hace sin mucho conocimiento.

Pues resulta que tenemos muchos troles y papagayos en las redes sociales. Preocupante. Hago la salvedad, como a veces algunos escriben “que hay libertad de expresión”. Cierto, pero no se puede estirar mucho la goma. Resulta que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. ¿Será que conocerán la diferencia?

Y lo digo porque a veces hay que leer cada cosa; hasta con palabras soeces y mal sonantes una se encuentra. Algunos prefieren el ataque, el insulto y la falta de respeto.

La mayoría no tiene idea de lo que realmente pasa en el país, sino que todo lo miran a través de las tribus de colores, el fanatismo y la politiquería, repiten una y otra vez alguna frase que dijo algunos de sus líderes.

En muchas ocasiones, son parte de una “estrategia’ negativa, porque así la usan, para agitar la opinión pública o atacar a alguien pero no para crear un espacio de discusión seria. Mucho lo usan los partidos políticos para hacer creer que la mayoría de la gente está de acuerdo con ellos o están en contra del contrario.

También están los troles ‘bonafide’. Estos son fáciles de identificar porque son ‘guerrilla’ y no discuten, en el buen sentido de la palabra, sobre cosas concretas o algún tema; sino que buscan ofender o ridiculizar a los demás.

Les gusta “opinar” en temas polémicos; que en su mayoría no dominan. Interesante, por decir algo, resulta leerlos porque dejan claramente establecida su ignorancia en los diversos temas.

Foto: Pixabay
Lo más aterrador, que entienden que tienen la verdad agarrada por el rabo y hasta se burlan de los que opinan diferente porque ‘no saben nada’. ¿Lo peor de todo? Que no tienen idea ni dónde están parados.

En muchísimas ocasiones, sin tener idea de quién es la persona que escribe, a veces un especialista en el tema, lo atacan inmisericordemente. 

El trol siente satisfacción cuando alguien le contesta molesto porque sabe que cumplió su cometido. En muchas ocasiones, si nadie le contesta, pone la misma frase varias veces en el mensaje o en otros. Mientras más los ignoran, más se ofenden.

Repiten frases hechas que no tienen ni pies ni cabeza; como por ejemplo: ‘Este es independentista, nacionalista, comunista, socialista”, todo en la misma oración queriendo insultar a la persona. Pues resulta que son cosas diferentes. De ser todo eso necesitaría medicación, porque todo a la vez es como tener múltiples personalidades.

Muchos de ellos son limitados en geografía. Su concepción del mundo es bastante limitada. Algunos, sólo se limitan a mencionar cuatro o cinco países. Sólo conocen dos repúblicas y no tienen idea de las otras que existen y que son casi doscientas.

Ahora agarraron la línea de “la prensa liberal”, bastante trillada ya en el norte.  ¿Sabrán realmente lo que esto quiere decir? Cuando algo no les gusta o va en contra de lo que creen; repiten la frase y la repiten y la vuelven a repetir. Yo, miro al cielo.

Pareciera que la mayoría de los trol están peleados con la vida y que antes de sentarse a escribir escondidos detrás de un ‘seudónimo’, se chupan dos limones, tres grosellas y cuatro tamarindos.

Así que, lo mejor es no sulfurarse, ignorarlos y llevar la fiesta en paz. Al final, no importan cuántas veces uno trate de explicarle o darle otro puntos de vista, no van a estar abiertos a escuchar lo que se les dice. Hay que dejarlos que se crean lo que dicen. No faltaba más.

Demasiado complicado está el cuadro para complicárselo más. Enfoquémonos en lo nuestro; lo demás, bien gracias.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Hay que indignarse


Ilustración de Freepik.es 

Y entonces leo en una red social que el secretario del Departamento de Transportación y Obras Públicas mencionó en una entrevista radial que si Puerto Rico fuera estado ya hubiera semáforos en todas las intersecciones. ¿En serio?

No lo podía creer. Pensé que era una broma; pero no, resulta que fue verdad. Realmente me dio vergüenza ajena. ¿De cuándo a acá el estatus es el que establece si el trabajo se realiza o no?

Pareciera que aquí se ha perdido de perspectiva lo que es el servicio público y las personas no tienen muy claras sus funciones y responsabilidades. No saben a quién se deben y a quién le sirven.

Por el comentario, da la impresión que están de brazos caídos para, de esa manera, hacer creer a las personas que las cosas no caminan por cuestiones del estatus. No creo que el pueblo sea tan ingenuo para creerlo; aunque siempre hay quién.

Pero por ahí no van los tiros. Más que todo, pareciera que quieren justificar la ineptitud y la mediocridad zafándose de las responsabilidades que se tienen para librarse de culpas y como la culpa es huérfana, cualquiera la compra.

Los funcionarios públicos NO deben hacer política activa. Esto es una falta crasa. Y habrá quién diga que ‘en la pasada administración’ o ‘todos lo hacen’. Y así zafándose de las culpas llegaremos a ‘Yukiyú’; porque al final dirán que él fue el que le dio el poder a Agüeybaná.

Dejemos de jugar a gobernar. Cada quién debe ponerse a trabajar en lo que le toca porque para eso se le paga; que no es para politiquear mientras ejerce sus funciones. Es inaudito que un jefe de agencia haga esas cosas.

Maduremos. Lo incorrecto, incorrecto es; no importa quién lo haga. Aprendamos a aceptar las responsabilidades, que más que con un partido o una ideología, es con el pueblo.

Y no seamos cándidos, los funcionarios públicos responden a la política pública establecida por el gobernante. Pero una cosa es implementar política pública y otra muy distinta politiquear.

Lamentable por demás que tengamos que ver cosas como esta. Hay que indignarse y exigirle a los funcionarios públicos que en vez de dar excusas, hagan lo que se espera de ellos; trabajar por el bienestar del pueblo.

Si alguien tenía duda de que esto es pura improvisación y que pareciera que no se están tomando en serio el trabajo, pues creo que con esto, queda claro. El país anda manga por hombro y por vientos como estos, parece que no va a mejorar. Es momento de actuar, no de otra cosa.

Ya tenemos que dejar los paños tibios. Mucho espacio se le ha dado a este gobierno para que trabaje y este país está cada vez peor. Pero bueno, aquí hay muchísima tela para cortar, pero eso es tema para otra trepadita.

Dejémonos de cuentos chinos, de excusas y de defensas. Que cada quién asuma la responsabilidad que le corresponde. Sólo así podremos salir de este atolladero que, según pasan los días, se va volviendo más grande. 

Y ojalá, por el bien de este país, que ningún otro secretario de gabinete o político utilice excusas como esa para justificar el que no se haya hecho el trabajo porque resultaría aún más indignate.



domingo, 18 de febrero de 2018

Respaldar lo nuestro




Si algo tengo claro en mi vida, es apoyar lo nuestro, lo cercano, lo de los míos.  Soy de las que trato, en la medida que sea posible, de apoyar lo de aquí porque sé lo importante que es para el beneficio nuestro; para nosotros como país.

Para muchos -pura ignorancia- apoyar lo de aquí y decirlo es ser ‘nacionalista, independentista, socialista y comunista’, todo junto como si fueran de la mano; porque ni eso saben diferenciar. Es ser ‘enemiga’ de un país que no es el mío. Es estar en contra de lo que ‘se supone’ es lo mejor.

Nada de eso, lo que pasa es que para mí, el beneficio de Puerto Rico está sobre todo lo demás. Y no es que no visite tiendas por departamento extranjeras; porque tampoco soy tan obtusa, pero la prioridad siempre la han tenido los productos y las empresas puertorriqueñas.

Esto es así porque siempre he estado clara que el dinero invertido en productos y empresas puertorriqueñas, los agricultores y todo lo que tiene que ver con el país, se queda circulando aquí y mueve nuestra economía.

Cuando se anunciaba con bombos y platillos la construcción desmedida a diestra y siniestra de cadenas extranjeras, porque todo iba a ser en beneficio del cliente ‘a unos precios más económicos’, hablaba yo del ‘efecto de los veinte centavos’.

Clara estaba. Se hacía la compra en una gran cadena para ahorrarse 20 centavos en un producto, pero se le iba firmando la sentencia de muerte a las empresas y los productos puertorriqueños.

Al final, muchos de ellos después que nos sacaron el jugo, y cuando ya no le daban las ganancias esperadas o por diferentes situaciones, cierran las tiendas, se van y la abren en otro lugar donde puedan generar más. ¿Con qué nos quedamos? Sin negocios locales, con poco de aquí e importando cada vez más.

Y claro, cada quién vela por la mejor inversión de su dinero y por conseguir ahorros, pero creo que perdimos de perspectiva, o algunos nunca lo pensaron, el efecto de esto. Nos enfocamos el dinero que se economizaba pero no en el efecto dominó que esto traería.

Nos enfocamos en el ahora, en el momento, no en las repercusiones a mediano y largo plazo. Y claro, tampoco nos lo dicen. No nos han enseñado que apoyar lo nuestro es fortalecer nuestra economía porque, y aquí vamos otra vez con las ideologías mal entendidas, lo de afuera siempre es mejor, de más calidad y más barato.

Esta cantaleta la traigo desde hace mucho tiempo. Al punto que, la última vez que revisé el número y ahora no quiero ni mirar, se exportaba alrededor del 80% de lo que se consume. Así que, si lo miramos bien, los que mejor están son los distribuidores.

Encima, y aquí gran parte del problema, la mentalidad colonialista y el servilismo ha hecho que el aparato gubernamental le brinde  en bandeja de planta al de afuera, ‘para ofrecer empleos, echar adelante la economía o cualquier otro cuento de camino’, todas las ventajas y concesiones y al de aquí le ponen todas las trabas del mundo.

Por lo que observo, Puerto Rico es uno de los países que poco valor le da a lo suyo. Cada vez que leo “porque en el estado tal esto vale tal o cual precio”, “es de mejor calidad” y par de cosas más, pienso en el poco conocimiento del sistema colonial puertorriqueño.

¡Claro que todo va a ser más caro! Con sólo saber que estamos rodeados de agua y que tenemos que usar la marina mercante más cara del mundo, tenemos. Pareciera que no conociéramos las cosas más básicas. Y no conforme con esto, apoyamos y compramos lo que viene de afuera. 

Esta que escribe está consciente que de la única manera que este país va a salir adelante es apoyándonos unos a otros. ¿Cómo? Comprando los productos puertorriqueños, auspiciando los negocios y las cadenas puertorriqueñas y apoyando los proyectos locales.

Nos han dejado caer el paisito en cantos -esto lo vengo diciendo hace tiempo- para rematarlo al mejor postor. El gobierno, por años, ha sido deficiente en su función. Ahora, con la excusa del huracán, es más fácil vender o privatizar que buscar soluciones para salvar la nuestro. 

No hay creatividad. No hay visión. No hay estrategia ni plan de país. Claro queda cada vez que leo alguna nota periodística. Aterrada quedé con la nota periodística sobre la crisis de la industria cafetalera puertorriqueña. Y hasta ahí llegamos; porque eso es sagrado. Al final, les ha sido más fácil, importar café que meterle mano a la situación. 

La agricultura fue, por muchos años, parte fundamental de nuestra economía. Se producían lo mejor. Nos vendieron la industrialización, se abandonó la tierra y se establecieron las fábricas. ¿Qué ha pasado ahora? Están cerrando y se están yendo. Además de que en muchos renglones agrícolas no producimos ni para cubrir el consumo nuestro. ¿De qué estamos hablando entonces? Siempre para el beneficio del de afuera.

Creo que es momento de que nos pongamos las pilas y nos pongamos manos a la obra para que, no importa qué hagamos, empecemos a meterle el pecho para sacar adelante el país. Preparémonos, estudiemos, trabajemos y hagamos lo que tengamos que hacer . Yo, como siempre, apuesto y apostaré a lo mío y a los míos. ¿Quién más dice yo?


miércoles, 7 de febrero de 2018

La vela…



Quería pasar olímpicamente del tema de la vela pero, ¡qué va!; al final me ha resultado imposible hacerlo. Así que aquí estoy, trepándome en la sillita. Y es que el asunto requiere análisis y discusión, porque esto no es tan simple ni tan inocente como podría parecer.

Claro está que cada quién va a defenderlo o atacarlo desde su trinchera mirándolo a través de un crisol de colores. Lo justificarán o lo atacarán, dependiendo de su interés o ideología y acusarán “al otro” de que lo ha convertido en algo politiquero.

Lo que quieran; pero si la discusión se queda en este nivel y en la pelea chiquita, perdemos. No podemos despacharlo de esta manera tan simplista porque si lo miramos detenidamente y lo analizamos concienzudamente aquí hay mucho más.

Se puede decir mucho, sobre todo si lo miramos desde el punto de vista de la comunicación. Y en eso me quiero concentrar; en el análisis de lo que se comunica y se proyecta viéndolo desde el enfoque estratégico de relaciones públicas. Podrán estar o no de acuerdo conmigo, pero así lo veo.

Las acciones responden a algo y no surgen de la nada. Si uno quiere obtener una cosa, debe trazar un plan. Se define qué es lo que se desea lograr y en cuánto tiempo. Entonces se identifican las maneras de conseguirlo y se establece el cómo se va a lograr. Entonces se ejecuta.

Tengo que decir que el desarrollo estratégico de la comunicación requiere conocimiento, hacer investigación, ver todas las posibilidades y ángulos, analizar las tendencias y, sobre todo, tener puesto el oído en tierra. No es ‘de la manga production’.

Tampoco es inventárselas en el aire porque ‘sonaría bonito’, ‘estaría cool’, ‘es buena idea’, ‘le puedo sacar ventaja’ o ‘porque sí’. Las cosas deben evaluarse considerando todos los puntos de vista y posiciones porque no es lo que uno cree es, sino la realidad que se presenta. Hay que medir el posible efecto de lo que se hace. Mucho más cuando se trata de instituciones públicas.

Hay dos cosas que un comunicador debe tener claro. Una es lo que entiende que hay que comunicar y cómo, y otra muy distinta lo que se puede percibir o recibir. En ocasiones el resultado no va de la mano de la intención. Esto, mayormente sucede cuando no se ha evaluado el posible efecto del mismo.

Si el envío de la vela se pensó como una estrategia de relaciones públicas, estuvo desenfocada y desacertada. Pudo haber sido una buena idea, pero muy mal ejecutada. Alguien enfocado en la comunicación no hubiese dejado escapar tanto detalle que se debió considerar porque hubiese mirado el bosque y no enfocarse en el árbol.

¿O se pensó como una herramienta de propaganda y se esperaba el efecto que tuvo?. Porque otra posibilidad pudo haber sido, y especulo, desviar la atención de alguna situación complicada o difícil que se esté discutiendo en la opinión pública. Porque, señores, esa estrategia también se utiliza.

Pero tomémoslo por partes. Es un ‘regalo de Navidad’ de ‘La Fortaleza’. En una nota periodística el gobernador Ricardo Rosselló defendía el envío, a través de la Oficina de la Primera Dama, e indicaba que se estaba usando para politiquear. Comentaba el gobernador que se había enviado a alcaldes y funcionarios. ¿A cuáles?

En una nota periodística se indicaba que del medio se habían comunicado con una decena de municipios, tanto del partido en el poder como del contrario, y ninguno había recibido el regalo. Entonces, ¿cuál fue el criterio de envío?. Sería bueno saberlo. Esto nos daría una idea mucho más clara de la estrategia utilizada, si alguna.

Analicemos el caso. Según indicó el alcalde de Yabucoa en otra nota periodística el ‘detallito’, como lo llamó, se entregó hace una semana. Esto significa que lo recibió a finales de enero o principio de febrero. ¿No sería esto muy tarde para enviar ‘un regalo de Navidad’? Esto también comunica otras cosas.

Entonces el secretario de Asuntos Públicos y Política Pública, Ramón Rosario, indica que se hizo “como una medida y propuesta para incentivar la artesanía en Puerto Rico sin ningún motivo político”. 

Interesante por demás que el nombre de la marca sea ‘Coco (o Cocó) Candles’. Él indica, además, que el alcalde le diga a esa artesana que su obra no tiene valor. No me parece que el trabajo de la artesana esté en discusión.

Ahora la primera dama envía una comunicación indicando que se ‘malinterpretó’ el envío del regalo y enfatiza el trabajo artesanal. Menciona “las muchas horas de intensa labor con el propósito de unión y esperanza” y que la intención fue una sola, ‘de unión y esperanza’ como se indicaba en el mensaje incluido con el detalle.

Lo que pasa es que la justificación no va con lo que se denunció. Lo ocurrido nada tiene que ver con el trabajo artesanal. De lo que se trata es de la razón del envío, que indica que fue tardío, y lo que se comunica y proyecta esa acción.

Hay que tener mucho cuidado con lo que se hace porque se podría prestar a malas interpretaciones. Las cosas hay que evaluarlas concienzudamente porque, como dicen por ahí, “El camino del infierno está empedrado de buenas intenciones”. Es indispensable prever y medir bien el efecto de lo que se hace; mucho más por el tipo de regalo y el momento histórico que vivimos.

Lo menciono porque la comunicación no tiene que ver sólo con lo que se escribe o se dice, sino también con los símbolos, con las intenciones, el mensaje entrelíneas y mucho más. Todo lo que se hace comunica y proyecta. El ser humano se comunica a través de los símbolos y mucho de lo que hace es de carácter simbólico.

¿Cómo se pudo recibir el envío de la vela? Como una demostración de insensibilidad. Recién es que muchas personas están teniendo nuevamente el servicio eléctrico. ¿Cómo se le envía una vela a un alcalde donde casi la totalidad de su municipio lleva más de 140 días sin energía eléctrica? Esto es falta de tacto y consideración.

¿Cómo lo puede recibir un alcalde donde, según él indicara en una nota periodística, el gobierno central no ha atendido sus reclamos pero el excandidato a alcalde, del partido en el poder, va junto a la directora regional del Departamento de la Familia a repartir estufas? ¿De qué estamos hablando?

¿Por qué algunos municipios han recibido el apoyo y otros no? Se ve claro con sólo leer la prensa y conocer los reclamos de los diferentes municipios que lo tienen difícil; ¡ah!, y al partido al que pertenecen. Estas cosas; no deben pasar. Los matices y las intenciones están y son fáciles de identificar.  

Y es que aquí mucho se utilizan los símbolos y elementos para hacer propaganda; pero este pasado año se ha utilizado muchísimo más. El uso de colores, nombres y el idioma; entre otras cosas, es la orden del día. También acciones que favorecen a los partidarios o municipios que son afines. Entonces, podría llevar a la mala interpretación de las cosas.

Tenemos que madurar políticamente y mucho nos falta. El discurso es uno y la acción va por otro lado. Se supone que una vez se termina la campaña política y se realizan las elecciones; se deja de ser político para ser funcionario público. En Puerto Rico, lamentablemente, se sigue siendo político todo el cuatrienio.

El cuadro se agudiza porque el fanatismo, el adoctrinamiento y la ignorancia hace que muchos se acuartelen en trincheras ideológicas sin mirar más allá. Tenemos que evaluar las cosas en sus méritos y sin apasionamientos.

Comunicar no es cualquier cosa y hay que saber cómo tratarla. Hacerlo efectivamente requiere conocimiento, investigación, análisis y el desarrollo de estrategias que sean favorables para el cliente y que también se enfoquen en el bien común.

Sólo así podremos desarrollar una comunicación clara, con sentido y efectiva y no tener que estar apagando fuegos o justificando todas las cosas que se hacen. Esto evitaría en gran medida que, cosas tan sencillas como el regalo de una vela aromática, resulte en casi una crisis nacional.