En la mitología escandinava, el trol es un monstruo maligno, muy feo, que habita en bosques o cuevas. En nuestros días, podríamos decir que es una persona que hace una publicación en línea deliberadamente ofensiva o provocativa con el objetivo de molestar a alguien o provocar una respuesta de parte de ellos.
El papagayo es un ave propio de los
países tropicales que aprende a repetir palabras y frases completas. Pero
cuando se refiere a una persona, es que ésta además de hacer lo propio del
animal, lo hace sin mucho conocimiento.
Pues resulta que tenemos muchos troles y
papagayos en las redes sociales. Preocupante. Hago la salvedad, como a veces algunos escriben “que hay libertad de expresión”. Cierto, pero no se puede estirar mucho la goma. Resulta que una cosa es una cosa y
otra cosa es otra cosa. ¿Será que conocerán la diferencia?
Y lo digo porque a veces hay que leer
cada cosa; hasta con palabras soeces y mal sonantes una se encuentra. Algunos
prefieren el ataque, el insulto y la falta de respeto.
La mayoría no tiene idea de lo que
realmente pasa en el país, sino que todo lo miran a través de las tribus de
colores, el fanatismo y la politiquería, repiten una y otra vez alguna frase
que dijo algunos de sus líderes.
En muchas ocasiones, son parte de una
“estrategia’ negativa, porque así la usan, para agitar la opinión pública o
atacar a alguien pero no para crear un espacio de discusión seria. Mucho lo
usan los partidos políticos para hacer creer que la mayoría de la gente está de
acuerdo con ellos o están en contra del contrario.
También están los troles ‘bonafide’.
Estos son fáciles de identificar porque son ‘guerrilla’ y no discuten, en el
buen sentido de la palabra, sobre cosas concretas o algún tema; sino que buscan
ofender o ridiculizar a los demás.
Les gusta “opinar” en temas polémicos;
que en su mayoría no dominan. Interesante, por decir algo, resulta leerlos porque
dejan claramente establecida su ignorancia en los diversos temas.
Foto: Pixabay |
En muchísimas ocasiones, sin tener idea de quién es la persona que escribe, a veces un especialista en el tema, lo atacan inmisericordemente.
El trol siente satisfacción cuando
alguien le contesta molesto porque sabe que cumplió su cometido. En muchas
ocasiones, si nadie le contesta, pone la misma frase varias veces en el mensaje
o en otros. Mientras más los ignoran, más se ofenden.
Repiten frases hechas que no tienen ni
pies ni cabeza; como por ejemplo: ‘Este es independentista, nacionalista, comunista,
socialista”, todo en la misma oración queriendo insultar a la persona. Pues
resulta que son cosas diferentes. De ser todo eso necesitaría medicación,
porque todo a la vez es como tener múltiples personalidades.
Muchos de ellos son limitados en
geografía. Su concepción del mundo es bastante limitada. Algunos, sólo se
limitan a mencionar cuatro o cinco países. Sólo conocen dos repúblicas y no
tienen idea de las otras que existen y que son casi doscientas.
Ahora agarraron la línea de “la prensa
liberal”, bastante trillada ya en el norte. ¿Sabrán realmente lo que esto quiere decir?
Cuando algo no les gusta o va en contra de lo que creen; repiten la frase y la
repiten y la vuelven a repetir. Yo, miro al cielo.
Pareciera que la mayoría de los trol
están peleados con la vida y que antes de sentarse a escribir escondidos detrás
de un ‘seudónimo’, se chupan dos limones, tres grosellas y cuatro tamarindos.
Así que, lo mejor es no sulfurarse,
ignorarlos y llevar la fiesta en paz. Al final, no importan cuántas veces uno
trate de explicarle o darle otro puntos de vista, no van a estar abiertos a
escuchar lo que se les dice. Hay que dejarlos que se crean lo que dicen. No faltaba más.
Demasiado complicado está el cuadro para
complicárselo más. Enfoquémonos en lo nuestro; lo demás, bien gracias.
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