Si algo tengo claro en mi vida, es apoyar
lo nuestro, lo cercano, lo de los míos.
Soy de las que trato, en la medida que sea posible, de apoyar lo de aquí
porque sé lo importante que es para el beneficio nuestro; para nosotros como
país.
Para muchos -pura ignorancia- apoyar lo
de aquí y decirlo es ser ‘nacionalista, independentista, socialista y
comunista’, todo junto como si fueran de la mano; porque ni eso saben
diferenciar. Es ser ‘enemiga’ de un país que no es el mío. Es estar en contra
de lo que ‘se supone’ es lo mejor.
Nada de eso, lo que pasa es que para mí,
el beneficio de Puerto Rico está sobre todo lo demás. Y no es que no visite
tiendas por departamento extranjeras; porque tampoco soy tan obtusa, pero la
prioridad siempre la han tenido los productos y las empresas puertorriqueñas.
Esto es así porque siempre he estado
clara que el dinero invertido en productos y empresas puertorriqueñas, los
agricultores y todo lo que tiene que ver con el país, se queda circulando aquí
y mueve nuestra economía.
Cuando se anunciaba con bombos y
platillos la construcción desmedida a diestra y siniestra de cadenas
extranjeras, porque todo iba a ser en beneficio del cliente ‘a unos precios más
económicos’, hablaba yo del ‘efecto de los veinte centavos’.
Clara estaba. Se hacía la compra en una
gran cadena para ahorrarse 20 centavos en un producto, pero se le iba firmando
la sentencia de muerte a las empresas y los productos puertorriqueños.
Al final, muchos de ellos después que nos
sacaron el jugo, y cuando ya no le daban las ganancias esperadas o por
diferentes situaciones, cierran las tiendas, se van y la abren en otro lugar
donde puedan generar más. ¿Con qué nos quedamos? Sin negocios locales, con poco
de aquí e importando cada vez más.
Y claro, cada quién vela por la mejor
inversión de su dinero y por conseguir ahorros, pero creo que perdimos de
perspectiva, o algunos nunca lo pensaron, el efecto de esto. Nos enfocamos el
dinero que se economizaba pero no en el efecto dominó que esto traería.
Nos enfocamos en el ahora, en el momento,
no en las repercusiones a mediano y largo plazo. Y claro, tampoco nos lo dicen.
No nos han enseñado que apoyar lo nuestro es fortalecer nuestra economía
porque, y aquí vamos otra vez con las ideologías mal entendidas, lo de afuera
siempre es mejor, de más calidad y más barato.
Esta cantaleta la traigo desde hace mucho
tiempo. Al punto que, la última vez que revisé el número y ahora no quiero ni
mirar, se exportaba alrededor del 80% de lo que se consume. Así que, si lo
miramos bien, los que mejor están son los distribuidores.
Encima, y aquí gran parte del problema,
la mentalidad colonialista y el servilismo ha hecho que el aparato
gubernamental le brinde en bandeja de
planta al de afuera, ‘para ofrecer empleos, echar adelante la economía o
cualquier otro cuento de camino’, todas las ventajas y concesiones y al de aquí
le ponen todas las trabas del mundo.
Por lo que observo, Puerto Rico es uno de
los países que poco valor le da a lo suyo. Cada vez que leo “porque en el
estado tal esto vale tal o cual precio”, “es de mejor calidad” y par de cosas
más, pienso en el poco conocimiento del sistema colonial puertorriqueño.
¡Claro que todo va a ser más caro! Con
sólo saber que estamos rodeados de agua y que tenemos que usar la marina
mercante más cara del mundo, tenemos. Pareciera que no conociéramos las cosas
más básicas. Y no conforme con esto, apoyamos y
compramos lo que viene de afuera.
Esta que escribe está consciente que de la única manera que este país va a salir adelante es apoyándonos unos a otros. ¿Cómo? Comprando los productos puertorriqueños, auspiciando los negocios y las cadenas puertorriqueñas y apoyando los proyectos locales.
Nos han dejado caer el paisito en cantos
-esto lo vengo diciendo hace tiempo- para rematarlo al mejor postor. El
gobierno, por años, ha sido deficiente en su función. Ahora, con la excusa del
huracán, es más fácil vender o privatizar que buscar soluciones para salvar la
nuestro.
No hay creatividad. No hay visión. No hay estrategia ni plan de país. Claro queda cada vez que leo alguna nota periodística. Aterrada quedé con la nota periodística sobre la crisis de la industria cafetalera puertorriqueña. Y hasta ahí llegamos; porque eso es sagrado. Al final, les ha sido más fácil, importar café que meterle mano a la situación.
No hay creatividad. No hay visión. No hay estrategia ni plan de país. Claro queda cada vez que leo alguna nota periodística. Aterrada quedé con la nota periodística sobre la crisis de la industria cafetalera puertorriqueña. Y hasta ahí llegamos; porque eso es sagrado. Al final, les ha sido más fácil, importar café que meterle mano a la situación.
La agricultura fue, por muchos años,
parte fundamental de nuestra economía. Se producían lo mejor. Nos vendieron la
industrialización, se abandonó la tierra y se establecieron las fábricas. ¿Qué
ha pasado ahora? Están cerrando y se están yendo. Además de que en muchos
renglones agrícolas no producimos ni para cubrir el consumo nuestro. ¿De qué
estamos hablando entonces? Siempre para el beneficio del de afuera.
Creo que es momento de que nos pongamos las pilas y nos pongamos manos a la obra para que, no importa qué hagamos, empecemos a meterle el pecho para sacar adelante el país. Preparémonos, estudiemos, trabajemos y hagamos lo que tengamos que hacer . Yo, como siempre, apuesto y apostaré a lo mío y a los míos. ¿Quién más dice yo?
Creo que es momento de que nos pongamos las pilas y nos pongamos manos a la obra para que, no importa qué hagamos, empecemos a meterle el pecho para sacar adelante el país. Preparémonos, estudiemos, trabajemos y hagamos lo que tengamos que hacer . Yo, como siempre, apuesto y apostaré a lo mío y a los míos. ¿Quién más dice yo?
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