Por si las moscas...

Los comentarios vertidos en estos escritos son de mi total responsabilidad. Comparto lo que pienso y siento, simplemente para que se pueda apreciar otro punto de vista sobre la cosas. Pueden o no estar de acuerdo con lo que expongo; conmigo no hay ningún problema porque cada quien tiene el derecho a pensar lo que mejor entienda. Los comentarios son bienvenidos. Espero que si alguien difiere, lo haga con respeto; no escribiendo chabacanerías o insultando. Este no es el lugar para eso. ;-)

miércoles, 31 de octubre de 2018

Y volvieron los dramas turcos a mi vida



Los últimos dramas turcos que vi, fueron en el 2015. Mi drama turco favorito, Karadayi, terminó el 15 de junio y Kara Para Aşk terminó el 15 de julio. Después de esos, aunque me interesó alguno, los toree porque suelen ser por temporadas y durar par de años. Y pa' tanta espera ya no estoy. Tendría que ser tan buena como Karadayi para pasar por lo mismo.  

Pero en las pasadas semanas me tropecé en YT con un avance de ‘Erkenci Kus’. Me estuvo divertida la escena, así que inmediatamente la busqué. Cuál no fue mi sorpresa al encontrarla subtitulada al inglés y al español. Y eso es algo bastante raro porque se puede decir que recién está empezando porque sólo llevaba 16 episodios. Así que me embarqué otra vez, y me puse a verla.

Erkenci Kus es una comedia romántica de, posiblemente 20 episodios. Esto lo deduzco por alguna información que leí en las redes. Bueno, por lo menos la primera temporada porque en realidad no sabemos si tendrá alguna otra.

Los sábados se transmite un episodio de dos horas. Interesante por demás, que ya el domingo se puede ver subtitulado al inglés y en par de días en español. Eso da un indicio de la gran atención que ha llamado. La verdad, es que es bastante divertida.

La comedia romántica está protagonizada por Demet Özdemir (Sanem Soysal) y Can Yaman (Can Divif); que tengo que decir que me encantan. Sobre todo porque saben balancear muy bien la comedia y el drama. Además de que son adorables, muy naturales y tienen muchísima química.

La trama es interesante. La familia de Sanem, la protagonista, tienen una pequeña tienda en el barrio. Lale, la hermana mayor, es la secretaria de uno de los hijos del dueño de una agencia de publicaciones.

Sanem vive feliz ayudando a su papa en la tienda. Sus padres para obligarla a que busque un trabajo, le dicen que la van a casar con uno de los chicos del barrio. Bastante divertido es ese personaje. Es un nene de mami que toda la vida ha estado enamorado de ella y se cree que de verdad los padres lo quieren de yerno y lo que están tratando de hacer es asustar a Sanem para que se mueva.

Surge una plaza en la agencia de publicaciones y los padres le piden a Lale que hable con su jefe y le consiga trabajo a Sanem. Ella no quiere, pero al final accede porque piensa que no la van a considerar. Ambas se van para la oficina.

Esa noche es la celebración del cuadragésimo aniversario de la agencia y hay una fiesta. Sanem que tiene una mente casi fotográfica, cuando conoce al dueño le dice algo muy específico de la última publicación de la revista y él y su hijo quedaron impresionados. Así que por cosas de la vida, ella acaba contratada como parte del equipo de ‘tráfico’.

Can Divit, el hijo mayor del dueño, es un fotógrafo famoso y fue de visita a Estambul para celebrar el aniversario de la empresa. Viste lo más casual e informal posible, tiene barba, el cabello largo y hasta una cola de caballo usa. Su padre quiere que se encargue del negocio, pero él nunca ha querido y le dice que ponga al frente a su hermano pequeño, Emret Divit.

El padre no confía en él porque entiende que no sabría llegar el negocio, además de que su ex novia, que había sido despedida de la empresa, se había robado algunos clientes. Así que su padre no confiaba mucho en él.

Todos los empleados tenían que ir a la fiesta. A Can le habían separado uno de los balcones del teatro, porque no le gusta mucho ese tipo de celebraciones donde vería la actividad con su novia, que también llegaría para la celebración. El ‘jefe’ de Sanem le da mal las instrucciones y le dijo que el lugar de los empleados era arriba.

Cuando ella sube al balcón, que está oscuro, sale este hombre y la besa. Ella se asusta y sale corriendo. Él no sabe quién es, pero se da cuenta que no es su novia y se cuestiona a quién habría besado. Sólo se queda con el aroma de ella. Sanem y la novia se cruzan en la escalera.

Cuando a ella se le pasa el susto, quiere saber quién es su ‘albatros’ y trata de identificar a quién la besó. Sólo recordaba los zapatos de charol y que tenía barba. Como Can no está cómodo en etiqueta, se cambia inmediatamente. Cuando ella lo ve, ni repara mucho en él por como estaba vestido.

El padre de Can le cuenta que tiene espía en la compañía y le pide que se quede, él no quiere. El padre se pone mal y el médico le dice cuál su condición; así que Can decide quedarse por un tiempo y descubrir quién es el espía. Sin saber su padre y él, que todo es obra de su hijo Emret y su aún novia escondida Aylin.

Su padre se va de viaje. Al siguiente día Can llega a dirigir la empresa y se tropieza con ella. Se da cuenta, por el aroma, que es la muchacha que besó. Así que empieza a observarla. Como viene con la idea de encontrar el culpable, cambia las claves, manda a revisar las computadoras, etc.

Al enterarse que era nueva; sólo ella, su hermano y él tenían los accesos. A la hermana la suspenden un tiempo porque encontraron actividad sospechosa en su computadora y fue que Emret le envió unos archivos a su novia y luego los borró.

Emret embauca a Sarem diciéndole que su hermano lo que quiere es vender la empresa y su hermana se quedará sin trabajo. Le pide que lo ayude a evitar que Can lo haga. Además de que le presta dinero para salvar el negocio familiar.

Ella empieza a ayudar a Emret sin saber lo que realmente pasaba y a boicotearle el trabajo a Can. Muchas cosas resultan en escenas buenísimas. Luego descubre lo que realmente quiere Emret y no quiere ayudarlo, pero él la tiene controlada por lo del dinero.

Sarem sigue buscando a su albatros y él trata de que ella sepa que es él. Le pregunta porqué no lo tiene en la lista porque había ido a la celebración y tenía barba y ella le dice que por los zapatos. Se van enamorando, pero ella sigue fiel a su albatros, así que él ‘se descubre’ y se hacen novios.

La felicidad no dura mucho porque él descubre que ella le mintió, no quiere saber de ella. Hay uno de los clientes que es italiano y que queda prendado de Sarem desde que la conoce. Ahora que sabe que ya Sarem y Can no son novios, quiere conquistarla. Además de que ella se asocia con él porque hace perfumes como pasatiempo y le había recomendado unas cosas para mejorar uno que estaba en el mercado.

Cuento largo, corto. En los avances del episodio 18, Can sabe la verdad sobre su hermano. El italiano está trabajando fuerte para enamorar a Sarem y Can no puede con los celos. Veremos si termina en 20 episodios o qué pasa.

Hay algunas historias secundarias que son buenísimas y algunos personajes súper buenos. Yo hubiese trabajado menos lo que pasan en el barrio con su madre y las vecinas. Algunas cosas son graciosas, pero otras las estiraron mucho y a veces, como que cansan.

Sumando y restando, es una comedia excelente y vale la pena verla. Confieso que me río muchísimo con algunos de los personajes. Resultó tan buena, que después de tres años sin ver ninguna producción turca, Erkenci Kus me vuelve a tener pendiente al nuevo episodio. Gracias a Dios que la comencé a ver en el episodio 16, porque si hubiese sido desde el primero, me hubiese desesperado porque ya no estoy para los maratones turcos.




sábado, 6 de octubre de 2018

Si se entendiera qué es relaciones públicas



Si se entendiera qué es relaciones públicas, las verdaderas, no las pseudo, las disfrazadas, las mal adjudicadas, los cuentos de camino o las leyendas urbanas, tendríamos un escenario social diferente y una mejor calidad de vida.

Si se conociera su alcance nos daríamos cuenta de lo importantes que son. Y es que las relaciones públicas es una de las profesiones más completas y multidisciplinarias; pero también una de las más complejas dentro del campo de la comunicación. Su radio de acción es vasto y variado.

Esto hace que, en muchísimas ocasiones, sea un poco difícil explicarla y aún más, entenderla. Como profesionales del campo, tenemos la responsabilidad de educar a los demás sobre sus virtudes y lo que representa para la sociedad.

Las relaciones públicas es un “proceso de comunicación estratégica que construye relaciones mutuamente beneficiosas entre las organizaciones y sus públicos”. Esa definición, que parece tan sencilla, pudiera no dejar apreciar su gran impacto.

Las empresas se establecen en una sociedad porque responden a una necesidad existente. Es por esto que buscan relacionarse de manera efectiva con sus diferentes públicos, que pueden ser muy variados. La estrategia de comunicación, que es cómo la empresa se va a comunicar o a acercarse a estos públicos, recae sobre el relacionista.

No importa el tipo de empresa que sea, las relaciones públicas son necesarias. El relacionista investiga los diferentes públicos, tanto internos como externos. Así conoce sus intereses y necesidades y los alinea con los objetivos empresariales.

Su responsabilidad en el desarrollo y ejecución de estrategias para lograr esa comunicación, estrechar lazos y establecer relaciones mutuamente beneficiosas, es muy grande. Luego evalúa lo que se implementó para conocer si fue efectivo o no y poder así, revisar, eliminar, modificar o cambiar lo que sea necesario.

Esto requiere, y es una de las cosas más apasionantes que le veo a nuestra profesión, un vasto conocimiento en la materia y en diversidad de áreas. Hay que saber de todo; de la industria con la que se trabaja, de historia, de economía, de política, de arte, lo que está pasando en el país, pero también en el mundo.

También se debe saber de protocolo, de redacción, de medios y redes sociales, quiénes son los líderes en las diferentes áreas de la sociedad y de mil cosas más. Por eso es que hay que estarse educando continuamente. A mayor conocimiento, mejor desarrollo y ejecución.

El saber, el conocer, nos da la profundidad necesaria para desarrollar estrategias de comunicación efectivas. Esto es importante porque de no trabajarlas correctamente se podría estar afectando a personas, empresas y grupos.

La profesión requiere los niveles más altos de conocimiento, ética y credibilidad, entre otras, en su ejecución. Por eso es que en Puerto Rico, desde hace diez años, se requiere una licencia para ejercerla (Ley Núm. 204 del 8 de agosto de 2008 para la creación de la Junta Reglamentadora de Relacionistas de Puerto Rico).

Esta licencia no busca limitar o cerrar un círculo y que nadie entre. Al contrario; lo que busca es quienes quieran ejercer las relaciones públicas lo hagan legalmente, de la manera correcta, que se eduquen constantemente y que aprendan a ejecutarlas ética y responsablemente.

La comunicación no es un juego, ni comunicar es cualquier cosa. Muchos piensan que es fácil y que cualquiera puede hacerlo. No todo el que dice que es ‘relacionista público’ tiene la preparación, el conocimiento y la experiencia para manejar la comunicación de una empresa, una organización o una persona. 

He ahí el porqué vemos, casi a diario, tantos desaciertos en la comunicación de agencias de gobierno, entidades, organizaciones y empresas. Lo más impresionante de esto, es que los errores, algunos crasos, son cosas básicas que con un poco de conocimiento en el área se hubiesen evitado. 

Las relaciones públicas no es una moda, un juego o un capricho, tampoco una tendencia; por lo que hay que practicarlas con la seriedad que ameritan porque ejercerlas, conlleva una gran responsabilidad. Por eso no debe estar en las manos de personas erróneas.

Y me refiero a los que no se siguen los principios éticos, no se preparan y no buscan el bien común. El que crea que el fin justifica los medios, le está haciendo un servicio flaco a la profesión y está dejando de ser responsable con el cliente, con la sociedad y, sobre todo, con él mismo.

El relacionista, el que está claro de lo que conlleva la profesión, busca construir, edificar y fomentar relaciones, no troncharlas o afectar a los demás. Desarrolla iniciativas que sean beneficiosas para el cliente, pero también para los demás.

Busca trabajar por el bien común y conseguir lo mejor para todos. Y esto quedó clarísimo durante el paso del huracán María con la respuesta de muchísimas empresas, organizaciones, grupos y la diáspora.

Estos grupos reaccionaron de manera inmediata, aún cuando el gobierno todavía no se había dado cuenta de lo que había pasado. De no ser por ellos, que ya tenían programas preparados porque dentro de la planificación estratégica se incluye el manejo de crisis, la primera respuesta hubiese sido casi nula.

Gran parte de nuestro trabajo tiene que ver con la opinión pública. Aquí no caben las medias verdades, la falta de información, la omisión, la propaganda y la manipulación, entre otras cosas, y diariamente vemos mucho de eso. Lamentablemente muchos confunden esto con relaciones públicas. Cuando venimos a darnos cuenta, todas tienen efectos negativos.

La gran diferencia con todas esas cosas es la intención y las tácticas que se usan. Las relaciones públicas trabajan con la persuasión, el bien común; no para destruir, denigrar o afectar a otros. Se persuade, no se manipula. Cuando se persuade se da toda la información para qué, por el análisis, las personas opten por lo que usted presenta, porque entienden es lo mejor.

La manipulación, por otro lado, solo da la información que le favorece al que la ofrece; la demás se omite para que escojan su planteamiento. Lo peligroso de esto, es que las personas toman sus decisiones fundamentadas en premisas falsas pensando que es lo mejor.

Antes de llamar relaciones públicas a algo, hay que evaluarlo. Si sus connotaciones son negativas, no es relaciones públicas. Si hay duda, se busca o se pregunta, pero no se debe repetir como el papagayo todo lo que otros dicen. 

Las relaciones públicas están fundamentadas en la responsabilidad social y el bienestar común. Por eso busca el entendimiento, lograr consenso y tender puentes. El sentido ético, el apego a la verdad y el compromiso con los demás, son fundamentales en el diario vivir de un relacionista.

Si se practicaran más las relaciones públicas, se buscaría estrechar los lazos entre las organizaciones y los públicos a los  que sirve. Se investigaría más y se trabajaría para atender las necesidades de las comunidades.

Se trataría de entender la opinión pública y que todos tienen el mismo derecho a ser escuchados. También habría más transparencia,  menos confusión y más consenso entre las partes. Se trabajaría más por el bien común. 

Tendríamos una mejor sociedad y un mundo mejor; de eso, no tengo la menor duda.