He estado rumiando esto por bastante tiempo. No quería treparme a la sillita a despotricar desde la emoción. Ya una vez escribí que así era que actuábamos y no quería caer en lo mismo. Así que me tomé mi tiempo para pensar y analizar. Como siempre digo, este es mi punto de vista, mi manera de ver la cosa y no tienen que estar de acuerdo con ella. Que cada quién llegue a sus conclusiones; éstas, son las mías.
Una de las cosas que más me impresiona, es que estemos tan sorprendidos y tan ofendidos con lo que está pasando en el país. Somos tan o más responsables que el gobierno -al que acusamos- porque hemos sido sus cómplices desde siempre. Lo más inaudito es que le echamos toda la culpa a ellos. Antes el malo era Fortuño, ahora es García Padilla. Al parecer, estos dos últimos sólo están pagando los platos rotos de lo que se estuvo haciendo por décadas. ¡Mira lo que nos hacen!, ¡Nos han fallado!, ¡Son más de lo mismo!, ¡Le faltaron a la palabra al pueblo!, ¡No sirven!.
Y encima, tan faltos de respeto como somos le ponemos todos los sobrenombres y adjetivos que queremos a los funcionarios y exfuncionarios de gobierno. Como si con eso hiciéramos las gran cosa. Lo único que demostramos es tener poca educación. Hay que tener muchísimo cuidado con las cosas que hacemos y decimos. ¿Libertad de expresión? ¡Por favor!, nos agarramos de eso para hacer todas las barbaridades que queremos. Aclamamos ese derecho pero, ¿y qué con el derecho de la dignidad y respeto que tiene la otra persona? Esto es una carretera de dos vías. Creemos que podemos hacer lo que nos da la gana “dis” que porque ellos se merecen eso y más. Y nosotros, ¿qué nos merecemos?.
La situación que ahora enfrentamos; no surgió de momento. Esto se viene cocinando desde hace mucho tiempo, pero como no hemos hecho nuestro trabajo como pueblo; ahí están las consecuencias de nuestra dejadez y de no asumir nuestra responsabilidad. Ahora acusamos, señalamos y exigimos; eso lo debimos haber hecho mucho antes. Nos dormimos con candidatos, con cancioncitas y bailecitos, con ofrecimientos a manos llenas y con “abundancia” a costa de endeudarnos como pueblo. Nos dejamos llenar los ojos y no nos detuvimos a pensar. Nuestro papel se redujo a aplaudir; pero no a pasar juicio sobre lo que se decía, lo que se hacía, lo que se prometía. Triste ha sido que muchas cosas sólo resultaron ser espejismos de un oasis en el desierto.
A través de las décadas, los partidos fueron engordando -a todos los niveles- las filas del servicio público con los que los apoyaron en las campañas, con sus fieles seguidores y a los que le debían favores. También contrataron compañías privadas donde el favoritismo eclipsaba el mérito y por la puerta ancha salía, posiblemente el que menos mérito tenía. Más que velar por la sanidad económica del país, se velaba por los intereses partidistas, por acomodar “su gente” y por no perder el poder. Ese bendito poder que está demostrado que no todo mundo puede manejar porque hay que estar bien claro y bien plantado para no dejarse corromper y seducir. Este cuadro lo completamos nosotros, que por nuestra ceguera, apoyamos todo esto de manera irracional. Por eso, es que estamos aquí.
Y es que nunca hemos tomado en consideración la situación del país, el manejo de sus recursos, el endeudamiento público y quién podría ser el que realmente pudiese aportar al desarrollo socio económico de Puerto Rico. Necesitamos dejar el tribalismo y empezar a ver esto, no por colores, sino como administración de los recursos del pueblo. Bueno, de lo que queda, porque ya casi no queda nada… y lo más triste, es que nosotros lo avalamos al firmarle a los partidos un cheque en blanco sin ninguna fiscalización. Si lo hace el de nuestro partido, lo justificamos, si lo hace el contrario, lo destrozamos; pero no buscamos, no analizamos, no evaluamos; simplemente lo entregamos.
Dos situaciones han movido la opinión pública: la privatización del aeropuerto y el caso de la junta de retiro. Pregunto yo, ¿cuál es el alboroto? ¿Por qué no nos preocupamos antes cuando esto ha sido algo paulatino y degenerativo? Desde hace tiempo los economistas y los entendidos han venido advirtiendo estas cosas. ¿Por qué ahora la sorpresa? Claro, porque mientras no me toca a mí, no me interesa. Ahora, que lo tenemos de frente, es que reaccionamos. No nos preocupamos por evitarlo; pero ahora lo que procede es echarle toda la culpa al gobierno.
Me impresiona cómo los partidos políticos se mueven en esto. ¡Mire, todos han sido corresponsables de la debacle en la que está el país! Sin embargo, ahora vienen a “salvar” las cosas, pero mientras estuvieron en el poder se sirvieron con la cuchara grande y no hicieron absolutamente nada por evitarlo. Cuando están en minoría, sí. No sé con qué fuerza de cara se atreven a decir nada. Lo más increíble es que todavía los militantes le creen. Vuelvo y repito, necesitamos educarnos; necesitamos crecer.
Un amigo trajo un punto en estos días que me hizo pensar mucho sobre la situación de retiro y tiene muchísima razón en sus argumentos. Los empleados de la empresa privada no cuentan con un sistema de retiro. ¿Qué les deparará cuando se jubilen? ¿Alguien tan siquiera ha pensado en eso? Éstos también serán parte de esta sociedad jubilada, pero pobre; porque entre el seguro social, que también está en problemas y los ahorros que algunos puedan tener, mucho no podrán hacer.
Creo, y me disculpan ésta, que deben hacerse unos ajustes importantes en el sistema. El gobierno se ha hecho uno muy paternalista y se ha excedido en muchas de las cosas. ¡Ojo!, que no estoy hablando de los méritos de los empleados públicos; sólo de una administración responsable de los recursos y de no hacer las cosas para asegurar votos. Y con todo el respeto que se merecen las uniones, en ocasiones deberían evaluar bien las cosas antes de actuar. La unión debe ser un facilitador, no otra cosa.
Respecto a la privatización del aeropuerto, tengo que dejar claro que nunca he estado de acuerdo con la privatización de nada. Pero tengo que admitir que en muchas ocasiones es el resultado de mucho tiempo de negligencia, de abandono y de nuestra complicidad. ¿Cuántos de nosotros no cuidamos los recursos, los dañamos y los ensuciamos? Sólo reaccionamos y no prevemos las cosas. Si lo hubiésemos mantenido en condiciones óptimas, si no hubiésemos improvisado tanto en su construcción y si no hubiese sido botín para algunos, menos posibilidades habría de tener que privatizarlo. Acción trae reacción y cosas que hacemos tienen consecuencias. ¿Cómo llegamos hasta aquí?
¿Sólo vemos el aeropuerto como “patrimonio”? ¿Qué de las otras cosas que también están en manos extranjeras?. TODO lo hemos cedido. Hemos permitido que otros se hagan cargo de lo que es nuestro; empezando por los monumentos históricos. No hemos sabido retenerlos, cuidarlos, protegerlos, valorarlos. No nos importan hasta que se va a hacer alguna transacción con ellos y entonces hablamos del patrimonio del pueblo puertorriqueño. Nos rasgamos las vestiduras y nos damos golpes de pecho pero reconocer nuestra culpa, nada que ver.
Alguna responsabilidad también tienen los medios que sólo presentan la situación como cosa del gobierno. La responsabilidad es compartida por todos y los medios, también la suya tienen. Muchas mechas encienden. Adjudican culpables pero poco análisis profundo de las cosas y poco análisis histórico vemos. En muchas ocasiones el titular es incendiario y nada tiene que ver con la nota. Gracias a Dios no son todos, porque sería el colmo. Mucha gente se deja impresionar por lo que lee, lo que ve y lo que escucha en los medios. ¿Y entonces?.
Sigo creyendo que la privatización no es la solución, pero mientras nosotros, el gobierno, los políticos y todo pájaro viviente no asumamos nuestra responsabilidad y no trabajemos para hacer de éste un mejor país, nada que se diga va a cambiarlo. Es obligación de todos velar, proteger y cuidar nuestros recursos. Poco podremos hacer con las decisiones ya tomadas. De aquí en adelante debemos estar más pendientes a las cosas, ser más y mejores fiscalizadores, no dar tregua a nada y buscar mejorar esta sociedad en todos los aspectos. Rescatemos lo que es nuestro, pero de la manera que tienen que ser. No dejando que lleguen a situaciones como ésta; sino haciendo las cosas bien desde el principio para que no haya posibilidad de nada. Y si queremos enderezar este país, tenemos que reaccionar y no darle carta blanca a los políticos; porque eso hemos hecho todo este tiempo, y miren dónde estamos. Ojalá -confío- que empecemos a hacer algo.
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