Pinky: Cerebro, ¿qué vamos a hacer esta noche?. Cerebro: Lo mismo que hacemos todas las noches, Pinky, ¡tratar de conquistar al mundo! |
Los relacionistas somos como Pinky y Cerebro, buscamos dominar el mundo. Nos movemos entre sombras, como una organización secreta, de espionaje. Somos como agentes especializados de grupos elites. James Bond es un bebé de biberón al lado nuestro. Conspiramos. Causamos problemas, enredamos las cosas, las escondemos, las tapamos y lo cambiamos todo a nuestra conveniencia. Sabemos karate, esgrima, somos ninjas entrenados y luchamos con cocodrilos.
Vamos por el mundo causando estragos, cambiamos el clima, el tiempo, desplomamos economías, tumbamos gobernantes; somos malos... Llevamos tatuado el símbolo RR.PP. en nuestro cuerpo, marca que demuestra que somos parte de ese selecto y malévolo grupo secreto que vira todo “patas arriba”, que siempre se sale con la suya y que domina el mundo. Somos terribles. Somos invencibles. Buuuaaajaajajajaja ¡¿EN SERIO?!.
Esa es la película que me hago cada vez que escucho alguna “leyenda urbana” sobre los relacionistas. Porque a ese nivel hemos llegado. Es que de mucho cuento, historias y leyendas vivimos. Repetimos lo que escuchamos, hablamos sin saber y decimos lo primero que se nos ocurre, sin tan siquiera analizar, evaluar, buscar o intentar conocer. Pero nada, para eso estamos aquí, para desmitificar un poco la cosa.
Primero que todo, el término “relacionista público” es incorrecto. ¡¿Cómo?; si así lo dicen en prensa, radio y televisión!; dirán algunos. Pues no por eso está correcto; diré yo. Por definición, según la RAE, el relacionista es la “persona que desempeña esa profesión” (las relaciones públicas); sólo eso. De público, nada. Primer punto aclarado; espero...
Y entonces, ¿qué son las relaciones públicas?. Según la nueva definición de varias organizaciones profesionales internacionales, “relaciones públicas es un proceso de comunicación estratégica que construye relaciones mutuamente beneficiosas entre las organizaciones y sus públicos”. No tiene que ver con otras cosas que se le adjudican; mucho menos con cosas nebulosas o maquiavélicas. Aclarado también, seguimos.
A diario escucho cada disparate sobre la profesión y los relacionistas y me digo: “Bueno, no todo el mundo tiene conocimiento sobre todas las cosas. Tenemos que educar más sobre lo que son las relaciones públicas, qué es un relacionista y el trabajo que hacemos para que las personas entiendan”. Lo que pasa es que a veces, -como la ocasión que me ocupa- el mantra no funciona, el entendimiento se acaba y a uno no le queda otra que reconocer que la ignorancia es atrevida y algo tiene que decir.
Un director de una organización reconocida comentó en un artículo de un blog de negocios que lo que decía el gobierno sobre un tema que está en la discusión pública le parecía “bullshit de relacionista público”. Pues lo primero que pensé fue; ¿tiene relacionista en su institución?. ¿Piensa que lo que esa persona dice sobre su organización o hace también es bullshit?. ¿Será posible tanto desatino?. Es que hay que medir lo que se dice; y no disparar de la baqueta, porque se puede pegar un tiro en el pie.
Como si fuera poco, leí en la noticia sobre el resultado de la prueba de paternidad a un líder religioso, (según la descripción dada) que por años -y para de una u otra manera ocultar la identidad del hijo y manchar su reputación, la de sus amigos y familiares cercanos-, los directores de la congregación, algunos fieles, líderes políticos y “relacionistas públicos” manipularon y usaron -con premeditación y alevosía- “recursos dañinos, engaños, vituperios, difamaciones, calumnias, maldad, persecuciones selectivas y violencia…”. ¡Pero si es que entre los talibanes y nosotros no hay diferencia!.
Estos dos ejemplos, entre muchos más que vemos a diario, sólo demuestran que aunque se ha caminado mucho para dar a conocer las relaciones públicas y la labor del relacionista, todavía falta bastante por hacer. Educación formal existe. También las organizaciones profesionales hacen su parte. Se va ampliando el conocimiento en el campo y entendiendo mejor; pero todavía queda mucho desconocimiento y un mal concepto entre la población. ¿Y esto por qué?.
Esto podría tener mucho que ver con las personas que, de una manera u otra, han incursionado en el campo y no han estado preparadas para ello o su móvil nada tiene que ver con el bien común. Nuestro trabajo, ante todo, debe estar basado en la ética; en nada más. La responsabilidad que tenemos con la sociedad nos requiere ese nivel, no otro. Siempre digo que la comunicación es como un arma; dependiendo para lo que la uses, será su efecto. Y lo más seguro es que esta mala fama nos la hemos ganado por aquellos que nada tienen que ver con los principios morales y éticos que nos rigen y que van haciendo cosas contrarias a lo que se supone se haga.
Los que practicamos las relaciones públicas en toda su amplitud debemos siempre guiarnos por los cánones éticos que rigen nuestra profesión, construyendo relaciones sólidas y duraderas entre nuestros clientes y sus diferentes públicos. Debemos siempre buscar el entendimiento, a través de un programa de comunicación estratégica que vaya enfocado, más que todo, al bien común y al fortalecimiento de una sociedad más justa y con una mejor calidad de vida.
Debemos nosotros ser los mejores promotores de nuestra profesión haciendo siempre lo propio, lo justo, lo correcto; lo que hay que hacer. Que podamos todas las noches acostarnos con la conciencia tranquila por un trabajo bien hecho; por haber hecho las cosas bien; por haber aportado nuestro granito de arena a mejorar esta sociedad. Porque como siempre les digo a mis estudiantes, en esta profesión lo único que uno tiene es la reputación y la credibilidad. Si eso se pierden, no queda más.
Se aprende con el ejemplo; se enseña modelando. Eduquemos a los demás. Seamos ejemplo. Que la personas conozcan y reconozcan nuestra profesión por el resultado de nuestro trabajo. Que no haya duda hacia dónde es que se inclina la balanza y que lo otro, nada tiene que ver con nosotros. Sólo así lograremos lo que no han podido Pinky y Cerebro, conquistar el mundo... Buuuuaaajajajaja.
Excelente, Marisa, gracias por trabajar textos útiles y explicativos como éste, que nos facilitan la vida a los demás profesores de relaciones públicas, que también somos "relacionistas" (licenciados, además), pero NO públicos: ni hombres ni mucho menos mujeres públicas -como les digo a mis estudiantes-. Nada, lectura obligatoria para mis alumnos de ahora en adelante. GRACIAS.
ResponderEliminarEduardo, siempre me sacas un sonrisa. Gracias por tu comentario. Sólo quise tratar de poner en perspectiva algo que mucha gente no entiende y que es nuestra profesión. Y una de las cosas más importantes, que está fundamentada en la ética; cualquier otra cosa, nada que ver. Un abrazo.
EliminarVuelvo a decir lo que puse en Facebook.... lectura obligada para TODOS aquellos que tienen duda sobre nuestra profesión, pero que enseguida nos buscan cuando se les tranca el bolo. Gracias!
ResponderEliminarCarlos, se agradece el comentario. Y tienes toda la razón. Cuando se les tranca el bolo, corren donde un relacionista para que les ayude a solucionar el enredo. jeje Un abrazo.
EliminarQue puedo decir...
ResponderEliminarSoy estudiante egresada de R.P y me encanta que profesionales en el campo compartan este tipo de lecturas. Que si bien es cierto; a una mayoria le aplica (lo de pinky y cerebro), como dicen por alli " no todo esta perdido" y hay estudiantes como yo, que tienen la fortuna de tener profesores sensibles y responsables con una nueva generación. Gracias por motivarnos a seguir creciendo de manera holistica.
Estefania, gracias por tus palabras. Es importante que siempre mantengas este mismo espíritu y te desempeñes en el campo de una manera ética, comprometida y con responsabilidad. El futuro es de ustedes. Mucho éxito. Saludos.
EliminarEs la primera vez que leo uno de sus escritos y es excelente. Una manera directa y suave para comenzar a entender nuestra profesión. Muchos necesitan RESPETAR, pero a nosotros nos toca hacer que las personas sepan y entiendan nuestra profesión. Saludos desde Puerto Rico
ResponderEliminarMileny, gracias por tus palabras. Como bien dices, debemos hacer que las personas conozcan y entiendan nuestra profesión. El modelaje es la mejor manera de hacerlo. Saludos.
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