Por si las moscas...

Los comentarios vertidos en estos escritos son de mi total responsabilidad. Comparto lo que pienso y siento, simplemente para que se pueda apreciar otro punto de vista sobre la cosas. Pueden o no estar de acuerdo con lo que expongo; conmigo no hay ningún problema porque cada quien tiene el derecho a pensar lo que mejor entienda. Los comentarios son bienvenidos. Espero que si alguien difiere, lo haga con respeto; no escribiendo chabacanerías o insultando. Este no es el lugar para eso. ;-)

miércoles, 6 de marzo de 2013

A mí, no me basta una semana para celebrar la "mujerez"

Todos los derechos son de Quino. Sólo lo tomé prestado por la mujerez.


Hay temas y hay temas. Y éste, sin proponérmelo, podría levantar una que otra roncha. Así que, antes de esta “trepada” hago la salvedad de que no busco ofender a nadie. Ojalá que no lo tomen personal. Que esto es lo que pienso, que es una opinión, y que cada quién puede adjudicarlo o desecharlo; según entienda. Mi intención sólo es que haya otro punto de vista. Aclarado esto, entro en materia.

A veces soy la nota discordante; y en este tema que nos atañe, que es la celebración de la semana de la mujer, puedo serlo un poco más. Nunca he podido entender por qué; pero me parece que esto de “celebrar” la semana de la mujer como que está de más. Nos dieron una semana como diciéndonos “ahí tienen varios días para hacer lo que quieran y hablar de todo lo que aspiran lograr”. ¿Será posible? Y espero que no me malinterpreten pero, ¿por qué una semana?; ¿qué de las restantes 51? Es como si tuvieran una atención con nosotras para que “aguantemos” lo que venga el resto del año. Y es que nos hemos ubicado en un “comfort zone” y esto se ha convertido en una rutina espantosa.

Interesante resulta, que durante marzo, que es el “mes de la mujer”, suele ser uno de los meses con más casos de violencia doméstica. A los estudiantes de opinión pública le asigno un trabajo donde deben monitorear y analizar un tema durante un mes. En dos ocasiones, durante el segundo semestre, he asignado la violencia doméstica y, dicho por ellos mismos, la incidencia es altísima; más que en otros meses. ¿Por qué es esto? ¿No es el mes de la mujer? ¿No es el tiempo de celebrar, de reconocerla? Por eso digo que esto, nada hace; con el perdón de los que crean otra cosa.


Creo que esto del feminismo y la igualdad, y sigo pidiendo perdón, en la mayoría de las casos no se lleva como debiera. ¿Por qué ser igual a los hombres? ¿Por qué bajar de nivel? Jejejeje ¡Que es broma! (Algo pesadita). En serio, creo que somos complemento, no iguales. No sé cuál es la razón para querer ser igual, “guerrear” con ellos y verlos como enemigos. Me parece que tenemos un problema de “manejo de conceptos” y, con el perdón, de complejo. Las que nos limitamos y tiramos las rayas somos nosotras mismas. Así que mucho colaboramos para que esto no cambie. Insisto, no somos todas.

Una de las cosas que no entiendo es este afán desmedido de usar la diferencia de géneros en el idioma. El idioma provee para la inclusión de géneros. No tiene que ser nosotros y nosotras; ellos y ellas, el (la) y mucho menos usar el @ (amig@s); este último, ¡porque no es un elemento gramatical!. ¿Será posible? El problema no está en lo que se escribe, está en la mente de la persona que lo lee. Puede leer ellos y ellas, pero si está cundido de prejuicios y de ideas preconcebidas sobre la mujer aunque se le desmenuce el “ella”, JAMÁS valdrá algo. En vez de entrar en esta discusión estéril, deberíamos empezar a educar sobre los géneros, sus derechos y sus deberes. No pare más.

En una ocasión estuve participando en Sagrado en un panel sobre la violencia doméstica junto a la que en ese entonces, era la procuradora de la mujer. No recuerdo quién más estaba. Estaba yo analizando el problema desde el punto de vista de comunicación. Nada, que salió el tema del machismo y he dicho yo, con toda la naturalidad del mundo, que las primeras machistas éramos las mujeres. Al parecer, cometí un pecado capital al decirlo. ¡Me cayeron chinches! Hasta en prensa salió la cita. Pero eso creo y es la pura verdad. Y me explico.

La educación de los hijos, sobre todo en otras décadas, recaía casi en su totalidad en la madre. Era su responsabilidad, según el concepto social, ella debía estar en la casa con los chicos y el marido ser el proveedor. Pues hemos sido nosotras las que, a través del tiempo, le hemos inculcado los roles, los prejuicios, los valores, etc. La niña es de la casa, los niños son de la calle. Los niños no lloran. ¿Cuántas novias tiene el nene?. ¿Pa’ quién es eso; pa’ las nenas?. Que los papás cuiden a su nena; mi hijo es el nene. Montones de cosas como esas escuchamos a cada rato. ¿Entonces? 

Además, de que ellos aprenden por lo modelado. Como ven que su papá trata a su mamá, así tratarán a su esposa. Si somos un zafacón de golpes, si permitimos que nos maltraten verbalmente, si dejamos que nos limiten y nos inutilicen, sin dejamos que hagan con nosotras los que les da la gana y lo tenemos que  aguantar por los hijos o por que el divorcio no es opción; estamos mal. Mientras sigamos mirando el piso y no levantemos cabeza, seguirá pasando lo que hasta ahora vemos con regularidad. Después preguntamos qué pasa. 

Cuando veo algunos líderes, personalidades de la historia o actuales, que creen en los derechos de las mujeres, que los propulsan y que buscan su desarrollo, pienso que su mamá debió ser excepcional y les debió haber enseñado el valor de la mujer y el respeto hacia ella. Grandes ejemplos tenemos como el de María con Jesús. ¡Que me vengan a decir que porque era hijo de Dios!. Su madre, sin hacer mucho ruido, lo cuidó, lo educó y lo formó. ¿Qué mejor ejemplo que ese? Y muchísimos otros ejemplos tenemos y conocemos.

En mi casa, eso se lo agradezco a mis padres, nunca vi esas cosas. Es más, mi papá hacía un itinerario semanal, que pegaba en la nevera, con las tareas del hogar que teníamos que hacer cada uno. Todos teníamos que colaborar.  Claro, había cosas que mis hermanos, que eran más pequeños no hacían; pero eso de marcar divisiones y roles, como que no estaba. Así que crecí con esto. Creo que por esto es que veo normal que un chico haga cualquier cosa en la casa.

Que conste, que sé que hay muchísimas cosas en las que realmente necesitamos avanzar; como por ejemplo, la cuestión de la equiparación de los sueldos, la disponibilidad de algunos trabajos; en fin, de muchas cosas más. Pero diciéndolo y no actuando, poco hacemos. Creo que debemos ser más proactivas que reactivas. Nunca he pensado, por lo menos yo, que uno por ser mujer está en desventaja con un hombre. Sí podría estar por cuestiones intelectuales, de recursos, de disponibilidad de tiempo, por ejemplo; pero por el mero hecho de ser mujer, ¡jamás!.

Me impresiona cuando hablamos de discrimen por cuestión de género en algunos campos como la política y nos ponemos con piel de pellejito de cebolla. ¡Mire, si se quiere, se puede! Ejemplo más claro que el de la actual alcaldesa de San Juan, ¡no hay! Lo tenía todo en contra y se atrevió. El resto, es historia. Vuelvo y digo, la limitación, es mental.

Y como ya dije, no tenemos que estar enfrentadas a lo hombres. A veces, sin hacer mucho ruido se consigue más. Siempre he pensado que hay que usar la maña, no la fuerza. La tranquilidad y la paciencia mucho pueden lograr. Tampoco estoy diciendo que seamos una “bobolongas” y que nos dejemos pisar. ¡Eso jamás! Pero somos lo suficientemente inteligentes para poder alcanzar nuestros objetivos sin tener que pelear con ellos.

Y, sobre todas las cosas, tenemos que darnos a respetar, pero para eso, tenemos que querernos, cuidarnos y respetarnos nosotras mismas muchísimo más. Sólo así otros lo harán. Y esto debe ser en todos los aspectos y situaciones. No debemos ceder lo que somos ni lo que es nuestro ante nadie; mucho menos la dignidad. Regla de vida que no debemos quebrar.

Nada, nada; que toda esta perorata es para decir que -para mí- todos los días son el día de la mujer, todas las semanas son la semana de la mujer, todos los meses son el mes de la mujer. Pero, por aquello de no seguir tan en contra de la corriente, ¡feliz día, semana, mes, año de la mujer para todas! Que sigamos siendo, como hasta ahora, el sexo fuerte. Jejeje En nuestras manos está lograr lo que queramos pero siempre, ante todo, celebrando y resaltando nuestra "mujerez".

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