Pa’ pichón, mucho volamos. Nada más cierto que esto. Demostrado quedó luego de la participación de Puerto Rico en el clásico mundial de béisbol. Y el que piense que me refiero a los miembros del equipo de Puerto Rico, está equivocado. Los pichones a los que me refiero, no son ellos; los pichones, somos nosotros.
¿Y por qué digo esto? Porque nuestra reacción al juego final y a la participación del equipo en este mundial fue un reflejo de cómo afrontamos las cosas, cómo las manejamos y cómo respondemos a ellas. Nos “emocionamos”, nos hacemos peliculitas y cuando la cosa no va saliendo como queremos; acusamos, criticamos, juzgamos y nos quitamos. No aceptamos retos, no le metemos el pecho y no lo luchamos. Es más fácil soltar, irse, que hacerle frente a las cosas.
Rumiándolo estoy desde que comenzamos con este “proyecto deportivo nacional”. La mayoría no hubiese pensado que el equipo pasaría de la primera ronda (yo lo dudé). El equipo siguió avanzando, pero habían quiénes, cual pájaros de mal agüero, seguían desluciendo nuestro equipo nacional con comentarios nada positivos y, en muchos casos, desubicados. Le ganan al equipo de los Estados Unidos de América, -que tengo que confesar que ya con eso me di por bien servida. Jeje- y a nada más y nada menos que a Japón, el bicampeón mundial. Pero siempre hubo quién, sin mirar o reconocer estos logros, le siguió echando tierra al equipo, dijo lo primero que se le ocurrió, deslució a los nuestros y pensó que valor no tenían. ¿Decir algo positivo; para qué? Si todo lo de aquí es una leña…
Va nuestro equipo a la final y muchos seguían quitándole méritos. Otros ahora, luego de la victoria de la República Dominicana, siguen con la misma posición de verdugos y justicieros. ¿A cuenta de qué? ¿Ser el subcampeón del mundo y estar en la posición 12 a nivel mundial es algo malo? ¡Pero claro!, es que como todos somos unos expertos en béisbol, podemos decir, hacer y deshacer. Ese dirigente no sabe “ná” y los jugadores saben menos. ¿Alguna vez han jugado? ¡Qué mucho nos gusta criticar desde las gradas!. Nos creemos con el derecho; aunque no sepamos jugar ni bolita y hoyo.
“Pero pudimos haber ganando si…” ¡Claro, y si yo tuviese un manubrio sería bicicleta”. Y es que pudimos haberlo hecho y estar en mejor posición en el “ranking”, pero no ha sido así. Tenemos que aprender a bregar con las cosas; aceptarlas como son y buscar mejorar. No revolcarnos en nuestras “desgracias” -para el que lo vea así- y quejarnos, protestar, acusar y entorpecer. A veces, si uno no está dispuesto a ayudar o a hacer algo, es mejor echarse a un lado y dejar que los otros hagan. Así ayuda más.
Pero también están los que se fueron entusiasmando cada vez más con el equipo y centraron todas sus esperanzas en él. Para muchos, nuestra vida como país dependía de que nuestro equipo ganara. Sí, fue un aliciente para respirar un poco en esta precaria situación en la que vivimos; pero no podemos perder de vista que con esto no se nos acababa la vida y que el desmadre de país no iba a desaparecer por ganar. Sabia la reflexión hecha por el dirigente del equipo de Puerto Rico, Edwin Rodríguez. Ellos encendieron la mecha. Esto debe ser solo el inicio. Echaron a correr la bola. Ahora nos toca a nosotros no dejarla caer. Se lo debemos al país. Ese es el espíritu que debe prevalecer. El juego pasa, pero este país se queda y necesitamos este mismo ánimo para sacarlo adelante.
Y es que si lo miramos bien, esa es la bendita actitud que asumimos en todo. O somos muy apáticos o simplemente nos entusiasmamos a rabiar; y eso está bien. Lo que no me parece es que al primer tropezón, revés o cosa que no nos guste; nos rendimos, nos quitamos, nos desconectamos. Nos tiramos a morir, nos descartamos, nos vetamos. ¡Por eso es que este país no saca los pies del plato!. Por nuestras actitudes derrotistas, por no luchar y por ceder todo a los demás. Esa es una gran lección para aprender. ¡Con eso es que tenemos que bregar!
Tenemos que hacernos un propósito, y no importa si la cosa no va saliendo como queramos, hay que seguir metiéndole el pecho al asunto. Lo mejor que hizo Dios fue un día detrás del otro; y si no es hoy, pues mañana será. Lo importante es no quitarse, es prepararse, es luchar, es querer. Con fuerza de voluntad y disposición lo podemos hacer. Así que vamos a ver si dejamos el bendito pesimismo a un lado y nos ponemos a trabajar para rescatar este país del letargo en el que está. El que no quiera hacerlo o colaborar, que no lo haga; pero que se salga del medio; que no entorpezca a los que quieren hacer algo. No ayudes, pero no molestes. Nuestra nación lo que necesita es de gente que bregue, no que jorobe.
Y respecto a nuestro equipo, a mí equipo; más orgullosa y agradecida no puedo estar. Mis respetos para ellos. Defender nuestros colores, llegar hasta donde llegaron y de la manera en que lo hicieron es digno de admiración. Si nos damos cuenta, contra todo pronóstico son subcampeones del mundo. Vencieron al bicampeón, vivieron el espíritu fraternal y familiar y se comportaron como lo que son, dignos hijos de esta tierra. Son y deben seguir siendo una inspiración.
Mucho camino nos queda por recorrer y en un abrir y cerrar de ojos, ya estaremos en el próximo mundial. El mundo da muchas vueltas, todo lo que sube, baja; la bola es redonda y muchas cosas pueden pasar; así que tranquilos, mis querubines, que si hoy no fue, mañana será. Mientras, a trabajar por este país, que mucho nos necesita.
El resumen que haces de las "actitudes boricuas" es soberbiamente acertado. O nos echamos a morir y no valemos nada, o nos entusiasmamos a rabiar hasta que nos pase cualquier cosa ingrata. ¡Cuán importante es la madurez, como personas y como pueblo! Yo, agradecidísimo a nuestro equipo, que trabajó y se desarrolló más que el propio campeón, a quien todo el mundo daba por tal desde un principio. Los pitirres borincanos sacaron pecho cuando nadie les auguraba nada y nos colmaron de momentos de gran emoción y felicidad.
ResponderEliminarEduardo, ¡de acuerdo! Este equipo hizo el trabajo y lograron que se nos sintiéramos orgullosos de nuestros colores. Kudos para ellos. Los demás... ¡qué mucho nos falta por madurar! jeje Saludos y gracias por tu comentario.
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