Por si las moscas...

Los comentarios vertidos en estos escritos son de mi total responsabilidad. Comparto lo que pienso y siento, simplemente para que se pueda apreciar otro punto de vista sobre la cosas. Pueden o no estar de acuerdo con lo que expongo; conmigo no hay ningún problema porque cada quien tiene el derecho a pensar lo que mejor entienda. Los comentarios son bienvenidos. Espero que si alguien difiere, lo haga con respeto; no escribiendo chabacanerías o insultando. Este no es el lugar para eso. ;-)

miércoles, 22 de julio de 2020

¿Privatizar iba a ser mejor?



Para justificar el privatizar los servicios del gobierno, se dijo que sería mejor. Que iban a ser más ágiles, habría mejores recursos, serían más eficientes, el servicio mejoraría y resultaría beneficioso para la ciudadanía. Hubo quién se creyó el cuento; yo, no.

¿Y por qué digo esto? Porque yo estaba clara que el privatizar un servicio no era garantía de que fuera a ser mejor. El problema no estaba en que fuera público o privado, sino en cómo se manejaba, cómo se supervisaba y los recursos que tenían, entre varias cosas más. 

Tan pronto empecé a escuchar el cuento, pensé en las técnicas de manipulación atribuidas a Chomsky, pero que su verdadero autor es el escritor francés Sylvain Timsit. Pensé en dos de ellas, ‘crear problemas y ofrecer soluciones’ (problema-reacción-solución) y la de ‘gradualidad’. 

En la estrategia de crear problemas y ofrecer soluciones se tiene la idea de cambiar algo, pero como la gente protestaría o no lo aceptaría, se desatiende, no se le dan los recursos, se deja que se deteriore, etc. Esto, para crear un problema y que sea la misma gente la que pida que la situación cambie. 

Así, lo que se quiso hacer desde un principio, se logra sin que se haya tenido que imponer o presionar para hacerlo. Y justifican la medida tomada porque lo pidieron las personas, aunque hacerlo siempre fue la idea desde el inicio.

En la estrategia de gradualidad, muy de la mano de la anterior, se va haciendo poco a poco porque hacerlo de una vez podría tener la oposición del pueblo. Así que primero se recortan fondos, no se actualiza el sistema, se eliminan puestos de trabajo y luego se congelan plazas, entre otras cosas, de manera que el deterioro sea gradual. 

Al final, se busca que el pueblo acepte sin problemas las ‘nuevas soluciones’ para mejorar los servicios y que se pueda hacer los que se buscó desde un principio. ¿Aplican o no a la situación de la privatización?

Y que conste, no estoy diciendo que todas las privatizaciones han resultado mal porque algunas han mejorado el servicio; sino que otras no están siendo bien manejadas y seguimos igual o peor. Pareciera que se hicieron para beneficiar a terceros y no para ofrecer un mejor servicio al pueblo. 

Ahora, tenemos muchísimos servicios privatizados. ¿Esto ha garantizado su buen funcionamiento o servicio? En algunos casos, sí. En otros los costos de los servicios han aumentado, la promesa de nuevo equipo o actualizaciones no se percibe, se da prioridad a otras actividades y hasta problemas técnicos o tecnológicos aparecen; entre otros más.

Pienso en lo peajes, las lanchas, el agua, la telefonía y las diferentes situaciones en el Departamento del Trabajo, entre otros.

Muchísimas dependencias del gobierno central y municipales y corporaciones públicas están privatizadas. Y podríamos sorprendernos si vamos al registro de privatización en la Oficina del Contralor (https://www.ocpr.gov.pr/registros/registro-de-privatizacion/).

Y ahora, el sistema eléctrico. Muchísimo tiempo estuvieron diciendo los trabajadores que había falta de mantenimiento, que no se actualizaba el sistema y muchas cosas más. Ahora, pasa a manos privadas con la promesa de que va a ser diferente. ¿Realmente lo será? Veremos.

Ahora bien, y aquí mi punto, no porque un servicio se privatice va a ser mejor. Lo que hizo falta en su momento, y lo que siempre seguirá haciendo falta, es voluntad y compromiso con el país y su gente. Es ‘meterle mano al asunto’ no privatizarlo para salir del problema.

¿Por qué los servicios públicos funcionan en muchos países? Porque se trabaja para ello. Porque los gobiernos entienden cuál es función y la acatan. Porque buscan mejorarlos y que respondan a las necesidades de las personas, no salir de ellas.

Si se hubiesen administrado efectivamente, se hubiese actualizado el sistema a tiempo y se le hubiese dado el mantenimiento requerido, si se hubiese adiestrado al personal, se le hubiese capacitado en diferentes aspectos, tanto en supervisión como en el servicio al cliente; el cuento hubiese sido otro.  

Lo que quiero con esta trepadita es que reflexionemos sobre cómo se hacen las cosas y para qué. Que tengamos claro que porque algo se privatice no va a ser mejor. Que el gobierno puede ofrecer excelentes servicios y que no tiene que privatizarlo todo. 

Esto dependerá del nivel de compromiso y la voluntad que se tenga para afrontar las situaciones y resolverlas y, más que todo, del amor que se le tenga a la patria.


La ilustración fue tomada de Internet sólo para acompañar el escrito. 

martes, 21 de julio de 2020

Debemos salirnos de la caja, ya.


El que me conoce sabe la lucha incansable, tanto fuera como dentro del salón, por hacer valer la profesión de las relaciones públicas. Porque sí, porque es una profesión y se estudia y quien quiera ejercerla, tiene que prepararse. 

En Puerto Rico se ofrecen grados hasta nivel graduado y se exige una licencia para ejercer las relaciones públicas. La renovación de la licencia conlleva educación continuada; elemento importante para mantenerse actualizado y realizar un mejor trabajo. Esto, deja claro el nivel de profesionalismo que existe en el país. 

Ahora bien, con acontecimientos recientes, tanto en Puerto Rico como en otros países, me di cuenta de algo muy importante; que tenemos que trascender al grupo profesional. Nos estamos hablando nosotros mismos y nos damos de palmaditas unos a otros.

Y no me malinterpreten, eso es importante pero tenemos que ir más allá. Tenemos que hablarle y convencer a quien tiene el poder decisional y contrata a profesionales porque si no, nos quedaremos en lo mismo. 

Nosotros sabemos qué hacer, cuándo y cómo hacerlo. Somos los llamados a desarrollar las estrategias de comunicación de una persona, dependencia gubernamental, organización o empresa. 

Estamos capacitados para desarrollar un mensaje pertinente, claro y preciso, establecer líneas de comunicación, fortalecer relaciones con los públicos y buscar un cambio de opinión o consolidar una reputación; entre muchas otras cosas más.

Y es que viendo los ocurrido en las últimas semanas, los líderes, ya sean de gobierno o de empresas, toman decisiones equivocadas en cuanto a cómo manejar la comunicación o las relaciones con sus públicos. Usan tácticas erradas, cometen errores y después no los aceptan, hacen uso de la propaganda y muchas cosas más.

Segura estoy que un relacionista no apoyaría estas cosas. Pero, la decisión final no recae en él. El relacionista recomienda, como especialista en comunicación. El acatar la recomendación está en manos de la gerencia o el cliente.

Y aquí es que viene la razón de esta trepadita. Debemos empezar a educar a quien tiene el poder decisional. Enseñarle la importancia de las recomendaciones de los relacionistas. Mostrarle el efecto de no hacer las cosas como se le recomiendan en lo que les importa; la ganancia, la venta, el dinero.

Muchas de las empresa exitosas tienen líderes que consultan a los profesionales y siguen sus recomendaciones porque saben el valor que tiene para su empresa ese ‘expertise’. Se dejan guiar porque confían en sus asesores en comunicación y saben de su importancia para la empresa y el posible efecto al no hacer lo que le recomiendan.

Tenemos otros que piensan que una persona en comunicación es un niño del mandado y que tiene que hacer lo que le dicen, haga. Que su opinión se limita a decirle de qué lado queda mejor en la foto o que tiene que buscar publicar cualquier cosa que haga, así sea rascarse el codo.

Debemos buscar que los líderes de empresas, oganizaciones y dependencias gubernamentales reconozcan la importancia de la comunicación y de contar con un profesional. Que entiendan que deben darle la oportunidad y dejarse guiar. Que quien sabe de estrategias de comunicación es el relacionista.

Que no es hacer lo que ellos digan ni como ellos digan. Ver tanta decisión desacertada me ha puesto a pensar. ¿Cuánto se respeta nuestro trabajo? ¿Por qué no se le da el espacio al relacionista, como estratega de comunicación que es, a hacer lo que tiene que hacer?

¿Entienden los líderes el efecto de lo que hacen? ¿A qué se debe que busquen personas no cualificadas ni con los credenciales para ocupar estas posiciones? ¿Es más fácil decir qué hacer que aceptar la recomendación del experto?

Creo que tenemos que reenfocar esto y buscar tener un acercamiento más directo con los que toman las decisiones y contratan personal de comunicación. Mientras no lo hagamos, nos quedaremos en la periferia llamando la atención -como yo- sobre lo que no se hace bien. 

Estamos en un momento idóneo para hacerlo. Los líderes deben entender la importancia de dejarse guiar por un profesional de la comunicación. Hay que educar a los directivos que toman decisiones. Salgamos de la caja, ya.


Ilustración gratuita sacada de https://www.pngegg.com/es/png-wogim

martes, 14 de julio de 2020

De responsabilidades, repartición de culpas y modelaje


Estamos en un repunte de los casos de COVID-19 en Puerto Rico. Lamentable por demás que después de habernos estado guardando por tanto tiempo, se bajara la guardia y la cosa se saliera de control. ¿De quién es ‘la culpa’?

Aún cuando creo que tenemos bastante claro que en esto del covid-19 la salvación es individual, no podemos perder de perspectiva que también es el resultado del esfuerzo colectivo y la dirección de nuestros líderes.

He leído en medios sociales a muchos responsabilizando a los demás del brote porque están ‘al garete’. La gente es la culpable. No estoy diciendo que no lo sean; sino más bien, que son corresponsables de lo que está pasando. 

Es que inmediatamente vino a mi mente una de las técnicas de manipulación atribuidas a Chomsky; la de reforzar la autoculpabilidad.

Esta técnica de manipulación busca que las personas crean que sólo ellas son culpables de sus propias desgracias como resultado de no tener suficiente inteligencia, de sus capacidades o de sus esfuerzos y son los únicos responsables por las cosas que pasan. 

Pues vuelvo y digo que, en parte, porque también es responsabilidad del estado y de los líderes políticos y gubernamentales. Llevo observando esto desde hace tiempo y poco había dicho. Pero luego de la conferencia de prensa de ayer, me trepo en la sillita.

Es interesante ver cómo las conferencias de prensa de la gobernación, más que orientar a los ciudadanos parecen un regaño continúo por ‘lo que se está haciendo mal’, como si fuéramos niños, y hasta se amenaza con volver al resguardo obligatorio y al toque de queda.

Y no estoy diciendo que las personas están cumpliendo con todo. Pero aquí hay muchos otros factores que abonan a la situación. Por ejemplo, el libre acceso a vuelos de las principales ciudades de los Estados Unidos. Ese país está en descontrol respecto al covid-19, con la mayor cantidad de infectados y con más muertes.

Y, como resultado de esto, al estar la situación tan difícil en los EEUU, Puerto Rico es una ‘buena opción’ para visitar. Muchísimos puertorriqueños y turistas están llegando a la isla. Algunos, sin tomar las medidas necesarias para evitar contagios. 

Ya varios casos hemos visto en los medios de comunicación. Reuniones familiares, turistas sin mascarillas, personas que no quieren que les tomen la temperatura en el aeropuerto, gente que no guarda la debida distancia ni cumple con las medidas de higiene recomendadas, etc. 

Todo esto abona y es parte de la responsabilidad ciudadana y del compromiso con el colectivo. Hay que cuidarse y protegerse por uno, pero por los demás también. Pero no toda la responsabilidad es de la gente.

Hay algo que mucho peso pudo haber tenido en este ‘al garete’ que se ha suscitado en las últimas fechas y es importante que lo miremos de frente. Y aquí hay una cuota de los líderes y los políticos. 

La responsabilidad es compartida, pero los llamados a liderar y dar el ejemplo son los funcionarios de gobierno. ¿Cómo es que mientras la mayoría de la gente está resguardada los políticos y los líderes violan las indicaciones que ellos mismos impusieron? 

Y digo esto porque, si lo miramos fríamente, llevan meses diciéndonos que tenemos que estar resguardados, que tenemos que usar mascarillas, que tenemos que estar a una distancia prudente y que debemos evitar aglomeraciones para evitar contagios y hasta toque de queda tuvimos. Eso, para ‘el de a pie’, pero ellos no lo cumplen. 

Muchísimo hemos visto en las redes sociales de las caravanas de los diferentes candidatos de los partidos principales, donde no se guarda ninguna de las medidas que se ha dicho hay que contemplar. Hemos visto muchos políticos sin mascarillas o con ella en la barbilla, besos y abrazos, también sacándose fotos con personas de grupos de alto riesgo y muchas cosas más. 

También las reuniones en espacios cerrados. Cuando había restricciones para que las personas velaran a sus familiares, limitando al mínimo los que pudieran estar, se hace un velatorio en una cancha y la gobernadora asiste. Pero para el resto, fue diferente y muchos no pudieron despedirse de sus seres queridos.

Entonces, ¿cómo quieren que la ciudadanía respete y siga las indicaciones si los líderes, que son los llamados a dar el ejemplo y hacer modelaje, se le sientan encima a lo mismo que ellos recomiendan? ¿Por qué ellos sí y los demás no?

Ayer, luego de la conferencia de prensa, y del ‘regaño de turno’ a la ciudadanía, en las redes sociales pudimos ver vídeo y foto de la gobernadora haciendo campaña. Estaba con un grupo de seguidores, en un lugar cerrado, la gente sin guardar la debida distancia y algunos dentro de los grupos de riesgo. Entonces, ¿de qué estamos hablando?

¿Se dice una cosa para la ciudadanía, pero se hace otra con los suyos? ¿Cómo percibe esto el ciudadano común? A veces los funcionarios pierden de perspectiva cuál es su función y lo que representan. Lo que ellos hagan se refleja en la gente porque eso mismo hacen.

Si los líderes dicen que hay que resguardarse, ponerse la mascarilla, guardar las distancias requeridas, no exponer a las personas en grupos de riesgo y no estar en lugares cerrados con mucha gente, entre otras recomendaciones, se espera que ellos cumplan con las indicaciones.

Hay un dicho: ‘Lo que es igual, no es ventaja’; que la gente podría haber acuñado. Exigirle a las demás medidas estrictas cuando ellos se las saltan olímpicamente no es una característica de un buen líder. Se da el ejemplo; se enseña por modelaje. 

Y es justo que cada quien reconozca y cargue con su responsabilidad. Si la ciudadanía tiene mucha, los líderes políticos y del gobierno tienen muchísima más. Así que a la hora de ‘repartir las culpas’, repartámoslas en igualdad.

Recordemos que saldremos de ésta si cumplimos con lo establecido, y eso no solo aplica a la ciudadanía, sino también a líderes políticos y funcionarios. Es momento que cada quién haga su parte y asuma su responsabilidad. 


Ilustración: https://www.freepik.es/vector-gratis/diseno-rueda-prensa_1041866.htm

sábado, 11 de julio de 2020

¿Por qué no darnos la oportunidad?


Estas próximas elecciones generales, aún con un ‘pescaíto’ de plebiscito creado para poder movilizar las huestes a las urnas, nuestra prioridad debe ser -por lo menos esa es la mía- escoger los candidatos que estén más capacitados para liderar este país; más allá de líneas partidistas.

Recién leí una columna sobre que hay que votar por un partido porque eso ‘dis que’ asegura la continuidad y ayuda a la gobernabilidad. ¿Cuál? Partidos hemos tenido dominando las administraciones y lo que hemos visto no se acerca en nada a la buena gobernanza.

Al contrario, al dominar las dos de las tres ramas y tener el control absoluto, muchísimas cosas hemos visto. Se aprueban cosas por descargue, se hace legislación que va en contra del beneficio del pueblo y muchas cosas más. Y esto no es algo que no sepamos o que no hemos visto repetirse en infinidad de veces. Así que lo de la continuidad y la gobernabilidad, no lo compro.

Meten miedo porque, con personas de diferentes partidos, el país no funcionaría pero últimamente, ¿cómo ha estado funcionando el gobierno? ¿El que se vote por partido -una sola cruz debajo de una insignia- garantiza que funcione y sea efectivo? No creo. 

Así que el problema no es de gobernanza; es uno de voluntad. No es cuestión de partidos, es cuestión de compromiso con quienes los elegieron. Es que muchos cuando llegan al poder, más que trabajar en beneficio del pueblo, lo hacen el pos de los intereses político partidistas.

Me parece que más que trillado está el cuento de que se tiene que votar bajo una sola insignia. Lo que hemos visto, y vivido en los últimos años, es que votar bajo la insignia de un partido, no garantiza un buen gobierno.

Entonces, ¿por qué no darles la oportunidad a las personas que realmente quieren -y pueden- hacer algo por el país? ¿Por qué no dejar el miedo y cambiar la fórmula que nos tiene sumidos en este desmadre? ¿Por qué no evaluarlos a cada uno por sus méritos?

Con buena voluntad de parte de los candidatos, y con las ganas de sacar el país de este pantano en que nos han sumido los partidos, podemos transformar a Puerto Rico. Pero para eso, tenemos que dejar los miedos y de escuchar cuentos de camino.

Tenemos que pararnos en nuestros propios pies y evaluar a cada uno de los candidatos por sus méritos, por sus plataformas, por lo que pueden ofrecer. Pero también hay que mirar su hoja de vida. Dónde estuvieron y qué hicieron por el país y no qué dicen que van a hacer. 

Muchas promesas nos han hecho y pocas las han cumplido. Empecemos a evaluar las diferentes opciones. Si queremos un cambio, no podemos seguir haciendo lo mismo. Rompamos con las cadenas que nos han puesto los partidos y empecemos a evaluar candidaturas.

Yo prefiero un gobierno con gente diferente que se concentre en resolver los problemas del país, aunque no sea de un solo partido, a un gobierno que, dominado por un partido haga lo que le dé la gana, sea corrupto, trabaje para su beneficio o para el de terceros y no cumpla con el pueblo que lo eligió.

Ya estamos claros que el traer la votación ideológica no busca otra cosa que llevar los electores de un partido a votar porque ninguna consecuencia tendrá. Y no me vengan a decir que ahora sí. Aquí se está usando el tema del estatus para llevar votantes a las elecciones porque de otra manera, no irían, pero realmente nada se va a lograr. ¿Alguna duda de eso?

Empecemos a pensar en quiénes pueden sacarnos de este atolladero en el que nos han sumido los partidos políticos. Una vez tengamos la casa en orden, tirémonos con to' y tenis a resolver el problema del estatus.

Y clarísima estoy yo de lo que quiero para mi país en cuestión de estatus pero ahora, en este momento, mi prioridad es evaluar los candidatos para escoger aquellos que pueden hacer un mejor trabajo en pro de los puertorriqueños. Esos, no se concentran en un solo partido.

Quitémonos los pantaloncitos cortos que usamos, en cuestiones políticas. Empecemos a dar pasos hacia lo nuevo, lo diferente. Ya mucho hemos tenido de los partidos y esto está cada vez peor. ¿Por qué no entonces empezar a pensar en otras opciones viables que puedan ser beneficiosas para todos? 

¿Por qué no darnos la oportunidad? Nosotros, como país, nos lo merecemos.

martes, 7 de abril de 2020

Comunicación estratégica en tiempos de pandemia


Algunos podrían decir que desde la barda es fácil criticar y señalar. Otros, que las cosas no son como se ven de afuera. También que hay que estar allí para saber lo que pasa. Lo que quieran, pero las cosas hay que mencionarlas. Esa es la razón de esta trepadita.

La situación que estamos viviendo es una difícil, complicada y, literalmente, de vida o muerte. Todo lo que se haga o se diga repercutirá en cada uno de los puertorriqueños. 

Es por eso que todo debe pensarse, medirse, analizarse, planificarse e implementarse de la mejor manera posible. Ni se debe improvisar, ni se debe hacer propaganda. Este, no es el tiempo para eso.

Ahora lo más importante es tomar las decisiones correctas, informarlas de la manera correcta y ejecutarlas de la manera correcta para dar tranquilidad y guía a los ciudadanos. 

Y no estoy diciendo que el gobierno no está haciendo el trabajo. Simplemente que hay necesidad de responder efectivamente a la situación y, más que todo, que haya transparencia. A mayor transparencia, más confianza. Y a más confianza, mejor respuesta de la sociedad. 

Mantener la confianza es crucial siempre, pero en momentos como este, mucho más. Y para eso, palabra y acción deben ir de la mano. Se deben tomar todas las medidas necesarias, en todos los renglones, para responder eficaz y eficientemente.

Cuando las directrices o la información no están claras o no se comunica efectivamente puede traer mucha confusión y ser contraproducente. Con lo ocurrido el lunes 6 de abril en los supermercados podemos darnos cuenta de ello. 

Y no tengo duda alguna que esto fue el resultado de la conferencia de prensa realizada el domingo por la noche donde se anunciaba que los comercios estarían cerrados de viernes a domingo. 

Y es que las personas están cansadas, sensibles, con recelo y desconfianza y responderán de acuerdo a esto. Siempre digo que acción lleva a reacción y cosa que se hace o se dice trae consecuencias. Por eso, es tan importante prever.

Inmediatamente pensé en el relacionista como consultor y estratega de la comunicación, y de mucho más. En que nuestro trabajo, más allá de organizar conferencias de prensa y enviar comunicados, es crucial; mucho más en situaciones como la que estamos viviendo.

El relacionista es un analista; un estratega. Nuestra función es, desde el inicio, evaluar las posibilidades del efecto del mensaje. Tenemos que poner todos los posibles escenarios para poder así, articular un mensaje que sea pertinente y efectivo.

En clase, asignaba un análisis de información y como resultado, tenían que identificar tres posibles escenarios que pudieran surgir. Luego, tenían que hacer recomendaciones estratégicas de comunicación para cada uno de los escenarios.

¿Qué buscaba? Que exploraran todas las posibilidades porque no siempre las cosas son o salen como una cree. Además, que para poder llegar a ellas tenían que evaluar todos los elementos en la ecuación para adelantarse a lo que podría pasar.

También que pudieran identificar elementos o situaciones que pudieran atenderse antes para poder corregirlos o buscarle soluciones viables. Tenían que pasar juicio sobre lo que se quería o pensaba hacer. 

Y es que todo se debe evaluar y prever. Hay que mirar bien lo que se va a hacer antes de ejecutarlo para no cometer errores y luego tener que estar corrigiéndolos. Claro, hay otro montón de cosas que inciden y que no podemos controlar; pero si ya hemos hecho el ejercicio, serían los menos. 



Y estoy segura que las cosas que se hacen son con la mejor intención, pero como dicen por ahí, de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno. No sólo debe haber buenas intenciones, sino una ejecución efectiva.

Sé que lo que se busca es que nos quedemos todos en casa para evitar el contagio pero lo que se propició fue todo lo contrario. 

Creo que lo primero que se debió evaluar fue si habría suficiente tiempo para planificar la movida con todos los grupos relacionados o impactados con lo que sería esa orden ejecutiva. 

Una cosa es el interés y el deseo que se tenga y otra la viabilidad de hacerlo.  Y lo digo porque aquí estamos todos involucrados y una decisión del gobierno nos afecta a todos. Esto es el efecto dominó.

Al cerrar sábado se hizo puente, y quedaba justo para los días que algunos reciben el seguro social y el PAN. Además, al la circulación vehicular estar limitada a ciertos días, se cuestionan porque no saben si podrán hacer las compras a tiempo. Esto ayudó a crear una tormenta perfecta. 

Hay familias que tienen que salir a trabajar para poder comprar y tienen que vivir el día a día. A veces, el gobierno está completamente desconectado de la realidad del pueblo y no se dan cuenta que hay familias que no pueden hacer compras grandes y tienen que comprar sus alimentos sobre la marcha.

Si se hubiese consultado al comercio, que según notas de prensa no se les consultó, ellos pudieron haber ofrecido alternativas, hacer arreglos, ajustes y prepararse para evitar lo que ocurrió el lunes. 

Desde el punto de vista de la comunicación, el día y hora del mensaje es crucial. Si en una situación como la que estamos viviendo se hace una conferencia de prensa un domingo en la noche, la muestra como algo urgente y puede crear ansiedad. Natural que al otro día salieran corriendo a abastecerse de víveres. 

Se debería tener una hora específica; no muy tarde, para informar al pueblo. Que sea algo ya establecido. Que la gente lo tenga claro y que esté pendiente para conectarse y conocer la última información. 

Otra cosa importante es el tono que se usa para llevar el mensaje. La gente reaccionará de acuerdo a como sea; si es conciliador e inspirador o de imposición y punitivo. Esto, acompañado de la actitud de quienes llevan el mensaje es primordial. 

Una cosa es lo que se quiere proyectar y otra lo que se percibe. A veces creemos que estamos proyectándonos de una manera y realmente nos están percibiendo de otra. Hay que estar consciente de ello para poder llevar el mensaje correctamente.

Los líderes deben seguir las reglas porque para muchos son ejemplo. Si se dice que no nos toquemos la cara, pues esa persona tampoco debe hacerlo. Si hay que ponerse la mascarilla, pues ellos tienen que tenerlas bien puestas. 

Una buena evaluación de los posibles escenarios es imperiosa. Es necesario analizar y medir bien el efecto de las cosas que se dicen y se hacen. A mayor cantidad de información disponible, más se abona al clima de tranquilidad y confianza que el pueblo necesita. 

El que salgamos bien librados de esta dependerá de cómo todos los componentes manejemos la situación, pero el gobierno es el llamado a guiar a los demás grupos. 

Por eso es tan importante delinear bien la estrategia. Por eso es necesaria la transparencia. Por eso es importante comunicar efectivamente.  Porque esto, salvará muchas vidas. 



martes, 31 de marzo de 2020

Tropecientas veces más una: relaciones públicas y propaganda no es lo mismo


La confusión entre relaciones públicas y propaganda continúa. No sé si es porque no lo hemos explicado bien, porque se repite lo que otro dice o porque para muchos da igual y le ponen el nombre que desean a lo que quieren y punto.

Es importante aclarar los términos para que las personas utilicen los correctos, hagan una mejor apreciación de las cosas y tomen decisiones basadas en datos, no en suposiciones u opiniones. Porque las tres son cosas completamente diferentes.

El dato es la información sobre algo concreto que permite su conocimiento exacto o sirve para deducir las consecuencias derivadas de un hecho (DLE). La suposición es algo que se considera como cierto, pero que necesariamente no lo es.

La opinión es un juicio o valoración que se forma una persona respecto de algo o de alguien (DLE). Aprovecho e incluyo la opinión pública porque, al final, con esto es que se está bregando. Es un sentir o estimación en que coincide la generalidad de las personas acerca de asuntos determinados (DLE). 

Importante mencionar que la opinión pública tiene que ver con ‘coincidencia y generalidad’, no estamos hablando de veracidad. Aquí hablamos de que es lo que piensa un gran número de personas, no de que porque la mayoría lo piensa o cree es cierto; aunque en muchos casos sí es así.

Algunos podrían pensar que tienen la verdad agarrada por el rabo. Que es como ellos, sus líderes o la gente que admiran, dice. Que los que están equivocados son los otros.  

Se engañan creyendo en el mundo que otros le pintan. Santifican o demonizan de acuerdo a lo que les dicen. Caen fácil en la retórica y la demagogia. Sucumben a la emoción desconectándose de lo racional. 

No indagan, no buscan, no corroboran. Se lo creen todo. Muchos defienden a capa y espada lo indefendible. Raspando un poquito, todo sale a flote pero no les interesa porque los saca de su zona de comodidad. Tendrían que cuestionarse muchas cosas y eso, no era. 

Y esto es campo fértil para la propaganda. Por eso es que vuelvo, luego de tropecientas veces, una más para explicar que relaciones públicas y propaganda no es lo mismo porque sus principios y lo que buscan es diferente.

Y no voy a demonizar una o la otra. Cada quien hace su lucha con lo que puede y con lo que tiene pero… aquí es donde la puerca entorcha el rabo… si la gente no está clara de lo es cada una las confunde y ahí comienza el problema.

Y lo digo porque si se conocen los términos y lo que puede hacer cada una de las cosas, sin problema alguno puedo decir: “¡Ah!, eso es propaganda”. La filtra y no se deja afectar.

Pero, si la persona no conoce la diferencia puede creer cosas que no son y hasta apoyar algo que, si hubiese tenido todos los elementos para hacer un juicio o lo hubiese analizado, no lo apoyaría.

En el salón de clases siempre les decía a los estudiantes que tenían que leer de todo y de todos lados (tenían que leer prensa local e internacional y de extrema izquierda a extrema derecha), conocer las líneas editoriales, ver los diferentes puntos de vista y analizar lo que leían. ¿Por qué? Porque de esa manera podían filtrar la información y saber por dónde iban los tiros. 

Así que voy a mencionar primero la propaganda a ver si así, mirándola de frente nos damos cuenta de que mucho a lo que se le llama relaciones públicas realmente es propaganda. 



La propaganda es un discurso de poder que busca promover doctrinas, ideologías y conceptos, entre otros, para atraer adeptos a sus causas respondiendo sólo a sus intereses y objetivos. Es lograr lo que se quiere, no importa cómo. 

Es utilizar todos los recursos disponibles, que suelen ser muchos, para ganar adeptos. Es utilizar cualquier cantidad de estrategias para mostrar solo lo que se quiere, sin la posibilidad de dejar espacio para el cuestionamiento o la disidencia. 

La propaganda solo busca llevar la información que le conviene al que la utiliza. Es comunicación en una sola vía, es como un monólogo sin posibilidad de refutación. Es dirigir, disfrazar las cosas, ponerlo bonito -o feo- de acuerdo a lo que se busca. 

Es el juego de las palabras y los conceptos para dirigir los pensamientos y las acciones. Es decir lo que se desea escuchar, para que algo sea aceptado o rechazado y que se apoye o se condene; dependiendo el caso. Es controlar el mensaje e influenciar sin dar la posibilidad de buscar o analizar; solamente aceptar.

Una de las cosas más preocupantes es que mucha gente no sabe que no consume información, sino propaganda. 

Leo mucho en las redes cualquier cantidad de cosas diciéndole a los demás que están equivocados, que los están usando, que tal o cual y cuando analizo las cosas, resulta que a quien están utilizando o la que está equivocada es esa persona. 

Pero bueno, ¿qué puedo decir? Así funciona la propaganda. Te lo crees y piensas que estás en lo correcto. Que es como le dicen y ellos repiten. Nunca ven el elefante en la sala aunque esté allí en la mecedora tomando café y viendo televisión.

Mientras, las relaciones públicas “es un proceso de comunicación estratégica que construye relaciones mutuamente beneficiosas entre las organizaciones y sus públicos”.

Busca establecer líneas de comunicación entre la organización y sus diferentes públicos para lograr el entendimiento. Es comunicación bilateral. Se habla, pero se escucha. Es intercambio de información con retroalimentación, análisis y consenso. 

Las relaciones públicas trabajan por el bien común, por el bienestar de los demás y del país. Se busca una sociedad más equitativa y solidaria. 

Y, ¡claro está!, también se trabaja por los intereses de las organizaciones pero éstos no pueden ir en contraposición a los intereses de la comunidad; como podría ser el caso de la propaganda.

Lo más importante aquí es que las personas sepan lo que consumen. Si consume propaganda y quiere seguir consumiéndola, perfecto. Está en su derecho. Pero que esté claro de lo que es y sus implicaciones. 

Y el que no la quiera consumir, que tenga la posibilidad de ver algo, analizarlo, filtrarlo, pasarle por encima y seguir sin que le afecte, porque sabe que es propaganda y para lo que está diseñada. 

Lo primordial es que cada quien tenga el control, no que otros lo controlen. Pero para eso, tiene que saber la diferencia entre los conceptos y lo que busca cada uno. Debemos ser muy críticos. Como proceso, debe investigar, analizar, evaluar y concluir. Lamentablemente, muchos no hacen esto -o no quieren hacerlo- y se creen los cuentos.


domingo, 26 de enero de 2020

Enseñarlos a pensar




Después de estar 20 años ofreciendo cursos a tiempo parcial en Sagrado, me tomo un descanso para recargar baterías. No sé por cuánto tiempo, si regreso al salón, a Sagrado o a dónde. Ya veremos cómo se va desarrollando la cosa.

Aunque realmente no estaré del todo alejada de la enseñanza porque seguiré ofreciendo los cursos de educación continuada para los relacionistas; así que no se librarán tan fácil de mí. Je, je.

Vivo enamorada de las relaciones públicas. Siempre he estado comprometida con mi profesión y la he respetado. Es por eso que quise aportar a ella desde el salón de clases. Quería colaborar en la formación a los futuros profesionales de la comunicación.

En una ocasión alguien me preguntó cuál era mi mayor satisfacción como profesora. Sin pensarlo dos veces le contesté que enseñar a los estudiantes a pensar.

Y es que desde el primer día de clases buscaba que ‘rompieran la cajita’. Comenzaban muy seguros contestando las preguntas que les hacía pero mientras les cuestionaba o desmantelaba los argumentos iban bajando revoluciones.

Desde el inicio se daban cuenta que las cosas no necesariamente eran como les habían dicho o como creían que eran. Ya empezaban a tener más cuidado con lo que decían y comenzaban a cuestionarse las cosas.

Siempre les aconsejaba que no aceptaran como cierto lo que yo les dijera. Que lo cuestionaran, lo dudaran y lo buscaran. Siempre me sonreía cuando les decía algo e inmediatamente sacaban su celular para verificar si lo que yo había dicho era cierto.

También les comentaba que no quería que pensaran como Marisa Vega, sino que cada uno de ellos tenía que desarrollar su propio criterio. Tenían que tener sus ideas propias.

Les decía que cada quien podía pensar lo que quisiera y que se le respetaba. Que lo único era que esa conclusión debía ser el resultado de un proceso de análisis y evaluación; que no era porque alguien le decía que era así, porque así pensaba toda la familia o porque lo repetía como el papagayo.

Las conclusiones a las que llegaran tenían que ser ponderadas y el resultado de la investigación, la comparación y el análisis de diferentes ángulos y perspectivas.

Aprendieron que no se podían quedar con un solo punto de vista, sino que debían conocerlos todos. Que teniendo una visión amplia de las cosas era de la única manera que iban a poder desarrollar estrategias de comunicación efectivas.

Le decía que tenían que tener un conocimiento mayor que el ciudadano promedio. Que tenían que saber lo que pasaba en Puerto Rico y en el mundo. Por eso tenían que leer noticias locales e internacionales. Y claro, no podía faltar la prueba corta para corroborar cuánto sabían de lo que estaba pasando.

Buscaba que desarrollaran el pensamiento crítico. Los trabajos eran de análisis y de actualidad; así que no podían copiarse. También tenían que hacer cualquier cantidad de trabajos fuera del salón de clases. Se molestaban por todo el trabajo que les asignaba; que nunca fue poco.

Siempre les decía que era mejor que se dieran contra la pared mientras estaban en la clase. Que prefería eso a hacerles la vida fácil y pasarle la mano porque después cuando fueran a trabajar no iban a poder resolver ninguna situación ni a saber desenvolverse.

Además, y algo muy importante para mí, les hacía entender que la ética era fundamental en el trabajo del relacionista y que la credibilidad y la reputación era lo único que teníamos los profesionales de la comunicación. Que si eso nos faltaba, no nos quedaba nada.

Pero lo mejor era cuando, una vez graduados y trabajando, le decían a una que gracias a los trabajos, a que tenían que leer los periódicos todos los días, a los análisis y a que les hacía pasar el Niágara en bicicleta, podían desenvolverse de manera efectiva.

Verlos ahora como han florecidos como colegas responsables y éticos aplicando lo aprendido en las relaciones públicas y en otros campos y profesiones. Muchos en posiciones importantes tanto en empresas como en organizaciones profesionales y hasta como profesores, es para mí motivo de orgullo.

Miro atrás y estoy más que satisfecha de haber dedicado estos 20 años a la formación académica de tantos profesionales de las relaciones públicas y, más que todo, de haberlos enseñado a pensar; que siempre fue mi principal objetivo. Solo me resta decir: Misión cumplida. 



domingo, 5 de enero de 2020

De aniversario en víspera de Reyes


Y, naturalmente, la tarjeta de los reyes es de Taller Una 


Para mí, la fiesta de reyes siempre ha sido muy especial. La he vivido con ilusión porque es la nuestra, es cultura y tradición. Es ‘la que me mueve’.

Y ahora, más que todo, la atesoro porque la víspera de la fiesta de reyes marca el aniversario de este blog. Ya son siete años trepada en la sillita. WOW!

Parece que fue ayer. Mucho ha llovido. Mucho ha pasado. Mucho he escrito y mucho más he dejado de escribir.

Eso es lo que más lamento, lo que no he escrito porque mucho he querido y podido decir. En ocasiones, por ser ‘políticamente correcta’, por consideraciones o por no ‘sacudir el palo’ lo dejo pasar.

Pero me he dado cuenta que las cosas hay que decirlas aunque no le gusten a algunos. ¡Claro!, con respeto y con deferencia, pero a fin de cuentas, hay que decirlas. Es mejor decir una verdad que duela, a una mentira que al final, hiera.

Y no es que yo tenga la verdad agarrada por el rabo. Nunca lo he pensado ni me lo he creído, pero creo que es bueno compartir los puntos de vista y las ideas, sobre todo porque muchas veces suelen ser diferentes y, a lo mejor, traen nueva información.

Cuenta me he dado también que yo sólo tengo control de lo que digo, no de lo que piensan los demás. Así que diré lo que pienso de manera ponderada y nada ofensiva y después que cada quién se haga la idea que quiera.

Así que a partir del séptimo aniversario de ‘Trepada en la sillita’, o sea, a partir de hoy, me verán más seguido. Esa es la idea. A ver si por fin cumplo con lo que se espera de un blog porque, hasta hoy, me le he sentado encima.

Y como entre col y col va una lechuga, pues no faltarán mis trepaditas de las series chinas, japonesas, tailandesas y de cualquier lado que me apetezca escribir.

Esta víspera de reyes, les deseo a todos que mañana sea un día lleno de magia y alegría. Porque nuestras tradiciones, las que nos definen como pueblo son las que nos marca la mancha de plátano.

Un excelente día de reyes. Y aunque el 45 nos dañó el comienzo, les deseo un año lleno de bendiciones, salud, abundancia y éxitos.

¡Por muchísimos años más trepada en la sillita!