Por si las moscas...

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sábado, 11 de julio de 2020

¿Por qué no darnos la oportunidad?


Estas próximas elecciones generales, aún con un ‘pescaíto’ de plebiscito creado para poder movilizar las huestes a las urnas, nuestra prioridad debe ser -por lo menos esa es la mía- escoger los candidatos que estén más capacitados para liderar este país; más allá de líneas partidistas.

Recién leí una columna sobre que hay que votar por un partido porque eso ‘dis que’ asegura la continuidad y ayuda a la gobernabilidad. ¿Cuál? Partidos hemos tenido dominando las administraciones y lo que hemos visto no se acerca en nada a la buena gobernanza.

Al contrario, al dominar las dos de las tres ramas y tener el control absoluto, muchísimas cosas hemos visto. Se aprueban cosas por descargue, se hace legislación que va en contra del beneficio del pueblo y muchas cosas más. Y esto no es algo que no sepamos o que no hemos visto repetirse en infinidad de veces. Así que lo de la continuidad y la gobernabilidad, no lo compro.

Meten miedo porque, con personas de diferentes partidos, el país no funcionaría pero últimamente, ¿cómo ha estado funcionando el gobierno? ¿El que se vote por partido -una sola cruz debajo de una insignia- garantiza que funcione y sea efectivo? No creo. 

Así que el problema no es de gobernanza; es uno de voluntad. No es cuestión de partidos, es cuestión de compromiso con quienes los elegieron. Es que muchos cuando llegan al poder, más que trabajar en beneficio del pueblo, lo hacen el pos de los intereses político partidistas.

Me parece que más que trillado está el cuento de que se tiene que votar bajo una sola insignia. Lo que hemos visto, y vivido en los últimos años, es que votar bajo la insignia de un partido, no garantiza un buen gobierno.

Entonces, ¿por qué no darles la oportunidad a las personas que realmente quieren -y pueden- hacer algo por el país? ¿Por qué no dejar el miedo y cambiar la fórmula que nos tiene sumidos en este desmadre? ¿Por qué no evaluarlos a cada uno por sus méritos?

Con buena voluntad de parte de los candidatos, y con las ganas de sacar el país de este pantano en que nos han sumido los partidos, podemos transformar a Puerto Rico. Pero para eso, tenemos que dejar los miedos y de escuchar cuentos de camino.

Tenemos que pararnos en nuestros propios pies y evaluar a cada uno de los candidatos por sus méritos, por sus plataformas, por lo que pueden ofrecer. Pero también hay que mirar su hoja de vida. Dónde estuvieron y qué hicieron por el país y no qué dicen que van a hacer. 

Muchas promesas nos han hecho y pocas las han cumplido. Empecemos a evaluar las diferentes opciones. Si queremos un cambio, no podemos seguir haciendo lo mismo. Rompamos con las cadenas que nos han puesto los partidos y empecemos a evaluar candidaturas.

Yo prefiero un gobierno con gente diferente que se concentre en resolver los problemas del país, aunque no sea de un solo partido, a un gobierno que, dominado por un partido haga lo que le dé la gana, sea corrupto, trabaje para su beneficio o para el de terceros y no cumpla con el pueblo que lo eligió.

Ya estamos claros que el traer la votación ideológica no busca otra cosa que llevar los electores de un partido a votar porque ninguna consecuencia tendrá. Y no me vengan a decir que ahora sí. Aquí se está usando el tema del estatus para llevar votantes a las elecciones porque de otra manera, no irían, pero realmente nada se va a lograr. ¿Alguna duda de eso?

Empecemos a pensar en quiénes pueden sacarnos de este atolladero en el que nos han sumido los partidos políticos. Una vez tengamos la casa en orden, tirémonos con to' y tenis a resolver el problema del estatus.

Y clarísima estoy yo de lo que quiero para mi país en cuestión de estatus pero ahora, en este momento, mi prioridad es evaluar los candidatos para escoger aquellos que pueden hacer un mejor trabajo en pro de los puertorriqueños. Esos, no se concentran en un solo partido.

Quitémonos los pantaloncitos cortos que usamos, en cuestiones políticas. Empecemos a dar pasos hacia lo nuevo, lo diferente. Ya mucho hemos tenido de los partidos y esto está cada vez peor. ¿Por qué no entonces empezar a pensar en otras opciones viables que puedan ser beneficiosas para todos? 

¿Por qué no darnos la oportunidad? Nosotros, como país, nos lo merecemos.

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