Por si las moscas...
Los comentarios vertidos en estos escritos son de mi total responsabilidad. Comparto lo que pienso y siento, simplemente para que se pueda apreciar otro punto de vista sobre la cosas. Pueden o no estar de acuerdo con lo que expongo; conmigo no hay ningún problema porque cada quien tiene el derecho a pensar lo que mejor entienda. Los comentarios son bienvenidos. Espero que si alguien difiere, lo haga con respeto; no escribiendo chabacanerías o insultando. Este no es el lugar para eso. ;-)
domingo, 6 de noviembre de 2016
La importancia de educarse
Traté de mantenerme al margen. Quería hacerlo. Al final, no pude. Así que aquí estoy, trepada en la sillita a sólo dos días de que se celebren en este país las elecciones generales. Momento crítico e importante el que estamos viviendo; por eso, esto.
Uno de nuestros grandes problemas como país es que nos falta educación. No sabemos lo que pasa en el mundo; mucho menos lo que pasa en nuestra isla. No conocemos nuestra historia. Tampoco nos cuestionamos el porqué de las cosas.
Siguiendo esa línea, muchos no tienen idea de cómo funcionan nuestros sistemas ni sus instituciones. Una gran mayoría no se ha leído nuestra Constitución. Tampoco conocen nuestro sistema electoral. Y si no conocen los nuestros, mucho menos los de los EEUU, aún cuando hay quien aspira a ser parte de esa nación.
La mayoría no sabe cómo están compuestos los cuerpos legislativos ni conocen sus funciones; tampoco quién es su representante o senador. Para mí siempre ha sido neurálgico, y se lo machaco a los estudiantes, que es tan o más importante saber escoger los legisladores que al mismo gobernador.
En el país la tradición es votar bajo una insignia. Cuando se vota así, se vota por lo bueno, pero también por lo otro. Siempre he pensado que la manera más inteligente de votar en por candidatos, no por partidos.
Y es que viendo cómo se ha ido desenvolviendo la cosa, no dejo de repetirme continuamente que lo que nos hace falta es mucha educación. Y aunque esta entrada es sobre cuestiones electorales, necesitamos educarnos en muchos otros aspectos más.
Los puertorriqueños, en su gran mayoría, no son nada racionales sino altamente emocionales. Tienen memoria corta. Repiten como el papagayo lo que le dicen sus líderes y hacen lo que les dicen que hagan; entre muchas cosas más.
Lo más impresionante para mí es que aceptan todo como si fuera la palabra de Dios, sin preguntarse o cuestionarse nada. No analizan las cosas o buscan corroborar o confirmar lo que sus líderes dicen. Simplemente, lo siguen.
Porque como bien decía el padre de las relaciones públicas, Edward L. Bernays, “En una democracia, la opinión sostenida por los líderes se convierte en la opinión de las masas del futuro”. Y en ocasiones, muchas mentiras de tanto repetirlas se las creen como verdades. Así las cosas.
Lo lamentable es que a veces los candidatos dan información incompleta, utilizan datos que no están actualizados, adjudican cosas que no son, le echan la culpa a los demás y obvian su participación y responsabilidad en la situación del país.
Es ahí cuando pienso en el lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky y sus diez estrategias de manipulación mediática: 1) Distracción, 2) Crear problemas y después ofrecer soluciones, 3) Gradualidad, 4) Diferir, 5) Dirigirse al público como criaturas de poca edad, 6) Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión, 7) Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad, 8) Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad, 9) Reforzar la auto culpabilidad y 10) Conocer a los individuos mejor de los que ellos mismos se conocen.
No hay que adentrarse mucho en el discurso de algunos candidatos para poder identificarlas. En algunos casos, hasta las usan casi todas. Los correligionarios aceptan todo lo que dicen y no van más allá. Se ciegan y siguen la fila india.
Todo se centra en atacar, desacreditar, descalificar al otro. No se discuten ideas, no se analizan las cosas, no se habla de lo verdaderamente importante. Simplemente se ataca, se veja al otro. Cuando no se puede refutar, más ataque. Las campañas de lodo son la orden del día. Se van a lo personal.
Es que las cosas no se cuestionan, no se analizan, no se evalúan, no se busca la historia, no se hace ningún tipo de investigación, no se compara. Ni tan siquiera se leen las plataformas de sus partidos o candidatos y no saben ni por lo que votan.
Claro, menos mis estudiantes, que han tenido que leérselas todas para analizarlas, compararlas y evaluarlas. Es que si no saben lo que ofrecen los candidatos, ¿cómo van a saber por lo que están votando y respaldando?
Y sin más, se promueve la propaganda; aunque muchos no quieran admitirlo. Y la propaganda, de acuerdo a cómo se maneje, puede ser peligrosa. Y vuelve a mi mente una cita de Chomsky: ‘La propaganda es a un democracia lo que la coerción a un estado totalitario”. Lo mismo.
Si esto es preocupante, más lo es la virulencia y el fanatismo. Los ataques destemplados de unos y otros contra todo aquello que sea diferente o piense de otra manera. Y esto es algo general, no es de partidos, sino que también lo he visto en seguidores de candidatos independientes. Alarmante por demás.
La política, mejor dicho, la politiquería, no debe estar sobre nuestra relación con los demás. No podemos enfrascarnos en peleas chiquitas con los otros. Gane el que gane, nos guste o no, tendremos que seguir trabajando y tratando de echar pa’ lante este país.
Ya cada quién cargará con la responsabilidad de sus acciones y de su voto. Nada, que debemos respetar las decisiones que tome el electorado. Aunque entendamos que pudieran estar erradas. Esa es la democracia.
¿Qué puede pasar? Que el nuevo gobierno, sea cual sea, no cumpla con lo que ofreció y le eche la culpa y la responsabilidad al anterior. Eso, es lo que hemos vivido todo el tiempo. Pues tenemos que apechar; no nos queda de otra.
Así que lo que resta es que cada quién, si todavía tiene oportunidad, deje a un lado el fanatismo, que se lea las plataformas de los partidos y de los independientes, que evalúe bien cada candidato, que practique cómo va a votar y que el martes lo haga a conciencia y sin miedo.
Al final, deberíamos educarnos en estas cuestiones y en otras, porque como parte de esta sociedad y como votantes, todos somos y seguiremos siendo corresponsables de este merengue…
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