Por si las moscas...

Los comentarios vertidos en estos escritos son de mi total responsabilidad. Comparto lo que pienso y siento, simplemente para que se pueda apreciar otro punto de vista sobre la cosas. Pueden o no estar de acuerdo con lo que expongo; conmigo no hay ningún problema porque cada quien tiene el derecho a pensar lo que mejor entienda. Los comentarios son bienvenidos. Espero que si alguien difiere, lo haga con respeto; no escribiendo chabacanerías o insultando. Este no es el lugar para eso. ;-)

jueves, 23 de enero de 2014

Un circo romano

Detalle de la obra Pollice Verso (1872) del artista francés Jean-León Gérome

Anoche terminó el juicio a Pablo Casellas. La noche fue una de victoria, de derrota, de felicidad, de dolor, de júbilo, de tristeza, de reivindicación, de duelo, de satisfacción, de pena; todo dependiendo de quién fuera o cómo cada quién lo viera. Hubo de todo y no hubo de nada, fue una noche rara.

Aclaro, porque lo creo pertinente, que no estoy a favor o en contra de la sentencia. Como todo el mundo tengo mi opinión al respecto. Pero no me corresponde adjudicar culpas, decir si la mató o no, si el jurado actuó bien o no, o lo que sea. No tengo que pasar juicio sobre nada. Creo en el sistema judicial del país y aunque en ciertas ocasiones he pensado que se ha errado en alguna cosa, siempre he respetado su decisión, porque es lo que corresponde; porque soy una persona de ley y orden que respeta nuestras instituciones. 

A partir del veredicto, lo que he visto tanto en los medios tradicionales como en los sociales me recordó los tiempos de la antigua Roma donde los presentes en el Coliseo o en el Circo, junto al emperador, decidían la vida de los gladiadores levantando o bajando el dedo pulgar. Aquí, desde hace tiempo, bajamos el pulgar. Me erizo. Por eso, esta reflexión.


A los estudiantes le digo que existen dos tribunales, el de justicia y el de la opinión pública. En ocasiones el acusado entra a alguno con la mitad de la pelea gana o con la mitad de la pelea perdida; dependiendo su situación y cómo se perciba. A veces se gana en los dos, se pierde en uno y se gana en el otro, o se pierde en los dos. En el caso de Pablo Casellas, antes de pisar el tribunal de justicia, ya había sido juzgado y encontrado culpable en el de la opinión pública. 

Y es que este caso tenía una carga adicional súper fuerte. El acusado es una persona pudiente, hijo de un juez federal, el caso había sido ampliamente ventilado en los medios -desde todos los ángulos posibles- y cada quién tenía su “verdad”. Muchas personas pensaban qué, por ser quién era, no se “iba a impartir justicia”. Mirar el caso sólo a través de estos elementos, le estaba haciendo un servicio flaco al sistema judicial del país. Esto podría resultar peligroso porque se avalan cosas que no deben entrar en la ecuación.

Tenemos que tener claro que lo que se dice, se escribe o se presenta en los medios, lo que escuchamos y lo que creemos o pensamos necesariamente no es con lo que se trabaja en el tribunal. Nosotros podemos especular sobre muchas cosas, en el tribunal es otra cosa. Se trabaja con pruebas, ya sean físicas o circunstanciales, y el caso tiene que ser probado más allá de duda razonable. Percepción, realidad y verdad; no son la misma cosa.

Se dice que esta creencia es falsa. Que se perdonaba la vida si se alzaba
el puño y se condenaba a muerte si se señalaba el pulgar hacia un lado.
Este caso ha traído a colación muchas cosas. Entre ellas, el vaivén de las personas y la poca fe en las instituciones puertorriqueñas. Se cree según convenga. Si la decisión no va de acuerdo a lo que nosotros pensamos, el proceso estuvo viciado, no fue justo y hubo "chanchullo". Si por el otro lado, va de acuerdo a lo que creemos, se hizo justicia. 

Me choca sobremanera el tan trillado comentario de “ahora la gente puede volver a confiar en el sistema”. ¿Por qué; porque Casellas fue declarado culpable? ¿Y si hubiese sido no culpable? ¿Habrían pensado que el jurado estaba “comprado” o que su padre hubiese “movido sus influencias”? ¿Hubiesen estado de acuerdo con la decisión? ¿“Confiarían” en el sistema? 

Las personas deben confiar en el sistema no por el resultado del juicio, sino porque se siguió el proceso judicial y fue uno justo. El juez Ramírez Lluch es uno con vasto conocimiento, reconocido y muy respetado que tuvo total control del proceso. Tanto la fiscalía como la defensa prepararon su caso y lo presentaron. Se escogió un jurado. Desfiló la prueba y se presentaron los testigos, de ambas partes. El jurado deliberó y dio su veredicto. ¿Qué tuvo de diferente este caso? A lo mejor los protagonistas; nada más.

En una ocasión conversando con un amigo abogado, hablábamos del sistema. Decía yo que cómo era posible que los “culpables” salieran en libertad o que no se les juzgara. Me dijo algo muy interesante, y muy cierto, que me puso a pensar. Que no era que los culpables salían en libertad, sino que en algún eslabón de la cadena, alguien no había hecho bien su trabajo. Que en muchas ocasiones el abogado defensor hace mejor trabajo que la fiscalía. En otras, es fiscalía quien presenta mejor el caso. El jurado o el juez son quienes deciden cuál es el veredicto de acuerdo a las leyes, los delitos, las pruebas o los atenuantes presentados. No pare más.

Pues en el caso Casellas, podría decirse, que fiscalía –los fiscales Janet Parra Mercado, Sergio Rubio Paredes y Phoebe Isales Forsythe- realizaron un trabajo excepcional, mucho más porque aunque la prueba fue circunstancial, lograron convencer al jurado compuesto por seis hombres y seis mujeres (votación 11-1), de que era culpable en los tres delitos que se le acusaban: asesinato en primer grado, violación a la ley de armas y destrucción de evidencia. 

Anoche vi en algunos medios fotos de personas celebrando. En los medios sociales muchos se “desbordaban” de felicidad porque salió culpable. Pensé que habíamos ganado una competencia internacional o algo así. Me parece, y esto es algo muy personal, que no había nada que celebrar. ¡Ah!, claro, que se le hizo justicia a Carmen Paredes. Pues bien; es cierto. Y era lo justo. Pero ni tan siquiera un momento pensamos en el escenario desolador que han enfrentado, que enfrentan y que enfrentarán ambas familias, sobre todo las hijas de la pareja. Esos padres, esos hermanos, esas hijas, esos tíos, esos primos de la víctima y del ahora convicto; en fin, todos, merecen nuestro respeto y consideración. Anoche debió ser una noche de compasión, no de celebración.

Volví a pensar en el circo romano. Aún cuando las bestias destrozaban a los cristianos o algún gladiador mataba despiadadamente al otro, se celebraba. Y no crea nadie, por favor, que estoy trepada en un pedestal juzgando  -yo sólo me trepo en la sillita- o que los estoy criticando. Cada quién siente, piensa y actúa como quiere. Es su prerrogativa. Tampoco nadie tiene que estar de acuerdo conmigo o pensar como yo. Esto es una reflexión, es mi punto de vista. 

Sólo espero que ahora sigamos “teniendo confianza en el sistema”; aunque el veredicto sea contrario a lo que nosotros pensemos o creamos. Que respetemos las instituciones puertorriqueñas porque hacen bien su trabajo. Que entendamos que el veredicto del tribunal de la opinión pública necesariamente no será el mismo del tribunal de justicia y viceversa. Pero, sobre todo, tenemos que estar claros que nadie está sobre la ley, que todos somos iguales ante ella, que merecemos que se nos trate con dignidad y respeto y que tenemos derecho a la vida.


Pollice Verso (1872) del artista francés Jean-León Gérome.
Museo de Arte de Phoenix. Phoenix, Arizona, EE. UU.

4 comentarios:

  1. Muy atinado y cierto. Es una tragedia que la compartimos todos y todas. El victimario, la víctima, las familias y la sociedad que se ve retratada en el crimen. Somos una sociedad violenta. Hay que volver a vivir valores.

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    1. De acuerdo. Hay que volver a vivir los valores; ahí está la solución. Somos una sociedad violenta y también vengativa. Debemos empezar a cambiar ya. Saludos.

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  2. "Las personas deben confiar en el sistema no por el resultado del juicio, sino porque se siguió el proceso judicial y fue uno justo."
    Completamente de acuerdo. Qué largo camino tenemos para recorrer...

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    1. Muy cierto; tenemos un largo camino por recorrer. Como sociedad no hemos madurado lo suficiente para mirar las cosas de frente. Reaccionamos desde la emoción. Si algo no es como nosotros decimos, creemos o queremos le quitamos todo el valor. Confío en que esto vaya cambiando.

      Saludos y gracias por el comentario.

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