Tomada de Internet, sólo para acompañar el texto. |
Cada vez que escucho, veo o leo noticias en algunos medios o los comentarios de las personas sobre muchísimas cosas que están pasando en nuestro país, me sigo convenciendo que somos muy fáciles de impresionar, de manejar y de manipular.
Soy de las que leo de todo, de extrema izquierda a extrema derecha y siempre trato de hacer un análisis y llegar a mi propia conclusión. No dejo que otros me digan lo que tengo que pensar o creer porque ya con el cuento de los indios y los vaqueros tuve suficiente. Pero no es sólo leer de todo, que debería ser así; sino que deberíamos hacer el ejercicio completo.
Porque uno puede leer y seguir leyendo de cualquier cosa y de todo. Eso no es problema si conocemos las líneas editoriales, lo que impulsan y de qué pata cojea cada cual; entre varias cosas más. Solo así vamos a leer el ‘entrelíneas’, a matizar lo que se lee, a saber a qué darle más peso, qué se debe cuestionar, qué se tiene que corroborar y que se tiene que desechar. Nos sorprenderíamos de las cosas que se descubren.
Pero la mayoría no tiene idea de todo lo que puede estar detrás de unos comentarios, de unas declaraciones o de unas acciones. Y ahí está el peligro de esto; porque nos lo creemos todo, nos dejamos impresionar sin cuestionarnos nada y permitimos que nos manejes o manipulen a conveniencia. Y muchos logran sus propósitos.
Un clarísimo ejemplo de esto es la politiquería que carcome este país. Me aterro cada vez que escucho a la gente repitiendo como el papagayo algo que algún político dijo. Lo más increíble de todo es que el político conoce cómo hacerlo porque sabe que no vamos a hacer el ejercicio del análisis y el cuestionamiento; sino que acataremos como un mandato de Dios lo que él dijo. Ya lo dijo Edward L. Bernays, “En una democracia, la opinión sostenida por los líderes se convierte en la opinión de las masas del futuro”.
Hoy estaba viendo un reportaje en un programa matutino de noticias y me resultó hasta chocante ver unos políticos criticando y rasgándose las vestiduras por algo que proponía el gobierno actual. Me pregunté, ¿cómo es posible si parte del problema que tenemos ahora es responsabilidad de ellos? ¿Ahora nadie se acuerda de las cosas que hizo? ¿La gente tampoco?
Y eso mismo veo y escucho en la calle. La gente acusa directamente al gobierno de turno por el desmadre que hay en este país. Y no estoy diciendo que no sea corresponsable de lo que pasa, porque muchísima tela hay para cortar, sino que es inconcebible que recaiga sobre una sola persona o grupo, cuando aquí todo el mundo ha metido mano, se ha beneficiado y sigue sacando provecho.
No puedo concebir que borremos cinta como si el antes no existiera. Y siempre pasa lo mismo, no importa el partido que sea, el que está en funciones es el malo. Leo cada comentario en las noticias que realmente me dejan, ¿Aaaahh?. Porque uno se da perfecta cuenta que no tienen idea alguna de lo que están hablando o dicen cosas que nada tienen que ver con lo que se discute. Sólo se concentran en desacreditar a alguien o ensalzar al y lo que no se puede ensalzar.
Frases como “mira como este ha hundido el país’, ‘por culpa suya esto está mal’, y una sarta de cosas como esa, ¿pero no estaba el país hundiéndose desde hace años?, ¿no es culpa de los dos partidos principales lo que está pasando aquí?. Para mí es inaudito que la gente crea que tiene la verdad agarrada por el rabo y que reparta culpas a diestra y siniestra atacando al contrario sin reconocer la parte que los suyos tienen en las cosas. Es tan visceral el ataque que pareciera que muchos se chupan un limón antes de sentarse a escribir.
¿Por qué en vez de sentarnos a botar sapos y culebras por la boca no hacemos algo para sacar adelante este país? No lo hacemos porque somos tribales, porque respondemos a colores, a ideologías y a intereses particulares. La idea es destruir al otro para que suba el mío y entonces ‘jartarnos’. Porque si apoyo a tal o cual ese va a responder por mí. Maduremos, por favor.
Y esta línea de pensamiento se afianza más con los medios sociales. Ayer eleí un tuit de un político que llamó mi atención. No sé cuántos seguidores tiene, pero tuiteó algo que para mí es cuestionable lograrlo. Y me hizo pensar mucho porque muchas personas pueden pensar que así será y se ilusionarán porque la gente cree lo que quiere creer.
Otra cosa bien interesante y de lo que casi nadie habla, es el papel que juegan los medios de comunicación; tanto tradicionales como sociales porque ni la neutralidad ni la imparcialidad existen. Muchos van dirigiendo las cosas de acuerdo a sus intereses; porque cada cual tiene el suyo. Apoyan candidatos, cada vez más abiertamente, y hasta los crean. Bastantes ejemplos de estos hay; como uno muy reciente, que desde que vi el primer artículo sobre él, sabía por dónde iban los tiros. Y como suele suceder, no me equivoqué.
Por el otro lado, atacan todo lo que hace al que no favorecen. La ‘fiscalización’ se nota que va mucho más allá y de todo hacen ‘noticia’. Y no es que algunas cosas no tengan valor noticioso; que lo podría tener, lo que pasa es que se cruza la raya. Te das cuenta porque sólo se muestra un lado de la historia, se enfocan en lo negativo de uno o resaltan lo positivo del otro, las fotos que usan del candidato son las peores y en blanco y negro, y del otro usan las más bellas y a colores; etc. Todo eso se hace. ¡Y a uno le pueden hacer la vida cuadritos y al otro proyectarlo en miel sobre hojuelas!
Si miramos atrás, pero no lo hacemos porque tenemos memoria corta, lo mismo se hizo antes; pero el o los protagonistas eran otros, lo que estaban de turno. Y no estoy diciendo que todos los periodistas sean así; Dios me libre. Pero de que los hay, los hay. Y cada medio, que son negocios, puede hacer lo que quiera; pero nosotros deberíamos conocer y poder discernir con lo que nos quedamos y con lo que no, y no aceptar todo lo que dicen como maná caído del cielo. Yo escucho mucha gente decir: “Es verdad porque lo escuché en...” o “Eso es así porque lo leí en tal sitio”.
Interesante me resulta el caso de las encuestas. Si nos damos cuenta, al final, las encuestas ‘se cumplen’ o terminan ‘cerca de cumplirse’. Siempre me he preguntado, ¿será que la gente piensa así o será que poco a poco nos van llevando a que pensemos de esa manera? ¿Nos vamos acondicionando a lo que nos van mostrando? Lo dejo ahí para que cada quién haga su ejercicio y llegue a sus propias conclusiones.
Nada, que no hay verdades absolutas, que nadie tiene la verdad agarrada por el rabo, que las cosas necesariamente no son ni blancas o negras porque la mayoría de las veces las contestaciones las encontraremos en las tonalidades de gris. Que tenemos que aprender a discernir, a tomar una información y mirarla en su justa perspectiva, a cuestionarla, a analizarla, a investigarla y a llegar a NUESTRA conclusión; no a aceptar sin protestar la de otros. Porque si no, lamentablemente, no saldremos de este círculo vicioso y seguiremos siendo igual de impresionables, manejables y manipulables…
No hay comentarios:
Publicar un comentario