100% #PUR

No sé si se nace con eso o no. No sé si se aprende en el camino. No sé si le pasa a todos, a la mayoría o sólo a unos pocos. No sé si son ilusiones; mucho menos si son divagaciones. No tengo ni idea y, al sol de hoy, no me interesa averiguarlo. Lo único que sé -y que siempre he tenido claro- es que soy 100% #PUR. Así las cosas.

Por si alguno está pensando en lo que no es; pues aclaro que del PUR que hablo no es de la empresa estadounidense de filtros de agua, tampoco es de la villa en una provincia iraní y mucho menos de la compañía de cosméticos minerales (aunque esa tiene diéresis no deja de ser pür). Al PUR que me refiero es a nuestra nación, a la puertorriqueña, cuya identificación en el olimpismo son esas tres letras. De esa es que hablo. De nada más.

Tengo que confesar que para referirme a Puerto Rico, me gusta más el PUR que el PR. No sé, es como que más nuestra esencia, nuestra entraña, nuestra raíz; es el tuétano, nuestra identidad. ¿Será porque representa nuestra autonomía deportiva? ¿Será porque me parece más representativo de nuestra nación puertorriqueña? Y venga, por favor, no estoy haciendo alusión a temas políticos; estoy hablando del sentido patriótico.  

Y lo aclaro porque en este bendito país la gente es tan acomplejada que su marco de referencia y línea de pensamiento empieza y termina en las tribus de colores y todo lo pasan por el crisol de su ideología política. Estar a favor de algo es -obligatoriamente- estar en contra de otra cosa. A ver si por una vez y por todas rompemos esta manía y empezamos a ver un poquito más allá. Estamos tan envenenados de la politiquería que nada más vale. ¡Que hay muchas más cosas en la vida! 

Porque para el que no lo sepa, una nación es (RAE) un ‘conjunto de habitantes de un país regido por un mismo gobierno’; ‘territorio de ese país’, ‘conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común’. Patria es la ‘tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos históricos y afectivos’, es el ‘lugar, ciudad o país en que se ha nacido’. A eso es a lo que me refiero.

Y es que estos días mi sentimiento patrio anda revuelto (¿más?). Y no es para menos porque ya se acerca la celebración de los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe en Veracruz, México, y nuestra delegación estará allí.  Hemos estado viendo diferentes actividades relacionadas; como por ejemplo, la presentación de la vestimenta que utilizará la delegación en sus diferentes modalidades. También este pasado fin de semana el gobernador Alejandro García Padilla abanderó la delegación puertorriqueña que nos representará y que está compuesta por 336 atletas y 151 delegados. 

No sé si es manía mía o porque realmente es así, pero me parece que últimamente hay mucha más cobertura de todo lo relacionado al COPUR y a los atletas; tanto en medios tradicionales como sociales. Me parece que por fin le estamos empezando a dar al deporte y al olimpismo puertorriqueño el lugar que debe ocupar. Claro, todavía falta mucho, pero andando se llega.

Sólo una cosa ha “empañado” tanta felicidad en mí; y es que en varias fotos he visto la bandera puertorriqueña al revés. Vi una foto de una delegación, todos muy orgullosos con la monoestrellada pero la punta de la estrella estaba hacia abajo. :O Y podría dejarse pasar -y tampoco- si la foto se toma en el fragor del juego, de la victoria y la ‘agarran’ al revés; ¿pero posando con ella?, ¡ahí no hay excusa!. ¡Bendito!, un poquito más de cuidado con esas cosas.  

La bandera puertorriqueña es el símbolo que nos representa; sobre todo en lo deportivo. Me imagino el gran orgullo que sienten los atletas por ella. Así que ese gran amor por la bandera debe llevarlos a estar pendientes de que siempre que vayan a sacarse una foto, la punta de la estrella esté hacia arriba (La foto sale mucho mejor. Jeje). Porque si las delegaciones no la colocan correctamente, ¿qué podemos esperar de los demás? Crítica constructiva.

Y no sé si lo será para muchos, pero para mí ver nuestra delegación desfilar en cualquier competencia deportiva es una confirmación de mi identidad puertorriqueña. Voy 100% a los míos y así siempre será. Ver entrar la monoestrellada a cualquier estadio, no importa la cantidad de atletas que sean no tiene precio. ¿Habrá quién no se emociona con esto? Bueno, cada quién a lo suyo. Yo por lo menos sí, porque siento orgullo; y eso vale. ;)

Y es que si de algo estoy orgullosa yo, es de ser puertorriqueña. Y podrá sonar a cliché, -el que lo crea, pues bien porque es libre de pensarlo, no pasa nada- pero es la verdad. Y si estoy orgullosa de mi cultura, religión, idioma, valores, música, historia, política, tradición, etc.; más lo estoy de que en lo deportivo seamos simplemente PUR y que nos represente nuestra bandera, la monoestrellada. 

Y nada, estas próximas semanas estaré pegada a los medios sociales y a la televisión y me disfrutaré la ‘fiebre centroamericana y del caribe’ hasta decir ‘basta’. Apoyaré a los nuestros brincando cuando haya que brincar, celebrando cuando haya que celebrar y cantando La Borinqueña ‘a to’ pulmón’ cuando se tenga que cantar (que espero sean muchas veces) porque la 'contentura' no la podré ocultar.