Por si las moscas...

Los comentarios vertidos en estos escritos son de mi total responsabilidad. Comparto lo que pienso y siento, simplemente para que se pueda apreciar otro punto de vista sobre la cosas. Pueden o no estar de acuerdo con lo que expongo; conmigo no hay ningún problema porque cada quien tiene el derecho a pensar lo que mejor entienda. Los comentarios son bienvenidos. Espero que si alguien difiere, lo haga con respeto; no escribiendo chabacanerías o insultando. Este no es el lugar para eso. ;-)

domingo, 9 de junio de 2013

Todos tenemos vela en este entierro

Aunque en este país y en el mundo, por tantas cosas que pasan, hay muchísima tela de dónde cortar; últimamente lo de treparme en la sillita me está costando. Muchas razones para eso hay, pero ahora mismo no vienen al caso. Lo que sí es que esta trepadita, tuviera deseos o no, la tenía que dar. Y es que estamos en época de graduaciones y nuestros chicos de Sagrado “vuelan del nido”; así que no podía dejar pasar la oportunidad. Claro, es que les tenía que dar la última cantaleta. jeje ¿O qué se creían que se iban a ir así tan campantes sin una de mis peroratas?. ;) 

Y aunque va “dirigida” a los chicos, esta reflexión podría aplicarnos porque, lo queramos o no, todos tenemos vela en este entierro porque no podemos desligarnos de nuestra realidad. No vivimos en una burbuja; mucho menos podemos encerrarnos para que nada nos toque. Tampoco podemos pensar que nada nos afecta y que no tiene que ver con nosotros. Y es que todos, en mayor o menor medida, somos corresponsables de lo que pasa en este país y en el mundo. Esa corresponsabilidad nos obliga a mirar las cosas de frente, a trabajar duro y a buscar soluciones. Y hacia eso es que va dirigida esta reflexión. 


Mis niños; es por todos sabido que la cosa en Puerto Rico está difícil; bastante mucho más de lo que creemos y estamos dispuestos a aceptar. Y lo digo porque muchos piensan que la situación sólo tiene que ver con lo económico, con los “bonos chatarra” y con un proyecto económico que no funciona. Esto tiene que ver con mucho más; tiene que ver con una gran crisis de valores, con una sociedad que discrimina por raza, color, religión, sexo, orientación sexual, condición social y hasta por ideas políticas. Una sociedad donde la culpa siempre es del otro. Donde nos lavamos las manos y responsabilizamos al gobierno por todo; hasta por los huracanes. 

Conste, que sí; que los políticos mucho han tenido que ver con este desmadre que vivimos ahora. Y tenemos que ser justos al decir que esto ha sido corresponsabilidad de todos los partidos; los que han estado en el poder y los que no. Unos por hacer las cosas mal y repartirse con la cuchara grande, y los otros por no haber hecho su trabajo fiscalizador de manera efectiva. Pero como la culpa es huérfana, ninguno asume su responsabilidad. 

Y me está interesante que los partidos, una vez están en minoría, por esas cosas de la vida, es que ven todo claro, es que saben cómo resolver las cosas, es que tienen las contestaciones. ¿Y por qué la iluminación no llegó cuando estaban en el poder? ¿Será que el poder nubla el entendimiento? Pero es que este rollo no es sólo de los políticos, sino también nuestro porque somos los responsables por ponerlos ahí.  Así que todos, embarrados quedamos. 

Pero como esto es harto sabido, no vale la pena seguir revolcándonos en lo mismo. Ya lo tenemos claro; ahora lo importante es actuar. Es no dejarles el país en las manos a los políticos. Es hacer, colaborar, buscar soluciones. Es asumir nuestra responsabilidad histórica y ponernos a trabajar para que este país sea uno habitable para las próximas generaciones. 

Puerto Rico necesita personas que “metan mano”; que den el cien por ciento (y hasta más) y que no le tengan miedo a las situaciones difíciles ni a los cambios. Se necesita gente que se atreva y que se remangue pa’ meterle mano a lo que venga. Muchos hay ya que sólo se quejan, que sólo critican negativamente, que sólo buscan faltas. 

Y no es que no se critique. La crítica, sobre todo la constructiva, es necesaria porque nos ayuda a ver cosas que no habíamos apreciado, nos pone a reflexionar, nos abre el entendimiento y nos ayuda a buscar mejores opciones. Si realmente creemos en este país y que podemos hacer algo por él, no seamos más de lo mismo. Tenemos que trabajar para hacer de este un lugar mejor. No nos queda de otra. ¿Y cómo hacerlo? Haciendo lo que tenemos que hacer desde donde nos toque hacerlo. 

Es importante recordar que lo que vale es lo moral, lo positivo; que tenemos que obrar éticamente en todo lo que hagamos. No importa lo que sea. La vida nos da la posibilidad de hacer las cosas bien o de hacerlas de otra manera. La decisión, el camino final lo escogemos nosotros. Hay veces que pensamos que yendo por el camino más corto, por el fácil, por el que no es correcto vamos a salir airosos para conseguir lo que queramos de manera expedita. ¿Es ese el tipo de triunfo al que aspiramos en la vida? ¿Para eso es que nuestros padres se han sacrificado? ¿Para eso es que nos hemos educado?. 

Tenemos que ser personas de bien, personas que aportemos, personas que construyamos. Debemos estar dispuestos a colaborarle a los demás, a pensar en nosotros, pero también en los demás y en lo que es bueno para todos. Debemos dar los buenos días, las buenas tardes, las buenas noches. Debemos tratar de ayudar a los otros, a orientarlos, a darle la mano, a consolarlos. En muchas ocasiones tenemos que ponernos en los zapatos de los demás antes de criticar o acusar. No sabemos por qué cosas hayan pasado o estén pasando esas personas. Como hubiese dicho mi papá; deberíamos tener más caridad cristiana.  

Debemos leer, buscar, analizar y llegar a nuestras propias conclusiones. No debemos dejar que nadie piense por nosotros. Debemos estar al día en todo y saber lo que está pasando en este país y en el mundo. Debemos luchar por lo que creemos, pero siempre de manera clara, precisa, limpia y positiva. Demasiado de lo otro tenemos en este país. Debemos ser agentes de cambio y estar claros que, aunque encontremos dificultades, siempre debemos buscar resolverlas y seguir adelante. Y sobre todo, que el trabajo dignifica.

Seamos todos parte de ese grupo de ciudadanos que, a través del trabajo y del quehacer diario aportamos al desarrollo social, político, económico, educativo, deportivo, religioso; en fin, desde la trinchera que nos ha tocado. Debemos todos ser partícipes de ese gran deseo de hacer de este, un mejor país. Es nuestra responsabilidad crear una mejor sociedad puertorriqueña y una mejor patria. El reto está ahí y todos tenemos que aceptarlo. Y es que, lo queramos o no, no podemos desvincularnos porque todos tenemos vela en este entierro.

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