Este es el país de la confusión y la desinformación; de ponerle el nombre que sea a cualquier cosa. Algunos dicen lo primero que se le ocurre sin saber de lo que hablan. Otro tanto repite como el papagayo sin verificar la información porque suena bonito, porque lo dijo tal o cual persona o, simplemente, porque sí. Una gran mayoría sustenta sus opiniones e ideas en premisas incorrectas o falsas.
Creo, y lo he dicho hasta la saciedad,
que cada quién tiene derecho a pensar lo que quiera y apoyar lo que desee. No
tengo problemas con eso; con lo que sí es con el juego de palabras y conceptos;
con manipular. Porque si no se da la información correcta, si se disfraza, se
tergiversa, si se dicen medias verdades y se omiten o se acomodan datos a
conveniencia, es manipulación.
Las cosas hay que llamarlas por su nombre
y decirlas tal cual son para que cada quién tenga claro su verdadero
significado. Que tenga plena conciencia de lo que escoge y que sea por
elección, no por coacción o engaño. Por eso la trepadita.
Y es que cada vez se está haciendo más
evidente, el uso de la propaganda. Y lo quiero aclarar porque muchos,
erradamente, la están confundiendo con relaciones públicas. Lamento informarles
a los que creen que es lo mismo que están equivocados, que los tiros van por
otro lado y que una de esas cosas no es como las otras. Así que a engancharle
el milagrito al santo que le toca.
Y no estoy diciendo que una es mala y que
la otra es buena; lo que quiero dejar claro es que son cosas diferentes y que
no podemos confundirlas. Allá cada quién con la que prefiera; yo me quedo con
las relaciones públicas.
Las relaciones públicas “es un proceso de comunicación estratégica que construye relaciones
mutuamente beneficiosas entre las organizaciones y sus públicos”, según
definida por la Public Relations Society of America, traducción libre al
español de Joseph Martínez, APR. Su fin es buscar
entendimiento y colaboración entra las partes. Se supone que trabajen por un
bien común.
En el libro ‘Las relaciones públicas en
la sociedad del conocimiento’, editado por la Asociación de Investigadores en
Relaciones Públicas, Antonio Pineda Cachero hace algunas reflexiones
teórico-conceptuales de las relaciones públicas y la propaganda. Indica que la
propaganda es un discurso ideológico de poder, entendiendo la ideología como un
campo discursivo relacionado directamente con el reparto del poder en la
sociedad y la lucha alrededor del mismo.
La propaganda, según aparece en el libro
‘Relaciones públicas, estrategias y tácticas’ de Wilcox, Cameron y Xifra,
debería utilizarse únicamente para denominar aquella actividad que vende un
sistema de creencias o constituye un dogma ideológico o político.
El concepto ‘propaganda’ nace dentro del
seno de la Iglesia Católica. El término surge de la Congregación para la
Evangelización de los Pueblos, denominada ‘De Propaganda Fide’, establecida el
6 de enero de 1622 por el papa Gregorio XV.
Según
documentos oficiales de El Vaticano, (http://www.archiviostoricopropaganda.va/
content/archiviostoricopropagandafide/es/la-congregazione/congregazione.html), la Congregación de Propaganda Fide se establece como “órgano central y supremo para la propagación de la fe con una doble misión: trabajar por la unión con las Iglesias ortodoxas y protestantes y promover y organizar la misión entre los no cristianos”.
content/archiviostoricopropagandafide/es/la-congregazione/congregazione.html), la Congregación de Propaganda Fide se establece como “órgano central y supremo para la propagación de la fe con una doble misión: trabajar por la unión con las Iglesias ortodoxas y protestantes y promover y organizar la misión entre los no cristianos”.
Pero la
propaganda como la conocemos hoy, surge en los Estados Unidos a principios del
siglo pasado, en el marco de la primera guerra mundial. Una gran mayoría del
pueblo estadounidense entendía que el conflicto no les era pertinente. Woodrow
Wilson ganó las elecciones de 1916 con el lema de campaña: “He kept us out of
war”.
Una vez
ganó, y viendo una gran oportunidad de la expansión de los intereses
estadounidenses en el mundo, buscó cambiar la opinión pública para que
apoyaran la intervención en el conflicto. Lo que lograron gracias al trabajo del Comité de Información Pública (1917-1919), bajo la dirección del periodista George Creel. Estados Unidos le declaró la guerra a Alemania en el 1917.
El trabajo del comité, también conocido como Comité Creel, era convencer al pueblo que la intervención en la
guerra era necesaria, que tenían el deber moral de ayudar a mantener la paz
mundial, la democracia y defender la libertad. Que era un acto patriótico
apoyarla. Uno de sus mayores aliados fue la prensa.
Podría decir más, pero este escrito no es de la propaganda utilizada por los estadounidenses en la primera guerra mundial. A lo mejor podría tocar el tema en otra entrada junto a las técnicas utilizadas por Joseph Goebbels para la Alemania Nazi.
La propaganda busca sólo llevar la información que le conviene a quién la utiliza. Es decir lo que la gente desea escuchar. Es disfrazar las cosas de manera que el pueblo lo acepte, aunque después se haga otra cosa. Es quitarle legitimidad al oponente, aunque lo que diga sea cierto y acusarlo de que no ama el país o que traiciona la patria. Es pintar el cuadro bonito para que la gente los apoye.
Podría decir más, pero este escrito no es de la propaganda utilizada por los estadounidenses en la primera guerra mundial. A lo mejor podría tocar el tema en otra entrada junto a las técnicas utilizadas por Joseph Goebbels para la Alemania Nazi.
La propaganda busca sólo llevar la información que le conviene a quién la utiliza. Es decir lo que la gente desea escuchar. Es disfrazar las cosas de manera que el pueblo lo acepte, aunque después se haga otra cosa. Es quitarle legitimidad al oponente, aunque lo que diga sea cierto y acusarlo de que no ama el país o que traiciona la patria. Es pintar el cuadro bonito para que la gente los apoye.
Es utilizar
todos los recursos disponibles para ganar adeptos. Es utilizar todas las
estrategias posibles, para lograr vencer o dominar. Es jugar con las palabras y
los conceptos. Es mostrarse como el gran defensor del pueblo y justificar lo
que se hace. Es decir lo que se tiene que hacer y cómo; entre muchas cosas más.
Posiblemente en los orígenes de las
relaciones públicas se utilizaban elementos de la propaganda. Sólo se
transmitía información, no se esperaba o se buscaba la retroalimentación.
Simplemente se daba. Además, que muchos de los que las practicaban buscaban, a
como diera lugar, influenciar a sus públicos sin importar nada más. Pero esos tiempos ya pasaron. La disciplina ha evolucionado y
relaciones públicas es otra cosa.
Una de las diferencias más marcadas entre
las relaciones públicas y la propaganda está en su función. Las relaciones
públicas buscan establecer líneas de comunicación entre la organización y sus
diferentes públicos para buscar el entendimiento. La propaganda, busca promover
doctrinas, ideologías y conceptos, entre otros, para atraer adeptos a sus causas
respondiendo sólo a sus intereses y objetivos.
Las relaciones públicas trabajan con
comunicación bilateral; es intercambio de información, retroalimentación y
consenso. La propaganda va en una sola vía; es promover ideas, creencias o
dogmas ideológicos o políticos. Es influenciar sin buscar o analizar, es sólo aceptar.
Y podría decir más, pero creo que el
punto está claro y cumple con mi objetivo; que se sepa que no son la misma
cosa. Que no se usen los conceptos como iguales, porque no lo son. Que se le
llame propaganda a lo que es propaganda y relaciones públicas a lo que
realmente es.
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