Mientras más pienso en la situación que está viviendo Puerto Rico con la denominada “Junta de Control Fiscal”, el por qué la tenemos y cómo lo ha manejado la administración de turno, más pienso en la fábula del traje del emperador de Han Christian Andersen.
Y venga, que aquí muchos son corresponsables de lo ocurrido y lo seguirán siendo, aunque continúen tan felices lavándose las manos y repartiéndole la culpa a los otros. Por eso estoy convencida que lo primero que se debió hacer, como un acto de responsabilidad fiscal y ciudadana, fue auditar la bendita deuda.
Pero claro, a muchos no les convendría porque hubiesen quedado retrataditos. Así que mejor sepultar esa posibilidad para seguir teniendo el control y salvar gente. ¿Cuál es el miedo de que se audite?
¿Será que lo que dicen es la deuda realmente no lo es? ¿Será que la repartición de culpas no es cómo la han pintado? ¿Será que dejaría al descubierto a muchos y que resultarían ser los mayores responsables? Rumiándolo.
Para mí es inconcebible el circo que se ha armado para querernos hacer ver que el traje nuevo del emperador es hermoso, que está confeccionado con las mejores telas y que los bordados y los hilos de oro son de lo mejor.
Preocupante es para mí que muchos afirmen lo bello que es el traje y que lo alaben, que ensalcen y aplaudan sólo para quedar bien, para seguir la corriente, por no darse cuenta de la realidad o por no querer entender que ha sido una tomadura de pelo.
Observo, escucho y leo. Trató de conectar lo que ha pasado en los últimos días, semanas y meses. Poco había dicho porque no quería disparar de la vaqueta; y es que resulta que la cosa no es tan simple. Mientras más lo miro, más me convenzo de que no estaba errada con mi pensamiento inicial y el análisis hecho.
Señoras y señores, nos han pasado el rolo. Esa siempre fue la intención. Los que pagarán los trastes rotos no van a ser los que los rompieron, sino nosotros. Esto siempre estuvo cuadrado. Esta clavada fue planificada y bien ejecutada (Según Chomsky, estrategia de manipulación de la “gradualidad”).
Lo más patético es que nos quieren hacer creer que nos han salvado, que pensemos que se ha hecho lo correcto por el bienestar del pueblo (“Crear problemas y después ofrecer soluciones”, estrategia de manipulación según Chomsky).
Me parece hasta dantesco que se quiera mostrar un escenario o ambiente festivo, de celebración, éxito o victoria. Bueno, sí para los bonistas, ellos y los enajenados. Son los grandes ganadores y nada les afectará. No será así par el resto del pueblo que sufrirá en carne propia el desmadre creado por unos y solapados por otros.
Cada vez que leo algo sobre esto o veo algún comentario apoyando lo que se hizo pienso en la estrategia de manipulación de “diferir” de Chomsky. Y viene a mi mente la imagen del emperador con su traje nuevo, paseando a caballo y sus súbditos vitoreándolo, alabándolo y aplaudiéndolo.
Una mentira que se repite muchas veces podría terminar pareciendo una verdad. Por eso no me extraña nada de que tanto que lo han repetido, están convencidos que salvaron la situación y que lo que se hizo fue lo mejor. Pero, ¿para quién?; porque el pueblo no es.
Realmente es frustrante. Entonces pienso que debemos educar más enfocando el desarrollo del análisis crítico; a pensar, a cuestionar. A evaluar las cosas, analizarlas, escudriñarlas, desmenuzarlas. A llegar a las propias conclusiones, no a seguir la fila india.
Necesitamos más cultura general. Tenemos que ir más a la historia. Es cíclica; se repite. A lo mejor son diferentes situaciones y con diferentes actores pero en esencia acaban siendo lo mismo; el gobierno oprime al pueblo mientras que ellos y sus allegados adquieren más poderes y privilegios.
Don dinero y don poder logran que los gobernantes se acomoden a sus intereses porque ellos los ayudaron a llegar donde están. Sólo hay que darle una ojeadita a la historia. Si conociéramos más de ella y entendiéramos el efecto de las decisiones tomadas; otro sería el cuento.
Cuando escucho el cacareo de que vivimos en una democracia, me río. Nuestro sistema es uno capitalista pero no el que es enfocado en el bienestar del pueblo. Y en ocasiones pienso en el escenario que dio paso a la Revolución Francesa. Y lo sigo rumiando…
Y es que las cosas se van cocinando con el tiempo. Y aquí vuelvo con la estrategia de manipulación de la “gradualidad”. Si miramos la JCF podríamos preguntarnos qué vino primero, si el huevo o la gallina. Podríamos preguntarnos por sus miembros, sus relaciones con el gobierno de turno, con el anterior y los partidos, tanto en PR como en los EEUU, con bancos y bonistas, etc.
Podríamos preguntarnos cómo se vendieron esos bonos, sobre todo los buitre, quiénes manejaron esas transacciones en la banca de inversiones, en el gobierno y dónde están ahora esas personas, con quiénes trabajan. Muchas sorpresas nos llevaríamos.
Primero se aseguraba que había dinero -para ganar las elecciones- y después se dieron cuenta que esto estaba “peor de lo que se imaginaban”, pero hay que sacrificarse para pagar. ¿En serio alguien puede creerse esto? Hay que ser demasiado ingenuo, cándido o fanático par hacerlo.
Las cosas no son tan simples. Aquí los simples somos nosotros, ellos lo saben y lo utilizan a su favor. La estrategia de manipulación de “Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen”.
En clase, una de las primeras cosas con las que trabajamos es en aprender a identificar la propaganda y la manipulación del mensaje y de la comunicación. También a conocer la diferencia entre persuadir y manipular.
Conocen las técnicas de manipulación, no para manipular -el elemento ético siempre se les recalca- sino para que puedan identificarlas y desarrollar estrategias de comunicación que puedan contrarrestarlas o neutralizarlas. Y para ejemplos, los del diario vivir. Sólo hay que ver la prensa y las redes sociales.
Mucho más podría decir pero el desfile no se ha terminado. Eso sí, como el niño de la fábula muchos ya se han dado cuenta que el emperador va desnudo; aunque hay otros que todavía creen que el traje es hermoso y que está confeccionado con las mejores telas.
Cuando realmente se empiece a entender la situación, y la gran mayoría vea que el emperador está desnudo, ya los artífices del traje habrán desaparecido, como en la fábula, con el tesoro del reino. Todo gracias a la inacción, la complicidad y la ceguera de muchos, de todos, especialmente la del emperador. Lamentablemente…
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