Por si las moscas...

Los comentarios vertidos en estos escritos son de mi total responsabilidad. Comparto lo que pienso y siento, simplemente para que se pueda apreciar otro punto de vista sobre la cosas. Pueden o no estar de acuerdo con lo que expongo; conmigo no hay ningún problema porque cada quien tiene el derecho a pensar lo que mejor entienda. Los comentarios son bienvenidos. Espero que si alguien difiere, lo haga con respeto; no escribiendo chabacanerías o insultando. Este no es el lugar para eso. ;-)

domingo, 29 de enero de 2017

Después de mucho pensar


Decidí  treparme en la sillita, después de pensarlo mucho. Y es que las cosas en este país por “motu proprio”, o por el rebote de lo que sucede en los Estados Unidos de América, dan la impresión de que estamos caminando sobre un campo minado, pero a muchos parece no importarle.

Posiblemente será mi última entrada sobre este tema porque me cargo mucho. Creo que me voy a dedicar a escribir sobre las series, novelas y películas que veo de todas partes del mundo, de la comunicación y las relaciones públicas, de protocolo o simplemente de la inmortalidad del cangrejo.

Y es que hay tanta enajenación que no vale la pena decir nada. Es frustrante ver cómo la gente se lo cree todo sin cuestionar nada, cómo siguen viviendo de fantasías y cuentos y le dan valor a cualquier cosa. Vivir en Lalalandia parece ser la orden del día.

Pensar, dudar, buscar, investigar, mirar la historia, comparar, leer entrelíneas, interpretar, analizar y llegar a conclusiones; eso es lo que hay que hacer. Quizás si no fuéramos tan ingenuos y confiados, no caeríamos como ‘pescaítos’. Lo más triste es que el patrón se repite una y otra vez. Por eso me frustro.

Y venga, que no estoy tratando de descalificar a nadie ni decir que soy la más inteligente, la que más sabe o la que se come los niños crudos; sino que no soy de las que aceptan las cosas a la primera y siempre trata de, antes de asumir alguna posición, tener la mayor cantidad de datos disponibles para tomar una decisión más informada.



Y a lo mejor el ser zurda tiene algo que ver con esto. Y alguno dirá que me tosté; pero los zurdos saben de lo que hablo. Como para nosotros todo está ‘al revés’, inconscientemente tendemos a hacer más análisis, a buscar varios ángulos y posiciones y a medir el efecto de las cosas. Todo para poder tener una visión más amplia de las situaciones y más posibilidad de acción. Así somos.

Y regreso al tema. Digo por quincuagésima vez, que todo eso pasa porque uno de nuestros grandes problemas es la falta de educación. A eso se reduce todo. A través del tiempo muchos han dicho que la educación es la solución a los problemas y clave para el desarrollo social, la equidad, el respeto y todo lo demás. Un pueblo educado, es más difícil de manejar y manipular.

El analizar, el conocer, el saber, hace que uno se cuestione las cosas y no las acepte de la primera. Tenemos que ser más asertivos, juiciosos y no dejarnos impresionar por los cantos de sirena. Los políticos no suelen decir las cosas como son, sino lo que la gente quiere escuchar.

Luego, cuando llegan al poder, aún sabiendo que tenían conocimiento de las cosas, se hacen los nuevos, los que pensaban que ‘la cosa no estaba tan mala’ o simplemente se despachan echándole la culpa al gobierno anterior. Esto, como justificación para no cumplir lo que prometieron. La gente se lo cree y ellos, Tan felices.

Lo más increíble es que este patrón se repite constantemente y la gente los justifica. Antes, cualquier cosa que dijera el gobierno que haría era cuestionable, una locura o una metida de pata. Ahora, todo es justo y necesario, todos tenemos que sacrificarnos y darle un voto de confianza al gobierno.

Y no estoy diciendo que antes tenían razón y ahora no; lo que digo es que no importa lo que el del partido contrario proponga hay que atacarlo de manera visceral; aún sin evaluarlo.  Pero lo que diga el de su partido hay que apoyarlo ciegamente, simplemente porque sí.

Mientras usemos la politiquería para evaluar las cosas, nunca podremos hacer un análisis ponderado de las mismas. Lo más preocupante es que esto se repite no importa el partido que sea. Es algo consecuente y parece no tener fin.

Cada vez que leo o veo alguna ‘maravillosa’ solución a los problemas del país y la gente lo acepta sin chistar, pienso en todo esto. Necesitamos cambiar nuestra mentalidad y la manera de ver las cosas. Tenemos que ser más perspicaces y fiscalizadores sin importar si los líderes son o no del partido al que se pertenece.

Aquí la política debería terminar con las elecciones para darle paso al servicio público. Pero no, todo se politiza y se arrastra durante todo el cuatrienio. Y vemos que los políticos hacen lo mismo que criticaron, pero en esa ocasión sí se justifica.

Y podría dar muchos ejemplos. Uno de ellos el ‘bendito plebiscito de estatus’; que ‘by the way’ es una grandísima pérdida de tiempo y recursos. Y lo digo porque si va a estar igual de viciado que el anterior –el que conoce algo de investigación sabe que fue así- sólo buscará que gane lo que se quiere que gane. Al final, no tendrá otro objetivo que seguir ilusionando la gente.

Pero mejor no sigo porque no vale la pena. No importa lo que se diga, siempre se va a justificar lo que el líder diga y haga y preferirán dejarse engañar. Por tener una fe ciega en sus líderes se cierran a todo lo demás.

Mientras, muchos de los líderes siguen ‘jugando’ con el lenguaje, acomodando el mensaje, controlando el pueblo y haciendo lo que quieren. Justifican lo que hacen como necesario porque, según ellos, esa es la única manera de hacerlo. A veces, respondiendo a intereses personales, de su partido o de terceros.

Y no hay que ir muy lejos; sólo analicemos la tan cacareada -y ya aprobada- reforma fiscal. ¿Quiénes serán los más beneficiados? ¿Quiénes son los más sacrificados? ¿Se complacerá a la junta fiscal? Que cada quién adjudique lo que mejor entienda y llegue a su conclusión; yo, ya llegué a la mía.

Y nada, ya estoy intolerante con tanta mediocridad. También estoy cansada y hastiada de las cosas que están pasando en este país y en los EE. UU.; que no son otra cosa que el resultado de nuestras malas decisiones. ¿O por qué creen que tenemos una junta fiscal y en el norte hay tanto temor con la nueva administración?

Así que yo, he decidido soltar. No sulfurarme por lo que no puedo cambiar. Que cada quién cargue con su responsabilidad. Sólo me dedicaré a hacer lo que me corresponda desde la trinchera que sea y a vivir en paz. Al final, lo más importante es mi tranquilidad.


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