Por si las moscas...

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miércoles, 11 de enero de 2017

Hoy más que nunca, Hostos.



La grandeza de una nación la definen sus hijos. Por eso siempre he pensado en la nuestra. El puertorriqueño siempre buscar marcar el paso; de eso no hay duda. Muchos de los hijos de esta tierra han dejado huellas profundas y han sido reconocido mundialmente por sus aportaciones. Uno de esos es don Eugenio María de Hostos.
 
Hoy, 11 de enero de 2017, que celebramos el 178 aniversario de su natalicio y por los tiempos que estamos viviendo, se hace más meritorio tenerlo presente y mirar su figura. Es reconocido como uno de los intelectuales del siglo 19 y uno de los grandes educadores de la historia. 

La editorial inglesa Routledge lo reconoció como uno de los 50 grandes maestros de la historia al incluirlo en el libro "Fifty Mayor Thinkers on Education: From Confucius to Dewey”, junto a figuras como Platón, Sócrates, San Agustín, John Wesley, Erasmo, Locke, Kant, Nietzche, Humboldt, Spencer,  Steiner, Rousseau, Dewey, Montessori, Ortega y Gasset y Gandhi. 

Hostos fue además periodista, filósofo, sociólogo y, más que todo, un gran patriota. Defendió las clases marginadas y minoritarias y el derecho de la mujer a educarse. También fue un escritor prolífero con más de 15 obras. Entre ellas la 'Peregrinación de Bayoán', donde propone la confederación antillana y 'Moral Social', uno de mis preferidos.

Se le conoce como el “Ciudadano de las Américas” porque, además de ser un gran defensor de la independencia de Puerto Rico, luchó por la unidad antillana y latinoamericana. Creía en la educación porque la veía como algo fundamental para la libertad y la justicia de los pueblos.
Pareciera que por ese mismo amor a la patria y por sus ideales independentistas, es que poco se conoce de su gran figura en Puerto Rico. 

El colonizador, por estrategia, siempre busca asfixiar todo aquello que pueda representar el orgullo de una nación -ya sean tradiciones, idioma, próceres, cultura, etc.-,  de manera que no se tengan referencias, mucho menos modelos. 

Sin una base sólida y fuerte, y el arraigo por lo suyo, el manejo y la manipulación del colonizado es más fácil. Esto da paso a la asimilación con el colonizador al no identificarse con lo que se es, para querer ser lo que no se es. 

Es lamentable que mitifiquemos y admiremos personajes de otros países y que no nos identifiquemos o conozcamos la grandeza de los nuestros. Por eso es que hay que conocer a nuestros próceres, por eso debemos conocer la obra monumental de Hostos. 

Siempre luchó por la libertad y la justicia de los pueblos. En España se unió a un grupo de puertorriqueños que buscaba la abolición de la esclavitud y la independencia de Puerto Rico y Cuba. 
Su obra, “La peregrinación de Bayoán”, de corte político social, fue censurada por el gobierno español. Durante su vida, colaboró con periódicos de muchísimas partes del mundo.

En Nueva York se unió a la Junta Revolucionaria Cubana. Fundó y presidió la Liga de Patriotas (Puertorriqueños). Redactó el Programa de La Liga de los Independientes, asociación política que buscaba la independencia de Cuba y Puerto Rico. Allí colaboró con varios periódicos, fundó 'La Revolución' y codirigió 'La América Ilustrada'. 

En una campaña a través de varios países suramericanos defendió su ideal antillano y la libertad de los pueblos latinoamericanos. En Perú denunció la explotación que sufrían los inmigrantes chinos, cofundó el periódico 'La Patria' y creó las sociedades de Auxilio para Cuba y la de Amantes del saber. 

Promovió la construcción del primer ferrocarril trasandino que comunicaría Argentina y Chile. La primera locomotora llevó su nombre. También publicó artículos en el periódico argentino La Nación; con el que siguió colaborando mientras estaba en Brasil.

En Chile abogó por la industrialización del país. Fue miembro de la Academia de Bellas Artes de Santiago y director del Liceo de Chillán y del Liceo Amunástegui de Santiago; el cuál fue fundado para que implantara sus ideas pedagógicas. Dictó cátedras de Derecho Constitucional en la Universidad de Santiago y de Sociología en la Universidad Central. 

Fue cofundador de la Sociedad Científica de Chile y miembro honorario de la Sociedad Fraternal Boliviana. Dirigió el Congreso Pedagógico de Chile, el Ateneo de Santiago, el Congreso Científico de Chile, el Centro de Profesores de Chile y la Sociedad Unión Americana. Desarrolló programas de castellano, de historia y de geografía. Fue reconocido como Hijo Adoptivo del Ayuntamiento de Santiago.

Fue comisionado ante los gobiernos de Colombia y Venezuela por el Club Cubano de Puerto Plata de la República Dominicana, del cual era socio honorario. En Venezuela dirigió colegios en la isla Margarita y en Puerto Cabello.

En Puerto Rico, en Juana Díaz, fundó el Primer Capítulo de la Liga de Patriotas y el Instituto Municipal. Luego de la invasión estadounidense, fue miembro de la Comisión que fue a Washington a hacer valer los derechos de Puerto Rico. Fundó en Mayagüez el Instituto Municipal.

En la República Dominicana, a petición del gobierno, hizo una verdadera reforma educativa reorganizando la enseñanza pública.  Fundó la primera Escuela Normal. Asumió el cargo de Inspector General de Enseñanza Pública, dirigió el Colegio Central y dictó lecciones sobre sociología. 

Fundó la Escuela Nocturna para la clase obrera. Dictó cátedras de Derecho y de Economía Política en el Instituto Profesional. Fundó y dirigió los periódicos “Las Tres Antillas” y “Los Antillanos” y colaboró en “Las Dos Antillas”.

Falleció en Santo Domingo el 11 de agosto de 1903. Sus restos descansan en el panteón de los héroes nacionales en Santo Domingo. La Organización de Estados Americanos lo proclamó Ciudadano de América en su Octava Conferencia celebrada en Lima, Perú, en 1938. 

Y esto es sólo un efímero vistazo a lo que fue la figura de Eugenio María de Hostos. Porque muchísimo se puede decir -y aprender- de él. Si nos adentramos en su obra, entenderíamos muchas cosas.  

Hostos era un hombre que creía en la educación como un elemento de transformación social, lo que deja claro en toda su obra. 

Es tan así, que su sistema de enseñanza fue adoptado por muchos países. Lo irónico de esto, es que en Puerto Rico, en vez de hacer lo propio, se adoptó el sistema estadounidense, que claro está que no es el mejor del mundo. 

En nosotros está el mantener en la memoria colectiva nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestra historia y, por supuesto, nuestros hombres ilustres. Hombres como Hostos, no se repiten con tanta facilidad. Es por esto que tenemos que perpetuar su legado. Por eso hoy, más que nunca, Hostos.



Las fotos que acompañan esta entrada, fueron tomadas de internet con el único fin de acompañar el escrito.

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