Por si las moscas...

Los comentarios vertidos en estos escritos son de mi total responsabilidad. Comparto lo que pienso y siento, simplemente para que se pueda apreciar otro punto de vista sobre la cosas. Pueden o no estar de acuerdo con lo que expongo; conmigo no hay ningún problema porque cada quien tiene el derecho a pensar lo que mejor entienda. Los comentarios son bienvenidos. Espero que si alguien difiere, lo haga con respeto; no escribiendo chabacanerías o insultando. Este no es el lugar para eso. ;-)

miércoles, 1 de febrero de 2017

Periodistas vs. comentaristas


Comienzo el mes trepándome, pero no por cosas del amor; sino porque estos pasados días han surgido ciertas situaciones relacionadas con periodistas y comentaristas. Viendo cómo se está desarrollando esto, creo que es pertinente ‘decir’ algunas cosas.

Primero, debemos estar conscientes que ser periodista y comentarista, no es la misma cosa. Podríamos tener periodistas que sean comentaristas, pero hay comentaristas que necesariamente no son periodistas.

El periodista, se supone, porque puede haber sus excepciones, tiene educación formal en periodismo o comunicación. Es ocasiones son especialistas en los temas que cubren. Son contratados por una compañía de comunicación, pero podrían ser independientes. Se rigen por un código de ética para ejercer su trabajo.

Para redactar una nota, el periodista debe analizar la situación y ver sus diferentes ángulos y posibilidades. Debe investigar, buscar las reacciones de todas las partes involucradas y corroborar los datos. Esto es importante porque debe presentar una nota veraz e imparcial.

El periodista lo que busca es informar; ofrecer datos y diferentes puntos de vista sobre una situación. Esto para que las personas, luego de tener la información, analicen, lleguen a sus propias conclusiones y adjudiquen. No debe favorecer ninguna de las partes.

Claro, eso es en el mundo ideal porque sabemos que hay algunos que no corroboran los datos, que sólo dan un punto de vista, que tienen sus agendas personales o de terceros, que son sensacionalistas y que buscan favorecer personas o instituciones con sus historias. Esos son los menos; pero de que los hay, los hay.

Por otro lado, tenemos a los comentaristas. La gran mayoría no tienen formación académica en periodismo o comunicación pero se supone que dominen el tema del que hablan. Dan su opinión sobre temas que están en la palestra. En muchas ocasiones, su opinión no está fundamentada en una investigación, sino que podría ser el resultado de su experiencia o porque ‘entiende’ que debe ser así.

Los comentaristas dan su parecer, algunos respondiendo a unas agendas muy definidas, para impactar la opinión pública ya sea positiva o negativamente. Podrían responder a los intereses de terceros buscando crear una opinión favorable o desfavorable de algo, de alguien o de alguna institución u organización.



El comentarista, que en ocasiones es una persona controversial, puede ser contratado por una compañía de comunicación buscando aumentar su audiencia.  También esa persona puede comprar el espacio en el medio para decir lo que quiera o necesita decir sin problema alguno. No debemos olvidar que los medios son negocios.

Más o menos aclarada la diferencia, vamos al segundo punto; hay que saber en qué canasta poner los huevos. Y no estoy diciendo que hay uno mejor que otro. No me toca a mí decirle a ustedes eso porque hay buenos en ambos lados. Que cada quién llegue a su conclusión; ya yo llegué a la mía.

Lo que digo, y lo quiero dejar claro, es que tienen funciones y agendas diferentes. Debemos estar conscientes de que no son lo mismo para poder evaluarlos en su justa perspectiva y darle el peso que cada uno merece.

Hago hincapié en esto porque muchas personas no conocen la diferencia y piensan que porque están ante un micrófono o frente a una cámara son periodistas y que todo lo que dicen es ley. Además, de que creen ciegamente lo que dicen los comentaristas.

Y ojo, no estoy diciendo que ser comentarista esté mal; no, no es eso. Lo que digo es que sólo dan sus opiniones sobre diversos temas, es su punto de vista sobre algo y necesariamente no se allanan a los hechos.

Lo "peligroso" es que muchos de sus seguidores toman sus comentarios, que son simples opiniones, como la palabra de Dios. Creen ciegamente cada cosa que dicen y lo dan todo por cierto. Que no buscan más allá y que se quedan con un solo punto de vista, teniendo una opinión viciada de las cosas.

No podemos perder de vista que algunos podrían ser “trolls” que compañías, instituciones, grupos y partidos, entre otros, le subvencionan los programa para que sigan una agenda ya determinadas por ellos. Claro, los periodistas no están exentos de esto.

Así que mientras están pasando cosas importantes, se podría estar entreteniendo a las personas con temas irrelevantes o enfocándose en temas específicos para que la gente no busque más allá de algo que podría afectar a alguno de los involucrados. Todo es posible.

Es por esto que hay que evaluar  trayectorias, credibilidad, preparación académica, experiencia, investigaciones, reconocimientos por sus trabajo, credibilidad y reputación; entre otras cosas. También ver si responden a intereses particulares, agendas, personas u otras cosas como la afiliación política; etc.

Y esto no es para ‘carpetear’ a nadie; simplemente que si usted va a tener a esa persona como fuente de información, debe estar claro qué puede esperar de ella. Esto lo ayudará a saber qué tipo de opinión usted podría desarrollar; que debería ser la más ponderada y la menos viciada posible. Así que mientras menos ‘ataduras’ y más neutral e imparcial resulte, mejor.

Tercero y último, para poder tener una opinión bien formada debe buscar diferentes fuentes, analizar y  adjudicar. Evalúe todos los ángulos de una situación; no se quede sólo con un punto de vista de las cosas.  Llegue a sus propias conclusiones.

No permita que otros quieran moldearle su forma de pensar y mucho menos que le digan cómo tiene que pensar. Esto nos ayudará a tener una visión más clara,  justa y real de nuestra sociedad. A ver si así, empezamos a avanzar.

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