Por si las moscas...

Los comentarios vertidos en estos escritos son de mi total responsabilidad. Comparto lo que pienso y siento, simplemente para que se pueda apreciar otro punto de vista sobre la cosas. Pueden o no estar de acuerdo con lo que expongo; conmigo no hay ningún problema porque cada quien tiene el derecho a pensar lo que mejor entienda. Los comentarios son bienvenidos. Espero que si alguien difiere, lo haga con respeto; no escribiendo chabacanerías o insultando. Este no es el lugar para eso. ;-)

viernes, 29 de enero de 2016

De la toxicidad puertorriqueña


Una gran mayoría de puertorriqueños se ha vuelto tóxica; muy tóxica. Si fuéramos a medir el nivel de toxicidad, estaríamos en problemas. Vivimos en un ambiente cargado; denso. No importa donde sea; lo vemos, lo escuchamos, lo leemos, lo sentimos. 

Por si alguien no lo tiene claro, yo siempre consultado a mi amigo el DRAE, la toxicidad es el grado de efectividad de una sustancia tóxica. Lo tóxico es relativo o perteneciente a un veneno o toxina. La toxina es un veneno producido por organismos vivos. Pues parece que no podemos ser más tóxicos porque no podemos. 

Aunque todavía esto no ha permeado en una gran mayoría de la población; podemos sentir cómo, se va extendiendo a más y más personas. Mucha cuenta de esto nos damos cuando vemos los medios, tanto tradicionales como sociales y las redes sociales. 

No estoy segura si siempre ha sido así, o si es que el esconderse detrás de un teclado saca toda la podredumbre que hay en el corazón, y los medios y las redes sociales lo están dejado al descubierto. Para mí, esto es algo sumamente preocupante. 


Yo que leo a diario tanto las notas periodísticas como los comentarios de las personas me doy cuenta de esto. Se percibe odio, desdén, racismo, homofobia, xenofobia, falta de respeto; entre muchas cosas más. Si seguimos así, vamos a envenenarnos con nuestro propio veneno. 

Al parecer, para muchos, las redes sociales se han convertido en ese espacio donde se sienten libres de insultar, atacar difamar y/o decir lo que quieran pensando que están resguardados. Muchos de ellos, bajo seudónimos, utilizan los medios y las redes sociales como piezas de artillería para atacar a personas o instituciones.

Y que conste; que no estoy diciendo que uno no puede quejarse, criticar o señalar lo que entiende está mal. No es eso. Es saludable que se haga la crítica; pero creo que tiene que ser constructiva; no importa cuán duro sea el señalamiento. Debemos decir lo que pensamos; pero es la manera en que se dice. He ahí la gran diferencia.

Estas últimas semanas han pasado cosas que han sacudido nuestro país. En muchísimas de las noticias los comentarios son puro veneno. Lo más lamentable es que las personas no tienen ni idea de lo que están hablando. Muchísimos de ellos están completamente desenfocados del tema, pero muy enfocados en el ataque personalista o partidista. 

Como ya es usual, en uno de los cursos los estudiantes tuvieron que hacer un ejercicio analizando los primeros 25 comentarios (poquitos, porque estamos empezando el semestre Je, je) de las notas periodísticas sobre el indulto dado por el gobernador, publicadas en tres medios diferentes. 

Analizaron el enfoque editorial que se le dio a esa nota y luego los comentarios. Hicieron una relación entre las dos cosas. Interesantísimo lo que descubrieron. Muchos estaban asombrados del lenguaje soez utilizado por gran cantidad de personas. Otros porque a más parcializada la información, más comentarios y más reaccionarios. Entre otras muchas cosas más. 

Hubo un medio digital que fue bastante neutral y en ese había pocos comentarios y bastante enfocados en el tema. ¡Claro!, no crearon polémica; sino que ofrecieron la información. Pareciera que a la gente lo que le gusta es la sangre. 

Y aquí algo me hizo pensar y que sigo rumiándolo; ¿Habrá tenido algún efecto en esta toxicidad de los comentarios, la manera en que se presentó la información? ¿Será que hay muchos que todavía no han entendido la responsabilidad que tienen al llevar la información y se enfocan en apoyar agendas específicas? ¿Por eso los comentarios polémicos para invitar a la lectura de las notas? Muchas preguntas más hay.
Y esto lo he mencionado varias veces y para mí es algo vital que lo entendamos. No todo el que tiene un micrófono o escribe en los medios y las redes sociales tiene el conocimiento y la preparación para ello. Muchas personas no son periodistas y sí comentaristas. Hay una gran diferencia en esto. Me explico.

Se supone que el periodista basa todo en investigación y análisis. Aunque algunos comentaristas hacen lo propio, otros simplemente dan su opinión sobre algo. Y eso es válido. El problema es cuando ellos piensan que tienen la verdad agarrada por el rabo y quiénes lo escuchan o leen, aceptan esto como mandato de Dios. Eso, es bien peligroso.

Y es que el ‘conocimiento’ de muchos de estos comentaristas no necesariamente está basado en el principio periodístico, sino en rumores, en ideas, en la consecución de alguna agenda, por llevar la contraria, apoyar a una persona, grupo o partido; o porque simplemente a esa persona le da la gana de decirlo. Tenemos que saber diferenciar. Hay que filtrar.

Es por esto que me impresiona cómo algunos manejan la información y cómo otros lo que escuchan o los leen aceptándolo como ley divina. Sólo hay que escuchar algunos comentaristas o leer los comentarios de las personas en las diferentes plataformas de medios y en los sociales para darse cuenta del nivel al que estamos llegando.

Y es que en este país, lamentablemente, se está escogiendo el ataque, la confrontación y la falta de respeto para decir las cosas. Es increíble cómo destrozamos reputaciones, cómo acusamos, cómo manchamos, cómo cuestionamos, cómo denigramos. ¿Quién nos dio el derecho de juzgar y criticar y a señalar? ¿Con qué estatura hablamos de los demás? 

Exigimos respeto y que nadie nos critique, pero lo hacemos con el prójimo. No queremos que nos cuestionen pero cuestionamos a los otros. Queremos que se respete nuestra intimidad pero violamos las de los demás. No nos gusta que nos señalen o digan nada, pero tiramos piedras a los techos de cristal de los otros. ¿Por qué? 

Sólo espero que tomemos conciencia de por dónde nos estamos yendo -precipicio abajo- y que empecemos a lidiar mejor con la situación. Ya basta de tanta toxicidad, tanto odio y tanta pelea chiquita. Enfoquémonos en lo realmente importante; que es en la familia, las relaciones personales, en la vida, en la paz, en sacar este país adelante.

Dejemos a un lado tanta agresividad, negatividad y desconfianza. Y aquí comparto esto que leí los otros días en algún lado y que me ha hecho reflexionar mucho. ‘No es sólo ver el vaso medio lleno o medio vacío, sino llenarlo’. Cambiemos de actitud y enfoquémonos en eso; que para el futuro de muchos y de este país es lo realmente importante. A ver si así nos vamos desintoxicando…



Las imágenes no son de mi propiedad y fueron tomadas de internet con el único fin de acompañar este escrito.

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