Tomado de www.buscoimagenes.com |
‘El gato se trepó al árbol’. Esa es la frase que un querido amigo pide le digan antes de darle una noticia que pueda impactarlo. Es una advertencia para él poder prepararse a escuchar lo que viene; para que no le afecte tanto.
Pues yo le voy a tomar prestada la frase. Y es que ayer vi por el ‘Periscope’ de un medio noticioso, parte de las preguntas que le hiciera un grupo de periodistas al gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, en la convención de su partido político.
Antes de verlo, hubiese necesitado un aviso que alguien me dijera: ‘El gato se trepó al árbol’; o mejor dicho, ‘Diez gatos, un perro, dos gallinas y un gallo se treparon al árbol’. Pero no crean que fue por lo que se preguntó o se contestó; sino por los comentarios de las personas que se conectaron a verlo.
Y es que en este país andamos en ‘Lalalandia’; aparte de lo irrespetuosos que solemos ser. Pensé escribir durante la transmisión pero, ¿para qué? Si la gente se ciega y no entiende lo que le vayas a decir. Son demasiados fanáticos o están iracundos y nada les va a hacer sentido; aunque sea la realidad.
Lo primero que quise decir, y esto lo he dicho por gobernadores de distintas administraciones; es que no importa si lo votaste o no, si te cae bien o no, si estás de acuerdo o no, si te gusta o no, es el gobernador de todos los puertorriqueños y merece un respeto. Esto no tiene que ver con política; esto tiene que ver con buenos modales y educación.
Una cosa que no tolero, y lo pueden decir los estudiantes de mis cursos, es que se hable de manera despectiva de los gobernantes o políticos utilizando sobrenombres. En el salón se habla de ellos, claro, y se les puede criticar a morir; pero se habla de argumentos, de ideas, de políticas, de situaciones, de decisiones tomadas, no se denigra la persona. ¿No comienza la Carta de Derechos de nuestra Constitución indicando que la dignidad del ser humano es inviolable?
Pues para mí fue triste leer tantos insultos. Pero esto no fue sólo en esta ocasión, esto ya se está volviendo algo frecuente. ¿Le gustaría a cualquiera que la gente fuera insultándole a diestra y siniestra?. Y no estoy entrando en que si tienen razón o no; lo que digo es que el insulto y la violencia verbal no es la solución.
En Puerto Rico nos estamos acostumbrando a insultar, no a diferir ni hacer crítica constructiva y saludable. Después nos quejamos que este país es violento. La violencia no se da sólo en la calle, ¿no estamos abonando a ella detrás de nuestros aparatitos? Para rumiarlo.
Segundo, que muchas de las cosas que estaban diciendo o argumentando, necesariamente no era como las decían o no eran totalmente ciertas. Pareciera que borramos cinta y se nos olvidan las cosas que pasan. Resulta que el gobernador que está en el momento, no importa cuál sea, es el causante de todas nuestras penas. Pareciera que no conocemos la historia de nuestro país.
No podemos en perspectiva que estas cosas no surgen de la nada o que son del momento. Estas cosas se vienen cocinando desde hace tiempo; pero la mayoría no es capaz de darse cuenta de ello. Aquí los dos partidos están metidos en este ‘bollete’; esto no comenzó en el 2013. ¿Qué se piensa que no se atendió como debió haberse hecho o que el gobernante no ha sabido mantener el barco a flote? Esos son otros veinte pesos.
Es increíble la mente corta que tenemos. Nos olvidamos tan fácilmente de las cosas… Y de eso se aprovechan los políticos, de todos los partidos, para seguirnos enredando. Se indignan, señalan y atacan cuando ellos han formado parte de este 'desbarajuste' que tenemos.
Y no estoy diciendo que no se diga nada; al contrario. Se tienen que decir las cosas, pero que aporten a la discusión, puntos de vista diferentes, ideas, posibles soluciones, argumentos con peso. Tenemos que empezar a pensar, a analizar, a llegar a conclusiones basadas en información, no en partidismo, ideologías u odios.
Y para esto tenemos que reconocer que tenemos un problema, que todos somos corresponsables, por una cosa u otra, y que es imperioso hacer cambios. Ya es hora que dejemos de darle orfandad a la culpa y cada quién asuma su responsabilidad desde su realidad.
Hay que coger el toro por los cuernos, no por el rabo. Tenemos que implementar fórmulas nuevas. Y aquí podría ser líneas de pensamiento, políticos, propuestas de partidos, otros modelos, cambiar paradigmas; en fin, otras cosas, otros ángulos, otras opciones, no seguir haciendo lo mismo.
Pero no por querer cambiar las cosas, vamos a hacerlo a lo loco. Tenemos que pensar bien, con calma y escoger lo que mejor nos convenga. No por buscar un cambio vayamos a caer en algo más complicado o peor. Y es lo que acostumbramos hacer. Creemos que un nuevo candidato será mejor y después nos estamos quejando.
Es que cedemos el poder sin más, cuatrienio tras cuatrienio, y por eso estamos donde estamos. Le dimos un cheque en blanco a los políticos y ahora estamos pagando las consecuencias. Es más fácil creer en las promesas de los políticos, a lo Bambi corriendo por le bosque, que enfrentar la realidad del país. Demasiados confiados, ingenuos y fanáticos.
Aquí hay que tener cabeza fría y analizar la gente por lo que son y lo que pueden hacer por este país, no por el partido al que pertenecen. Hay que dejar la politiquería y pensar en este hermoso cantito de tierra. Deberíamos erradicar la inmadura pelea chiquita partidista y concentrarnos en lo que cada quién puede aportar para sacar adelante este país.
Contrario a lo que muchos dicen; creo -estoy segura- que esto tiene salvación. Lo que tenemos que hacer es ponerle voluntad, arremangarnos y que cada quién busque dar lo mejor de sí por nuestra patria puertorriqueña. Concentrémonos en esto, porque se nos acaba el tiempo.
A ver si por fin lo entendemos porque por lo que vi ayer y por lo que veo diariamente; difícil se nos hará encarrilarnos como debe ser.Y es que tenemos que actuar ya porque si seguimos como vamos; la frase que más necesitaré escuchar será: ‘El gato se trepó al árbol’.
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