La piel de cebolla es tan y tan fina, que puse la cáscara... |
No sé si es por el calor del trópico, por el agua, por los polvos del Sahara, porque somos caribeños o porque estamos en ruta de huracanes. No sé si es por el ‘síndrome del colonizado’, o porque nos gusta criticar. No sé ni por qué. El caso es que tenemos la piel finita, de cebolla, y reaccionamos a cualquier cosa, como si fuera una tragedia.
Y me disculpan si lo que voy a decir no le gusta a algunos; pero creo que en este país debemos dejar el drama. Tenemos que dejar de criticar desde las gradas y bajarnos al ruedo. Empezar a agarrar el toro por los cuernos, no por el rabo. Ponernos a mirar las cosas de frente, con todo lo que eso implica. Desmenuzar las cosas, no cogerlo todo ‘literal’.
Estos pasados días estuve ‘acuartelada’ corrigiendo trabajos y sacando promedios; por lo que no quise tener mucho contacto con las noticias del país. Ya tenía bastante estrés con la ‘corregidera’ para añadirle el quehacer puertorriqueño.
Pero cuando volví al ruedo, no podía creer la vorágine que se había desatado por unos comentarios del presidente de uno de los cuerpos legislativos. Acusaciones, solicitudes de disculpas públicas, insultos; en fin, de todo. Típico en nuestro país.
Hay cosas que no hay que darle más color del que tienen. Esa es su opinión y todo el mundo en este país tiene el derecho a opinar y a creer lo que mejor entienda. Con él pensarlo y decirlo, no pasa nada. Las cosas tienen el efecto que tienen no por lo que diga la gente, sino por el valor o la carga que nosotros le demos. Aunque algo de verdad, podría tener lo que dijo.
Así que, como yo no me sentí aludida, lo dejé caer. Soy producto del sistema público de este país y a mucho orgullo. Estudié hasta escuela superior en él y luego fui a una universidad privada, de donde obtuve mis grados académicos. Y que conste, fui aceptada en el sistema público pero opté por el privado. ¿Por qué tanto ‘revolú’? Es que no entiendo por qué se ha armado semejante ‘bollete’.
Soy profesora en una institución privada pero mi base fue la escuela pública y, naturalmente, la educación en mi casa. Creo que ahí está el punto, que la educación no es sólo responsabilidad de la escuela y del maestro, que es lo que muchos piensan en este país. Aquí todos tenemos que tomar parte y hacernos responsables por ella.
Y una cosa importante, aunque le haya caído de la patada a unos cuántos, el comentario no deja de tener matices de verdad. El sistema público necesariamente no está funcionando bien. Y lo digo por lo que veo en el salón de clases. Pero, ¡ojo!; esto no es algo exclusivo del sistema público, también los estudiantes del sistema privado traen muchas deficiencias. Así que, lo que es igual no es ventaja.
Pero esto es responsabilidad de todos y muy especialmente de los políticos, que ven en el Departamento de Educación el lugar perfecto para muchas cosas. Claro, es la agencia que cuenta con el mayor presupuesto de todo el gobierno.
Es harto sabido, por todo lo que se publica en prensa y por lo que se ha visto a través del tiempo, que allí adentro cada partido tiene su grupo librando batallas campales contra el otro, anteponiendo los intereses de los partidos a la educación de los niños puertorriqueños; que al final de cuentas, es por lo único que deben velar.
También que no importa si la idea es buena; como es de alguien que trajo el otro partido, hay que boicotearla. A veces me gustaría hacer un estudio del nivel de madurez colectiva que tenemos. Es que perdemos perspectiva de las cosas. El fin último debe ser ofrecerle a los estudiantes puertorriqueños una mejor educación; no enfrascarse en la pelea chiquita, en la politiquería.
El sistema público, en vez de copiar de otros debería mirar más la filosofía educativa de Hostos, reconocido como uno de los grandes educadores del mundo y en la que muchísimos países han basado su sistema educativo. ¿O es que aquí la gente no conoce la obra de don Eugenio María de Hostos? Opps!, claro, es que muchos no saben ni quién es porque lo tienen en el 'feriado ensalchichado' (donde están todos los nuestros metidos como salchichas en lata). Este bendito síndrome del colonizado que nos carcome...
Otra cosa es que, en vez de resolver las cosas a favor de los estudiantes, se empeñan en no dar su brazo a torcer. ¿Tiene algún sentido el pleito legal que se ha librado por años por la educación especial? Eso se debió haber resuelto hace tiempo y los miles -¿millones?- de dólares utilizados en representación legal se debieron haber usado en cosas verdaderamente necesarias.
El sistema debería enfocarse más en los maestros. En actualizar sus conocimientos, tanto relativos a materia, cultura general, etc; como tecnológicamente. En brindarles un sistema libre de politiquería, en darle las herramientas necesarias para que puedan llevar a cabo su labor como debe ser. En respaldarlos. Esto aplica también a las organizaciones magisteriales y a las universidades.
El maestro no debe ver la educación como un trabajo, sino como una vocación. Eso vi en mi padre y, gracias a Dios, son muchos los maestros que están en la misma línea. Es estar consciente que hay que dar el máximo porque se tiene una gran responsabilidad con esos niños o jóvenes, con los padres, con el país.
Pero los padres tienen mucha vela en este entierro. La educación es un proceso continuo y no es responsabilidad única de la escuela; sea pública o privada. Los padres deben involucrarse más en la educación de sus hijos; en apoyar a los maestros, en colaborar con la escuela. Deben fomentar en sus hijos el deseo de aprender, de dar lo mejor de ellos, de ser mejores puertorriqueños.
Y los demás caemos en la redada porque todos somos corresponsables porque aunque no seamos maestros, educamos con lo que decimos, con lo que hacemos. Debemos estar conscientes que debemos respetar a los demás, proteger a los niños, buscar vivir y convivir en sociedad de una manera sana. Es, como siempre he dicho, hacer lo que nos toca, cada quién desde su trinchera personal, desde donde está. Debemos ser ejemplo.
Así que, dejemos de tener la piel finita porque algo de verdad tenía lo que dijo. Tenemos dos opciones. Podemos seguir en la posición de víctimas, de ofendidos, a la defensiva y seguir en lo mismo. O, podemos tomar lo que dijo, evaluarlo, analizarlo, saber qué usar y qué desechar. Tenemos que ver cómo podemos trabajar para mejorar esto y demostrarle al que sea, que está equivocado porque la cosa no es como se dijo.
Pero claro, esto lo podremos hacer -por el bien de este país- cuando pongamos las cosas en su justa perspectiva, de una manera crítica y constructiva y metamos mano; pero, sobre todo, cuando dejemos de tener la piel de cebolla.
*Las fotos fueron tomadas de Internet, con el único fin de acompañar esta entrada.
*Las fotos fueron tomadas de Internet, con el único fin de acompañar esta entrada.
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