Por si las moscas...

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domingo, 3 de mayo de 2015

La puerca entorchó el rabo y los huevos se pusieron a peseta...


Ahora sí. Se acabó. Llegó la hora cero. Ya no hay vuelta atrás. ‘La puerca entorchó el rabo’ y ‘los huevos se pusieron a peseta’, como dicen por ahí. ¿Los huevos se pusieron a peseta?, ¡A cinco pesos! Espero que rezar, no sea lo único que nos quede por hacer.  

Como todo lo que sucede en este país, esta situación de la reforma contributiva y su aprobación, pasó al plano de lo surrealista, lo macondino, lo dantesco y lo kafkiano; todo junto. Fanáticos del dramatismo como somos, cada quién se atrincheró en su posición y disparó, a conveniencia, para que resultara vencedora su postura. 

Aclaro aquí, porque quiero que conste, que no estaba a favor o en contra del proyecto de reforma contributiva recién derrotado; sino que mi gran interés siempre fue saber si con ella íbamos o no a poder salir del hoyo al que nos empujaron las diferentes administraciones rojas y azules. 


Por esto me parece alucinante ver a la minoría tan ‘defensora del pueblo’ cuando son corresponsables de todo este desmadre. Lo peor es que le echan toda la culpa al actual gobernador. Como si este problema hubiese empezado el 1 de enero de 2013. (Y digo esto no porque esté a favor del gobernador, sino porque las cosas hay que decirlas como son). Lo dantesco, es que hay quién se lo cree. La verdad que la politiquería es cosa seria. 

Pero bueno, a estas alturas, ya no es importante quién nos metió en este lío porque primero, la prioridad debe ser buscar alternativas para salir del atolladero y, segundo, los fanáticos nunca entenderán porque siempre alabarán a los suyos y le tirarán tierra al otro; aunque en este berenjenal, enredados todos están.

Referente a la votación, tengo varias interrogantes; ¿votaron todos los legisladores a conciencia?, ¿sabían lo que estaban haciendo?. ¿Los que votaron a favor lo hicieron porque era su deseo o porque esa fue la decisión del caucus?. ¿Los disidentes de la delegación popular votaron así porque realmente creían que debían hacerlo o porque estaban pensando en las próximas elecciones?. ¿Querían que no los vieran como sello del partido o posiblemente lo hicieron por la presión de la opinión pública?

Referente a la minoría, ¿se votó en contra porque era lo propio por ‘su función fiscalizadora’? ¿Estaban convencidos de que no era lo mejor para el país o simplemente lo hicieron por llevar la contraria?. ¿Estaban buscando congraciarse con el pueblo por los errores del pasado o para asegurar las próximas elecciones?.

Esto y más lo sigo rumiando porque me parece interesante cómo se movió la cosa. Durante este proceso todo mundo se enfrascó en ‘la pelea chiquita’; en ganar y derrotar al otro. La información y la desinformación llovió como en tormenta. Y el pueblo; muchas veces sin tener idea de cómo estaba realmente la cosa, le hizo la segunda. Cada quién desde algún bando o, como muchos de nosotros, sólo leyendo y observando; pero teniendo claro que algo había que hacer porque esto, no aguanta más.

Y se derrotó la medida de la reforma contributiva. Que dicho sea de paso, no entiendo por qué se discutió de noche y hasta altas horas de la madrugada. ¿Era para que no siguiéramos el proceso? ¿Era para cogerlos cansados?. ¿Es así que se legisla en este país? Estas son las cosas que no concibo; mucho menos cuando son legisladores a tiempo completo, que su único trabajo es ese. ¿Esto no se pudo discutir durante el día?; ¿por qué hacerlo así? Bueno, no es fácil vivir en el trópico…

Y unos celebraron y otros trinaron. Hubo ‘ganadores’ y ‘perdedores’. Y se habló de sanciones y de ramas de olivo. Ahora bien, sancionar un legislador por votar pensando que realmente era lo mejor para ‘el pueblo de Puerto Rico’ (esta frase me aterra por lo manoseada que está), me hace cuestionarme si los legisladores se deben al pueblo que los eligió o al partido al que pertenecen. 

Y llegamos al gobernador. Muchos ven esta situación como su entierro como candidato a las próximas elecciones. Pero esta podría ser su mejor oportunidad. Y es que ya no se le puede pasar la papa caliente a más nadie. Ya no se puede hacer lo que los gobernantes anteriores hicieron. Ahora es que vamos a saber si realmente el gas pela. Él va a tener que demostrar, si puede o no. Estaremos expectantes, a ver qué resulta.

Ahora se separarán los niños de los hombres. Sólo queda ajustarse los pantalones y ponerse a trabajar. Procede dejar la pelea chiquita y concentrarse en lo verdaderamente importante; sacar a Puerto Rico de este atolladero. Ya vendieron el país poco a poco y lo estamos pagando con creces. Literal y metafóricamente. Nos endeudaron y ahora estamos a merced de otros; bueno, esto no es nuevo, porque así ha sido siempre. 

Espero que el gobierno no sólo se haya empecinado con esa propuesta del IVA, CoBYS o como se llame y haya evaluado otras opciones para afrontar lo que viene. Y es que no todo se resuelve endilgándole impuestos a los mismos de siempre. El plan que tenga, ya sea la reestructuración del gobierno, la reducción de la jornada de trabajo, la concentración de municipios, el aumento de impuestos a las empresas foráneas o lo que sea, debe ser viable y, más que todo, JUSTO.

Esto amerita buena entraña, voluntad y disposición de todos; que no suene hueco ‘el pueblo de Puerto Rico’. Que los detractores cambien el discurso y se concentren en resolver el problema. Que todos, TODOS, hagan lo que tengan que hacer conscientes de lo que esto significa para el país. Y esto no se debe dar en un vacío. Debe hacer educación, información, transparencia. 

Hay que dejar la politiquería, tanto a favor como en contra. Esto es lo que más daño nos ha hecho; algunos buscando adelantar sus ideales otros buscando adelantar intereses particulares. Pero esto es casi imposible porque al final, hágase lo que se haga, sea bueno o malo, sea favorable o no, sea lo correcto o no; el que es del partido en el poder lo encontrará bien, el que es del contrario lo encontrará mal. Cada quién mirará la cosa desde el crisol que le convenga porque vivimos en tribus de colores. Esa es nuestra triste realidad.

Es tiempo de dejar a un lado las diferencias y remar en la misma dirección. Cada quién tiene que asumir su responsabilidad y hacer lo que le corresponda. Aunque sea una vez, debemos pensar en colectivo. En presente y futuro. Debemos tener claro que Puerto Rico es de los puertorriqueños y sólo nosotros podemos salvarlo. A ver si por fin lo entendemos y empezamos a actuar.


* Las fotos fueron tomadas de Internet con el único propósito de acompañar este escrito.

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