Pareciera que sí, pareciera que practicar las relaciones públicas fuera pecado. Pareciera que no hay penitencia que cuente ni indulgencia que valga. Pareciera que no hay redención posible. Pareciera que es un pecado mortal y que no hay salvación alguna. Pareciera que, tanto la profesión como los que las practicamos, mereciéramos ser ajusticiados por la Inquisición. Pareciera…
Y es que en nuestro diario vivir seguimos encontrándonos con situaciones donde se trata nuestra profesión como algo accesorio, despectivo, bajo, denigrante; como si fuera de lo peor. Seguimos viendo que todavía muchos no tienen claro lo que realmente son las relaciones públicas. En esta ocasión, lo que me dio el pie forzado para treparme fue lo acontecido entre la presidenta de una organización deportiva y un presentador de un programa radial durante una entrevista, donde el proyectil utilizado fue “las relaciones públicas”.
Y hago referencia a esta situación por lo publicado en prensa; porque no escuché la entrevista. La busqué, pero cuando accedo al enlace de SoundCloud.com, tanto en la nota de prensa como en la página de Facebook del programa sale el siguiente mensaje: “Oops, we couldn’t find that track.” Así que luego de leer esto me imagino los “esta habla sin saber” o “ella no lo escuchó, ¿qué hace hablando?” o “está reaccionando sin los elementos de juicio”, entre otros comentarios más. Pero no hay por qué preocuparse, porque los tiros van por otro lado.
Quiero dejar claro que estoy usando la situación como base para esta reflexión; no la situación en sí. Aunque tengo mis ideas al respecto, el objetivo no es juzgar o cuestionar las partes porque, como siempre digo, no soy quién para hacerlo; mucho menos porque no tengo información de primera mano. Tampoco estoy para evaluar o criticar las estrategias de comunicación utilizadas, ni la proyección o exposición en los medios, ni formatos de programas, ni políticas empresariales, ni nada de esas cosas. ¡Dios me libre!
Como un estudio de caso resulta sumamente interesante por todos lo elementos, matices, posibilidades y escenarios; entre otras cosas, que tiene. Tela para cortar hay. Pero eso para el salón. Simplemente, y por lo que me ‘encaramé’, fue por el uso del “proyectil”. Seguimos utilizando el término como algo negativo, malo y llamando relaciones públicas a lo que no es. Como profesional tengo la obligación de aclararlo y como profesora universitaria de la materia, el deber.
El problema de fondo -y lo que quiero enfatizar- es el desconocimiento que existe sobre lo que es “relaciones públicas”. Porque esta situación pasó en radio, pero hoy pasa en prensa, mañana pasará en televisión, luego en los medios sociales, después con personas en la calle o en cualquier lugar; así que no vamos a fijarnos en los árboles, sino que vamos a mirar el bosque.
Me resulta sumamente interesante, y no necesariamente desde un punto de vista positivo, que el término se ha convertido en el “hoyo negro” o el zafacón que recoge todo lo que nos molesta, lo que no nos gusta, lo que no queremos. Se está utilizando como excusa para salir libre de pecado de lo que sea. Es más fácil decir que es relaciones públicas que llamar las cosas por lo que realmente es. Nos escudamos y queremos curarnos en salud adjudicándoselo todo a las relaciones públicas. Es la vía rápida, es lo más fácil, es lo común.
Si mal no van mis cuentas, ya estoy próxima a cumplir el millón de veces que trato de explicar qué son las relaciones públicas. Jeje. Lo más seguro es que son muchísimas menos, pero bueno, como quiera así de dramático es. Las relaciones públicas es, y vuelvo, “un proceso de comunicación estratégica que construye relaciones mutuamente beneficiosas entre la organización y sus públicos”. Si alguna cosa diferente se hace por ahí que no cumpla con esto; pues señores, verifiquen bien lo que es, porque relaciones públicas no es.
¡Por lo menos no leí que se mencionaran a los “relacionistas públicos” porque ahí hubiese convulsado! Porque es tanto el desconocimiento que seguimos llamando “relacionista público” al RELACIONISTA. Que si se busca la definición en el diccionario de la RAE, RELACIONISTA es la “persona que desempeña esta profesión”. Así que de públicos, nada. ¡Ah! Y ya que estamos aclarando, añado incluyo el mal uso que le damos al término “comunicaciones”. ¡Que es COMUNICACIÓN! Las “comunicaciones” son lo que se utiliza para comunicar, como el telégrafo, el teléfono, etc.. Eso no lo estudié yo; yo estudié comunicación. Porque esto se estudia, aunque algunos piensan que esto es fácil y que cualquiera puede hacerlo si es simpático y conoce mucha gente. Que habrá su excepción a la regla; eso no lo dudo.
En los medios hay de todo. Que conste, que no estoy atacando esto. Lo digo porque no todos son periodistas, también hay comentaristas, presentadores, panelistas, locutores, y personalidades que sólo comparten sus opiniones; sean cual sean. Eso es válido. Lo que pasa es que mucha gente no conoce la diferencia entre una cosa y otra y da como fiel y exacto lo que dicen, sin tomar en consideración que sólo son opiniones y puntos de vista sobre algo de acuerdo a su conocimiento sobre el tema, que puede ser mucho, poco o ninguno.
Y si no se está claro en los conceptos o se conocen esas diferencias y se escucha lo equivocado que se dice de nuestra profesión, lo van a tomar como cierto y lo seguirán repitiendo. Porque somos como los vaqueros, nos creemos que estamos en el viejo oeste, y a la primera nos gusta disparar… pero desde la baqueta. Este es el reflejo del poco conocimiento que tenemos y por eso repetimos como el papagayo lo que escuchamos.
Las relaciones públicas nada tiene que ver con “cocteleo”, ni con “caculeo” social; tampoco tiene que ver con tapar, ni con esconder, ni ser cómplice, ni desviar atenciones; mucho menos con manipular. La práctica de las relaciones públicas está basada en la ética, la responsabilidad la colaboración y el respeto; entre otras cosas. Su objetivo es construir relaciones sólidas y duraderas entre nuestros clientes y sus diferentes públicos. Se busca, a través de un programa estratégico de comunicación, lograr entendimiento, enfocado siempre en el bien común y el fortalecimiento de una sociedad justa con una mejor calidad de vida.
Y claro, habrá quién disfrazará lo que está haciendo como relaciones públicas. De eso no tengo la mejor duda. Por eso es importante estar claro en los conceptos y saber lo que cada cosa es y lo que no. He aquí el por qué de esta reflexión. Necesitamos seguir educando a nuestros clientes, a los compañeros de los medios y todas las personas que podamos porque si no lo hacemos, continuaremos pagando justos por pecadores y cargando “milagritos” que no son nuestros. Sólo así quedaremos libres de pecado. ¿Será? Confío que sí, porque sino, nos estigmatizarán como a los pobres Adán y Eva...
*Las imágenes fueron tomadas de Internet con el único propósito de acompañar este escrito; nada más.
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