¿Cómo podía dejarlo pasar? ¿Cómo no iba a decir nada el día del cumple cumple de Mafalda? ¿Cómo iba a hacer yo tal atrocidad? ¡Jamás! Tenía que escribir algo de ella. Va a ser corto; eso espero. Sólo es mi manera de expresar mi admiración por ese maravilloso personaje que nos ha hecho pensar, analizar y madurar las cosas y los acontecimientos. A esa que, aunque nacimos el mismo año, me lleva seis de ventaja; a esa que en sus cincuenta años está tan vigente como si hubiese sido creada ahora. A ese maravilloso y sabio Quino, que nos ha regalado tamaña maestra.
No creo que sea un secreto que soy una súper fanática de Mafalda. Para mí es la referencia. Desde siempre me sentí identificada con ella. Y es que lo de bocona, crítica, analítica, medio sarcástica e irónica -sí, medio sarcástica e irónica también- lo comparto con ella. Así las cosas.
Ya he escrito par de cosas sobre Mafalda. Esta será la última; eso espero. Pero si no es así, pues no pasa nada porque de ella siempre habrá mucho que decir. Cada una de sus tirillas es una enseñanza de vida. Valores como la amistad, el amor a la patria, la democracia, la justicia, la libertad, el compromiso social y la paz; entre muchos otros, están más que presentes en cada una de sus caricaturas o viñetas.
Y es que ella siempre tiene la contestación justa, en el momento justo. Sabe mirar los problemas de frente, se preocupa no sólo por lo que pase en su país, sino lo que ocurre en el resto del planeta. Más que una ciudadana argentina, es una ciudadana del mundo. Esa es una de las cosas que más me gusta de ella, que tiene conocimiento de su entorno, de lo que acontece, de lo que afecta a la humanidad. Y no se queda de brazos cruzados. Se trepa en su sillita -la cuál me presta de vez en cuando- y busca llevar una mensaje para que reflexionemos, para que entendamos, para que modifiquemos y para que vivamos en paz y armonía. Esa es Mafalda.
Mafalda es el resultado de la genialidad de Quino. Con un humor inteligente, de manera muy particular, diría yo que magistralmente, deja al descubierto todas las bondades y las miserias del ser humano. Pero entre todas ellas, siempre emerge el sentido de la amistad, la fidelidad, el respetar al amigo, en ser solidarios. Realmente Quino es un maestro. Y tenemos que quitarnos el sombrero ante él porque gracias a eso, tenemos nosotros con qué reflexionar.
Y toda es genialidad la redondea con cada uno de los miembros de la pandilla. Unos de manera más positiva que otros; pero siempre dándonos todos una gran lección de vida. Demás está decir que me gustan todos los personajes y el simbolismo que cada uno representa. Libertad me encanta y Democracia me mata. Es increíble cómo Quino logra, con todo lo relacionado al personaje mostrar el por qué de sus nombres. Es una genialidad cuando Mafalda llama a Democracia y le dice: "ahí tiene su lechuguita". También cuando muestra a Libertad pequeñita y "simple", cuando al final resulta que es más complicada de lo que parece.
Los otros personajes cada quién tiene lo suyo. Manolito es limitadito el pobrecito; pero al final, no tanto porque tiene una gran habilidad para el dinero. Felipe siempre está en la luna de Valencia y lamentándose por lo que debió haber hecho y no hizo. Miguelito, tiene su ego bien puesto y algún día dará "el Miguelazo". Es muy llano y gracias a su abuelito es fanático de Mussolini. Los papás de Mafalda y Guille, le dan el marco perfecto a Mafalda. Raquel, así la llama Mafalda cuando le sirve sopa, dejó la carrera para ser ama de casa, su papá trabaja muy fuerte y con lo que gana casi no le da para vivir y Guille es un fuerte candidato a gases lacrimógenos. jeje Ese es el combo de Mafalda.
Y no, no se me ha olvidado Susanita. Lo que pasa es que Susanita es caso aparte. La encuentro doblemente genial. Encierra mucho de lo negativo, pero también tiene lo suyo. Es racista hasta los huesos, clasista, criticona y chismosa; entre otras muchas cosas más. Pero como quiera, yo la encuentro genial. Y es que la crítica que hace Quino con el personaje de Susanita es muy fuerte pero que encierra una gran verdad, la gran hipocresía social. Simplemente, espectacular.
No me quiero extender más porque dije que iba a ser corto; además, se está acabando el día y no quiero publicarlo "mañana", sino hoy, día de su cumple cumple. Sólo me resta decir que estoy segura que las enseñanzas de Mafalda perdurarán y tendrán vigencia muchísimos años más. No importa el país que sea, no importa quiénes sean los protagonistas de lo que pase, la voz de Mafalda y su pandilla, siempre será una voz de alerta, un llamado al análisis, a la reflexión; una manera de encaminarnos a hacer mejor este mundo y a buscar la paz. Debemos agradecerle a Quino por tamaño regalo que nos ha dado. Su genialidad los ha inmortalizado.
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