“Quiero que digan: "En esa isla nació
un hombre que amó la verdad, que anhelaba la justicia, que buscaba la ventura
de los hombres". Eugenio María de Hostos
Una de las grandes responsabilidades que
tienen las sociedades es mantener vivo en la memoria colectiva sus figuras
trascendentales. Un país es tan fuerte como su historia, como su tradición,
como su cultura y como sus hijos ilustres. Transmitir el legado de sus figuras
cimeras y conmemorar su vida, debe ser una obligación. Pero nosotros en eso pecamos.
Pecamos, porque no fomentamos que los más
pequeños conozcan el legado de nuestros próceres. Es imperdonable dejar
a los nuestros en el olvido. Inconscientemente -o de manera muy consciente- mitificamos
y admiramos personajes de otros países, como el que “nunca dijo una mentira”; pero
no nos sentimos identificado con uno de los nuestros. En nosotros está el mantener
en la memoria colectiva nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestra historia
y, por supuesto, nuestros hombres ilustres.
Es por eso que hoy, en el aniversario de
su nacimiento, traigo a la atención a uno de nuestros más grandes hombres, a
Don Eugenio María de Hostos (hasta nombre de prócer tiene jeje). Para mí es una
de las figuras puertorriqueñas de mayor trascendencia.
De él nos hablan en clases y sabemos que
hay escuelas, una universidad, calles y hasta un día feriado; pero, ¿conocemos
su obra? ¿Sabemos cuáles fueron sus aportaciones? ¿Sabemos por qué se le conoce
como el “ciudadano de América”? ¿Entendemos la trascendencia de su legado? Ahí,
en eso, es que nos quedamos cortos. Don Eugenio María de Hostos era periodista,
escritor prolífero, educador, filósofo, sociólogo; era un intelectual y, sobre
todo, un patriota.
De Hostos, muchísimo se podría decir. Su
legado es inmenso pero sólo haré mención de algunas cosas, nada cronológico. En España se unió a un grupo de puertorriqueños que buscaban la
abolición de la esclavitud y la independencia de Puerto Rico. Escribió su
primera obra, “La peregrinación de Bayoán”, donde propone la confederación
antillana, ideal que persiguió toda su vida. Esta obra, que la tenemos que leer
en la escuela, fue censurada por el gobierno español. Aunque su carrera
literaria fue abundante, sólo menciono ésta por cuestiones de espacio, pero
deberían echarle un vistazo a la misma.
En Nueva York se unió a la Junta
Revolucionaria Cubana. Fundó y presidió la Liga de Patriotas (Puertorriqueños).
Redactó el Programa de La Liga de los Independientes, asociación política que
buscaba la independencia de Cuba y Puerto Rico. Colaboró con varios periódicos,
fundó “La Revolución” y codirigió “La América Ilustrada”.
Recorrió América del Sur defendiendo su
ideal antillano y la libertad de los pueblos latinoamericanos. En Perú denunció
la explotación que sufrían los inmigrantes chinos, cofundó el periódico La
Patria y creó las sociedades de Auxilio para Cuba y la de Amantes del Saber. Promovió
la construcción del primer ferrocarril trasandino que comunicaría Argentina y
Chile. La primera locomotora llevó su nombre. También publicó artículos en el
periódico argentino La Nación; con el que siguió colaborando mientras estaba en
Brasil.
En Chile abogó por la industrialización
del país. Fue miembro de la Academia de Bellas Artes de Santiago y director del
Liceo de Chillán y del Liceo Amunástegui de Santiago; el cuál fue fundado para
que implantara sus ideas pedagógicas. Dictó cátedras de Derecho Constitucional
en la Universidad de Santiago y de Sociología en la Universidad Central. Fue
cofundador de la Sociedad Científica de Chile y miembro honorario de la
Sociedad Fraternal Boliviana. Dirigió el Congreso Pedagógico de Chile, el
Ateneo de Santiago, el Congreso Científico de Chile, el Centro de Profesores de
Chile y la Sociedad Unión Americana. Desarrolló programas de castellano, de
historia y de geografía. Fue reconocido como Hijo Adoptivo del
Ayuntamiento de Santiago.
Fue comisionado ante los gobiernos de
Colombia y Venezuela por el Club Cubano de Puerto Plata de la República
Dominicana, del cual era socio honorario. En Venezuela dirigió colegios en la
isla Margarita y en Puerto Cabello.
En Puerto Rico, en Juana Díaz, fundó el
Primer Capítulo de la Liga de Patriotas y el Instituto Municipal. Luego de la
invasión norteamericana, fue miembro de la Comisión que fue a Washington a
hacer valer los derechos de Puerto Rico. Fundó en Mayagüez el Instituto
Municipal.
En la República Dominicana, a petición
del gobierno, hizo una verdadera reforma educativa reorganizando la enseñanza
pública. Fundó la primera Escuela Normal.
Asumió el cargo de Inspector General de Enseñanza Pública, dirigió el Colegio
Central y dictó lecciones sobre sociología. Fundó la Escuela Nocturna para la
clase obrera. Dictó cátedras de Derecho y de Economía Política en el Instituto Profesional. Fundó
y dirigió los periódicos “Las Tres Antillas” y “Los Antillanos” y colaboró en “Las
Dos Antillas”.
Falleció en Santo Domingo el 11 de agosto
de 1903. Sus restos descansan en el panteón de los héroes nacionales en Santo
Domingo. La Organización de Estados Americanos lo proclamó Ciudadano de América
en su Octava Conferencia celebrada en Lima, Perú, en 1938.
Don Eugenio María de
Hostos es considerado uno de los grandes del siglo 19. La editorial inglesa Routledge
lo reconoció como uno de los 50 grandes maestros de la historia al incluirlo en
el libro "Fifty Mayor Thinkers on Education: From Confucius to Dewey”, junto
a figuras como Platón, Sócrates, San Agustín, John Wesley, Erasmo, Locke, Kant,
Nietzche, Humboldt, Spencer, Steiner, Rousseau,
Dewey, Montessori, Ortega y Gasset y Gandhi.
¿Todavía queda alguna duda sobre su legado? Indiscutiblemente, Hostos es uno
de los más grandes; y es uno de los nuestros.
Cuando visito la República Dominicana, siempre voy al Panteón Nacional y me arrodillo frente a la tumba de Hostos, para darle gracias a Dios por este gran hombre que nos obsequió: el Ciudadano de América.
ResponderEliminarRealmente es uno de los grandes. Es una pena que en este país, presumo que por no quererle reconocer el pensamiento libre, maduro y "patriótico" -porque eso puede 'sacar' del letargo a muchos- no se le dé el lugar que se merece. En Puerto Rico debería haber mucho más de Hostos. El pensamiento hostosiano es rico, es claro, es limpio. Lástima que en este país seamos tan obtusos...
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