Este es un 'screen shot' de un vídeo en YT. |
Siempre trato de dejar un margen de duda para la posibilidad, para el vamos a ver, para el quizás, para el a lo mejor. No me gusta criticar las cosas sin antes verlas, conocerlas, leerlas o escucharlas porque estaría haciendo lo mismo que muchos hacen, viciarse y no ser objetivos. Pero ahora puedo hablar del mensaje del gobernador. Y trataré de hacerlo tocando dos vertientes, la de proyección y comunicación y la de receptora del mensaje como miembro de esta sociedad.
No sé cuál era la estrategia de comunicación, si alguna. Pero me parece que no funcionó. Primero, en un momento tan crítico como el que estamos, el mensaje debió ser en vivo y en directo, no grabado. En tiempos difíciles es importante tener presencia, estar ahí, de tú a tú. Es cuestión de percepción; de sentir cercanía. Eso hubiese ‘humanizado’ más el mensaje y no verse tan ‘mecanizado’.
Otra cosa importante es que si se anunció para una hora, a esa hora debió ser. Esto demuestra desorganización, mala coordinación, poco control. ¿Que hubo problemas técnicos mencionaron algunos medios? Lo que quieran. Eso no es justificación. Mucho más cuando todo el país estaba pendiente al mismo.
La impuntualidad y la consabida espera crea ansiedad, preocupación, desconfianza. Encima pasaba el tiempo y no se decía nada. Seguíamos esperando. Esto hace que las mentes corran y que se piense lo peor. Mucho más cuando ya todo mundo conocía el contenido del informe y ya habíamos leído la entrevista en un rotativo neuyorquino.
El entorno. No sé si de ahí es que él siempre da los mensajes, pero en esta ocasión sentí ese espacio cargado y oscuro. A lo mejor era el mueble y la columna detrás de él, las banderas, la puerta, etc.; o los tiros de cámara, pero me daba la sensación de ahogo, de que estaba encajonado y que se le hizo difícil acomodarse ahí.
Me distraje varias veces con las fotos que estaban en el escritorio; que dicho sea de paso, se veían totalmente fuera de lugar, forzadas. Uno no coloca las fotos así; uno las pone para verlas mientras está sentado. Si lo que querían era que las fotos aparecieran, debieron haberlas puestos detrás, como normalmente van. Pero atrás estaba el mueble enorme...
El gobernador. Creo que lo que más me impactó fue él. Se veía cargado, nada relajado y con cara de: “Esto se chavó”. No se veía con la misma soltura de otros mensajes. Y si la idea era mostrarlo preocupado, pues lamento decir que lo que proyectó, por lo menos para mí, fue desasosiego, incertidumbre y falta de dirección; entre otras cosas. Y si él, que es el gobernador y quién se supone me proyecte confianza y esperanza en lo que está presentando para atajar la situación que estamos atravesando, no me proyectó eso; ¿qué puedo esperar de los demás?
Otra cosa, y por esto es tan importante la proyección, siempre estuvo en la misma posición. No movió sus manos. Se veía cansado; hasta su voz se sentía así. Su corbata, contrario a otros mensajes era oscura. Si mal no estoy, casi siempre ha usado colores brillantes en sus mensajes. Presumo que se buscaba proyectar sobriedad; pero con un entorno tan oscuro y cargado, por lo menos a mí, me proyectó otra cosa. Me pareció más lúgubre que sobrio.
El ‘body language’ del gobernador y el mensaje, no iban en la misma dirección. Cuando comenzó a hablar de patriotismo, de unirnos todos, etc., estaba igual, hasta siguió utilizando el mismo tono de voz. Además, la lectura no se sentía fluida. Y si eso pensaba yo, que le estaba dando el margen de duda, me imagino los que lo querían guillotinar desde antes de empezar…
Y el contenido del mensaje; creo que aquí fue mi mayor desilusión. No me dijo nada nuevo. No me hizo decir, ¡vamos a salir de ésta! Hay que cambiar el discurso; hay que actualizar el mensaje. Seguimos con la misma retórica del siglo pasado. Cuando me traen el patriotismo agarrado por el pelo, me da cosa.
Este mensaje no era para el corazón del rollo. Era para todos los puertorriqueños que estamos preocupados por el futuro de este país. Hay que coger el toro por los cuernos, no por el rabo. Esperaba algo más puntual. Con soluciones; pero de verdad. Quería ver acción. No decir que se va a hacer un comité. ¿Pero cuántos más? ¡Ya estamos en junio de 2015!.
Y una cosa importante. Ya estamos claros cómo llegamos aquí. Ya sabemos que gobiernos de los dos partidos principales nos llevaron a esto. ¿Por qué seguir en lo mismo? Es hora de soltar. Es momento de cambiar el “es que lo que me dejaron fueron limones” por el “si me dejaron limones, pues hago limonada, límber o piraguas”. Y sé que muchos pensarán que es fácil criticar. Pero creo que es importante decir lo que se hace bien o no, cómo se hacen las cosas, cómo se proyectan, cómo se comunican. ¡Díganme ahora, que la comunicación no es algo serio!
El momento es uno bastante difícil, y por eso es tan importante el manejo de la comunicación. Me parece que, por todo lo que se ha dado y, por todo lo que ocurrió alrededor del mensaje; no fue muy positivo para la imagen del gobernador. Todavía queda algún tiempo para las elecciones. Veremos que pasa…
Pero como siempre he dicho; el gobierno tienen que hacer su parte, pero cada uno de nosotros tenemos que hacer la nuestra. Decidido está que ni me voy, ni voy a esperar a ver qué va a hacer el gobierno. La situación es difícil, pero da la casualidad que esta es mi patria. Y no me voy a sentar a llorarla. Lo que voy a hacer, y lo que invito a todo mundo a hacer, es arremangarse y ponerse a trabajar.
Muchos pensarán que lo que digo es cursi; pues podría serlo o sonar así, pero la realidad es que tenemos dos opciones: o nos sentamos a llorar, a criticar y a soltar veneno o nos ponemos a hacer algo para que esto cambie y funcione. No podemos permitir que esto se siga desbarrancando.
Tenemos que empezar escogiendo bien a nuestros líderes. Debemos pensar en personas, en los que entendamos puedan ser buenos administradores. Tenemos que romper las líneas partidistas y dejar de pensar en tribus. En todos los partidos hay gente buena y dispuesta a trabajar. Lo que tenemos que hacer es seleccionarlos bien.
Por lo pronto, cada uno debe analizar cómo está dentro de la realidad puertorriqueña actual. Pero antes, debemos tener un cambio de mentalidad y de actitud. Pensar que si queremos lo podemos hacer. Confiar más en nosotros mismos y estar dispuestos a trabajar como grupo. A enfocarnos en lo que nos une, no en lo otro. Ya con eso, tenemos la mitad de la pelea gana.
Luego ver lo que cada uno puede aportar y cómo. Y no estoy hablando de cosas difíciles o súper extraordinarias. Poner metas viables, unirse a grupos, apoyar a los comerciantes puertorriqueños, a los agricultores. Darle un impulso a lo nuestro. A que el dinero se quede fluyendo en nuestra economía. A buscar la manera de desarrollar cosas, explorar nuevos campos, generar empleos.
Sip, ¿muy soñadora, no? Pues sí, pero si no soñamos, no llegamos, no lo alcanzamos… Yo, por lo menos, no voy a sentarme a lamentarme. Yo quiero demasiado a mi patria; así que seguiré dando la batalla como hacemos todos los días muchos puertorriqueños desde las diferentes trincheras. Seamos parte de la solución, no del problema. De nosotros depende.
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