Soy una férrea defensora de las relaciones públicas porque respeto la profesión. Es por eso que cada vez que puedo, me trepo. El manejo de la comunicación es algo serio y cualquiera no puede hacerlo. No porque sea exclusivo para unos pocos, sino porque el que quiera ejercerla debe prepararse, debe licenciarse. Esta no es una profesión para improvisar.
Vivo las relaciones públicas como muchos de mis colegas, apasionadamente, porque sé cuán importante es para lograr el entendimiento entre las personas, para crear un mejor ambiente social y para hacer de éste un mejor país. Y no estoy diciendo esto como algo abstracto, romántico o utópico; realmente estoy convencida que las relaciones públicas puedes lograr eso y más.
Una grandísima mayoría ejerce la profesión de manera responsable y ética. Pero hay quién piensa que todo vale, que lo importante es el fin y no el medio y que para lograr lo que queremos hay que tomar el camino fácil, aunque no sea el correcto. Me parece que tenemos que poner en perspectiva lo que conlleva ser relacionista.