A Isamar Colón y a Sandra Vázquez, las conozco desde hace más de 25 años; a Taller Una, también. Nos conocimos en la Universidad del Sagrado Corazón, allá para los tiempos de maricastaña. Jeje ¡Ni tanto! Estudiamos en el Departamento de Comunicación, participamos en organizaciones estudiantiles y compartimos en actividades extracurriculares.
Mi relación con Taller Una comenzó en los famosos bazares que hacían en nuestra universidad. Allí compré la primera tarjeta de Navidad que hicieron. Los bazares eran parte de la gran cantidad de actividades que fomentaban un ambiente de comunidad y enriquecían nuestra vida universitaria. Los estudiantes exponían y daban a conocer su arte. Eran muy concurridos y se apoyaba a los compañeros. Realmente era un espacio maravilloso. ¡Qué tiempos aquellos los que vivimos en Sagrado!
Nuestra amistad trascendió el espacio universitario y se ha mantenido todo este tiempo. Hemos compartido alegrías y tristezas; pero, sobre todo, los éxitos y logros de cada quién. Y eso es lo que estoy haciendo en estos momentos, reconocer su trabajo y su fructífera y brillante trayectoria.
El que me conoce sabe que apuesto por los míos. Soy de las que apoya lo que nuestro país produce y respeta el trabajo de los demás. Soy de las que prefiere un trabajo artesanal a uno de producción en masa. Soy de las que apoya lo que entiende es bueno y de calidad. Soy de las que respeta muestra historia y tradición y vive orgullosa de sus raíces.