Lo que nos tocó fue fuerte. El huracán
María nos partió por el medio y nos dejó agonizantes. Cierto; pero una cosa es
el desastre natural y otra muy distinta todo lo demás. Y de todo lo demás es de
lo que quiero hablar.
Una crisis es un acontecimiento
inesperado; una situación dificultosa o complicada. Existen diferentes tipos de
crisis, ya sea por situaciones personales y problemas empresariales que afectan
la imagen y la reputación. También están las de accidentes o desastres
naturales; entre otras más.
En las crisis pueden quedar al
descubierto muchas cosas, ya sea porque se pierde el control, se acentúan las
debilidades o los problemas afloran. Pero también se prueban y validan un tanto
más. Si algo ha quedado más que claro con esta crisis, es el importante papel
que juegan las relaciones públicas en una sociedad.
El trabajo de las relaciones públicas es
desarrollar una estrategia clara, veraz y efectiva. Es informar, educar. Es
coordinar y ejecutar. Es actuar. Por eso debe estar en manos de un profesional
de la comunicación, un estratega, un relacionista.
Las relaciones públicas es una profesión
completa, interdisciplinaria y enfocada en el bien común, que busca construir relaciones mutuamente beneficiosas
entre las organizaciones y sus públicos. No es de la
‘Manga Production’. Hay que investigar, planificar, ejecutar y evaluar.
La
respuesta a las crisis se planifican. Uno nunca sabe lo que pueda pasar pero
debe tener una guía básica para poder actuar. Si estamos en ruta de huracanes,
pues señores, hay que hacer un plan para poder responder a posibles
situaciones. Es prepararse para reaccionar efectivamente.
Teniendo
eso como base, empiezo diciendo que, luego de sesenta días del paso del huracán
María por nuestro país, poco hemos avanzado. Y eso, no es cualquier cosa. Sí, ha
sido el huracán más devastador en los últimos cien años y todo lo que quieran,
pero no se puede negar que la respuesta no ha sido la mejor.
Antes
del huracán, la comunicación del gobierno estuvo bien. Se hicieron varias
conferencias de prensa, se informó y se llevó bien el mensaje de la
peligrosidad del huracán. Gracias a esto se salvaron muchas vidas.
Ahora
bien, una vez pasado el fenómeno, la cosa empezó a cambiar. ¿Por qué? Porque no
había ningún plan establecido. Se enfocaron más en la estructura que en el
contenido. En la forma, más que en el mensaje. En la proyección, más que en la
realidad. Al principio puedes improvisar y te puede salir bien la cosa, pero si
no tienes algo definido, la caída no la podrás evitar.
Veía
muchas cosas que no me parecían lógicas y otras que entendía que eran básicas y
no se hacían. ¿Por qué centrarse en San Juan? Para mí lo lógico era dividir la
isla en cuatro partes y hacer centros de acopio regionales. Era más fácil
llegar así a los pueblos y de una manera más rápida y efectiva.
Los
alcaldes clamaban ayuda y la respuesta era que se movieran al centro de
convenciones a buscarla. ¿Cómo iban a llegar hasta allí si no podían salir porque
los caminos estaban obstruidos? Había que ir donde ellos y llevarles las
ayudas, no pedirles que llegaran a San Juan para darle ayuda. Inconcebible.
Se
cayó la comunicación. Correcto. ¿Por qué no se distribuyeron antes teléfonos
satelitales para que estuvieran disponibles en esos centro regionales. Es que
si se sabía la magnitud del evento y se comunicó como tal, ¿por qué no se
tomaron precauciones en ese sentido?. ¿Por qué no se distribuyeron megáfonos
entre los alcaldes?.
Además,
¿No tienen los partidos gente contacto en todos los pueblos? ¿Cuál era la
función de los ‘corredores-mensajeros’ de la Antigüedad? Parecerá una loquera
pero la situación lo ameritaba. En ocasiones de emergencia, hay que volver a lo
básico.
De
momento no había transportistas para mover el combustible. Pero tampoco había
disponible un registro, ni datos, ni nada porque no había electricidad y estaba
en una computadora. ¿En serio?. Como proceso básico, se imprimen varias listas
y se distribuyen entre diversas personas en puntos estratégicos, que pudieron
ser los centro de acopio regionales.
Luego
vinieron las informaciones contradictorias relacionadas a la cantidad de
muertos, a los suministros, a las ayudas, a los fondos, a los servicios. Al sol
de hoy hay cosas de las cuales todavía no se tienen datos concretos, como por
ejemplo la cantidad de personas que están trabajando; entre muchísimas más. Hacen
falta estadísticas, números, datos, información.
El
gobierno reconoció que no tenía un Plan B y que esperaba por la ayuda de los
EEUU y la avalancha de millones de dólares. Y vino el presidente de los EEUU y
se le permitió cualquier cantidad de cosas. Lamentable por demás que la actitud
sea tan servil. Y llegaron otros políticos estadounidenses.
El gobierno no ha sabido -o podido- manejar la crisis. La respuesta gubernamental resultó lenta, limitada y desarticulada. Esto queda más que demostrado cuando todavía a dos meses, pareciera que estamos a una semana del evento.
Es
importante mencionar que los que desde un inicio se echaron al hombro la
tarea de ayudar fueron personas particulares, los puertorriqueños que viven
fuera, grupos, empresas y organizaciones. Reaccionaron rápido porque tienen sus
planes y son más ágiles y sin una burocracia excesiva. De no haber sido por estos grupos, la
cosas estaría muchísimo peor.
Con el
paso del tiempo la proyección del gobierno ágil de antes del huracán se ha ido
perdiendo. Algo que también ha pasado con la figura del gobernador. Y del
manejo de la comunicación, ni hablemos. Eso, lo dejo para otra trepadita porque
hay muchísima tela para cortar.
Creo
que quedó más que demostrado la necesidad de desarrollar planes de manera
estratégica y por profesionales capacitados para ellos, como lo son los
relacionistas. No se debe improvisar o esperar a que otro nos resuelva el
problema; hay que ser asertivo y efectivo. Tenemos que echar el resto por este
país dejando a un lado consideraciones que no abonen
a esto.
Y más de uno podrá decir que es fácil señalar y escribir sentadito en su casa; que se hizo lo mejor posible, que es cuando mejor se ha reaccionado o que con la boca es un mamey y mil cosas más. Pues bien, cada uno tiene su punto de vistas y visión; y este es el mío.
Y más de uno podrá decir que es fácil señalar y escribir sentadito en su casa; que se hizo lo mejor posible, que es cuando mejor se ha reaccionado o que con la boca es un mamey y mil cosas más. Pues bien, cada uno tiene su punto de vistas y visión; y este es el mío.
Hay que revitalizar la economía y activar
el comercio para que se empiece a mover Puerto Rico. Se le debe prestar atención y dar prioridad a lo verdaderamente importante; a lo que nos saque de este atolladero en el que
estamos.
Debemos poner a caminar el país, porque como bien dice René Pérez, no hay que
levantarlo, porque siempre ha estado de pie. Sólo nos queda echar el resto por
nuestra patria, por nuestra nación. Y es que este hermosísimo pedazo de tierra caribeña se
lo merece.
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