Claro está que ha sido un año muy difícil. Que muchas cosas han pasado, que muchos se han ido del país y que mucho desasosiego existe. Pero mientras hacía mi retrospección decidí que no iba a irme por ese lado pesimista que parece arropar a muchos -y no es que quiera enajenarme de la realidad- sino que iba a enfocarme en lo que aprendí y lo que suma, no lo que resta; sino con lo que me quiero quedar.
Me quedo con la familia. Comenzamos el año sin mi mamá pero nos mantuvimos cerca y seguimos uniéndonos cada vez más. Doy gracias a Dios por mi familia; mis hermanas y hermanos y sus hijos y nietos, mis primos, mis tías; en fin, por el gran familión que somos. Que aunque algunos no nos veamos muy seguido siempre mantenemos ese lazo y estamos conectados. Con eso me quedo.
Me quedo con mi crecimiento espiritual. No hay nada más maravilloso, y esto es algo muy personal de cada uno, que sentir la presencia de ese Ser Supremo (Dios, Alá, Jehová, Buda, Universo, como lo quieran llamar) en todo lo que uno hace y lo que uno vive. Tratar de dar lo mejor de uno, buscar hacer el bien al prójimo. Crecer y trascender. Con eso me quedo.
Me quedo con mi profesión. Estoy feliz porque puedo ejercer lo que me apasiona; la comunicación. Que amo las relaciones públicas y que las vivo. Que entiendo su importancia y sé que tengo una gran responsabilidad con mis colegas y con mi país. Que busco ejercerla con la pasión y la ética que se requiere. Con eso me quedo.
Me quedo con mi vocación de la educación. Doy gracias a Dios que me ha dado la bendición de enseñar y de guiar a otros -a veces haciéndoles pasar el Niágara en bicicleta-, pero con la satisfacción que los he puesto a pensar, los he retado a ser mejores y los he visto crecer y florecer. Que estoy en una excelente institución educativa y con los mejores compañeros. Con eso me quedo.
Me quedo con los amigos. Tengo que dar gracias por los amigos, las amistades y los conocidos porque cada uno aporta a mi crecimiento. Cerca de mí tengo gente muy especial que me ayudan a ser mejor persona, a valorar la amistad, las relaciones, la vida. A estar para ellos y a ellos estar para mí. A esos ángeles guardianes que en las buenas y en las malas me han dado apoyo y han sido aliciente e inspiración.
Este año he reconectado con amigos de hace muchos años y ha sido una de las mejores cosas que me ha pasado. Realmente ha sido un gran regalo. Espero que este contacto se siga manteniendo y fortaleciendo. Con eso me quedo.
Me quedo con el reconocimiento de la naturaleza, de los animales. A buscar convivir con ellos. A no maltratar ni a uno ni al otro y a respetarlos. A reconocer las bendiciones que nos da la madre tierra y a tratar de ser lo más responsable posible con ella. Con eso me quedo.
Me quedo con el respeto a los demás. A reconocer que la gente no puede ser como yo quiero, sino que cada quién es como es. A no buscar cambiarlos, sino a aceptarlos como son. A entender que compartimos el mismo espacio y que tenemos que hacerlo en armonía. Con eso me quedo.
Me quedo con el optimismo. No en criticar, descuartizar, destrozar, minimizar o denigrar los demás, las situaciones diarias y el país que vivo. Tampoco es querer ver a Bambi corriendo por el bosque detrás de la mariposa; sino entender que se puede ver el vaso medio vacío o medio lleno, pero yo prefiero verlo medio lleno.
Que no tengo que repartir culpas, ni señalar a los demás; sin aceptar que todos, en una u otra medida, somos corresponsables de lo que pasa. Es querer se parte del solución, no del problema. Con eso me quedo.
Me quedo con la política, no con la politiquería. Tenemos que dejar el infantilismo y empezar a madurar. Tenemos que crecer y empezar a desarrollar el criterio propio. A dejar de repetir como el papagayo y a pensar lo que nos dicen que pensemos o hacer lo que nos dicen que hagamos. Sólo así podemos avanzar.
Es importante reconocer que hay personas valiosas en todos los partidos. Tenemos que dejar de pensar en tribus de colores y empezar a escoger a quienes realmente puedan aportar al país. No votar en bloque, sino a darle la oportunidad al que realmente va a servir al pueblo, no a servirse. En eso creo. Con eso me quedo.
Me quedo con el reconocimiento del trabajo de los demás. Siempre he pensado que es importante reconocer el esfuerzo, los éxitos y los triunfos de otros, de los nuestros. Somos gente talentosa, creativa, fajona, echá pa’ lante y luchadora. Para mí, es maravilloso ver cómo los puertorriqueños brillan donde sea. Eso es motivo de orgullo. Con eso me quedo.
Me quedo con el apoyo a lo nuestro. Buscar siempre los productos puertorriqueños. Auspiciar los pequeños, medianos y grandes comerciantes en cualquier renglón; pero que sean los nuestros. Que lo que invirtamos se quede circulando en nuestra economía y que sirva para generar empleos para los de aquí. Es nuestra responsabilidad hacerlo. Con esto me quedo.
Me quedo con el amor a mi patria. A mi bandera, a mis símbolos, a mi idiosincrasia, a mi cultura, a mi religión, a mis tradiciones, a la esencia misma de ser puertorriqueño. Si algo tengo claro yo, es el amor que le tengo a este cantito de tierra caribeña. Para mí, haber nacido aquí, trabajar aquí y aportar a este país es una gran bendición. Y algo que pienso seguir haciendo por mucho tiempo. Con eso me quedo.
Me quedo con la esperanza de un mejor mañana y con la convicción de que tendremos un mejor país. De erradicar el sentimiento derrotista y superar la mentalidad de colonizados que no nos deja crecer. Porque con buena actitud, deseos, empuje y ganas, tenemos la mitad de la pelea gana. Es cuestión de que decidamos hacerlo. En eso confío y con eso me quedo.
Me quedo con la esperanza de que el próximo año sea uno lleno de bendiciones y de muchas cosas buenas; pero sobre todo, de mucha buena voluntad nuestra para sacar adelante este país que tanto nos necesita. Todos tenemos que poner de nuestra parte. Es nuestra responsabilidad. Y sé que si queremos y nos lo proponemos, lo lograremos; porque siempre he ido, voy e iré a los míos. Con eso me quedo.
Me quedo con la esperanza de que el próximo año sea uno lleno de bendiciones y de muchas cosas buenas; pero sobre todo, de mucha buena voluntad nuestra para sacar adelante este país que tanto nos necesita. Todos tenemos que poner de nuestra parte. Es nuestra responsabilidad. Y sé que si queremos y nos lo proponemos, lo lograremos; porque siempre he ido, voy e iré a los míos. Con eso me quedo.
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