Y espero que nadie tome esto personal; porque la idea no es señalar, ni atacar, ni sermonear, ni decir que están mal. Simplemente que me parece importante que se vea otro enfoque de las cosas; otro punto de vista. Así que aquí voy.
No es idolatría. No es fanatismo. No se está ensalzando al papa Francisco olvidándose de la figura de Jesús. No es que se haya dejado a Dios de lado. No es que se haya perdido la espiritualidad. Mucho de lo que se dice, no es; es otra cosa. Simplemente, es respeto; es admiración.
Y es que si lo miramos fríamente, sin la carga de que sea el líder espiritual de la Iglesia Católica, encontraremos mucho, mucho más. Todo esto, más que por el mero hecho de ser papa, es por él. Francisco es vivo ejemplo de lo que predicaba Jesús, por eso fue escogido papa. Pudo haber estado en cualquier otra posición en cualquier organización y ser tal cual; pero gracias al cielo, Dios lo quería donde está.
Mirándolo bien; Dios se las juega frías; hace tremendas maromas pero siempre todo cae en su sitio. Francisco no sólo es líder espiritual, sino jefe de estado. Esa dualidad, que para muchos es nefasta; para otros como yo, es una bendición.
La religiosidad no sólo se expresa leyendo la Biblia, predicando o cumpliendo con la iglesia, no importa su denominación. El cristianismo hay que vivirlo. La palabra hay que convertirla en acción. Ahí es donde entra Francisco. Es por eso el alto grado de admiración y respeto.
Lo que más atrae, llama la atención, enamora; es su gran compromiso con la justicia social. Que este mundo sea uno más equitativo y justo. Que alza la voz a favor de los más desvalidos. Es que para él, todos somos iguales porque vive el espíritu del cristianismo y del amor a los demás.
Y esto no es único del papa Francisco. Hay miles, posiblemente millones de hombres y mujeres que viven lo mismo; que van por los demás, que buscan que este mundo sea uno mejor para vivir. Que trabajan día a día para ello.
Y ahí podemos incluir a líderes religiosos como el Dalai Lama y a políticos como el expresidente Mujica; entre muchos más. ¿Por qué no aprovechar su gran visibilidad para llevar el mensaje de igualdad? ¿Para hacernos reflexionar?
Lo que me impresiona de los ‘comentarios’ es que lo atacan, o a los demás, por cuestiones religiosas. Cuando venimos a ver, el mensaje de Francisco, nada tiene que ver con religión; sino con respeto, dignidad y solidaridad.
Su mensaje es sencillo. Se basa en la humildad, el amor y la responsabilidad que tenemos todos con nuestros semejantes; que es la enseñanza del cristianismo y de las otras religiones. No tiene nada de extraordinario; pero es revolucionario porque para muchos, la religión debe quedarse en los templos, debe ser sólo rezar.
Nos pasamos quejándonos de que no tenemos líderes que seguir; seguimos diciendo que este mucho está perdido. Pero cuando surge una voz fuerte como la de Francisco, se ataca, se busca denigrarlo, se desviven buscándole faltas y quieren quitarle protagonismo.
En vez de atacarlo, deberíamos mirar más su trayectoria, su pontificado, su mensaje y emularlo. El papa Francisco debe ser ejemplo para todos. Y vuelvo y digo, no porque es papa, sino por su calidad personal. Mejor nombre, Francisco, no pudo haber escogido.
Francisco ha sido consecuente desde el día uno. Cada día, inspira a más y más personas por su gran amor al prójimo; por su real compromiso con los demás. Por que es un fiel discípulo de Jesús. Y es como todos los hombres, con sus virtudes y defectos, pero está consciente de ello y busca siempre estar en gracia con Dios.
En este viaje, aunque no lo parezca, ha hablado poco de religión pero ha dicho mucho porque la ha vivido. Y es que el concepto de religión que hemos ido perpetuado a través del tiempo, se ha enfocado en el ritualismo y se ha encerrado en los templos. Él está rompiendo con eso.
Ha hablado de la vida misma, del amor al prójimo, del respeto, de la libertad, de la pobreza, de la dignidad del hombre, de la unión entre hermanos; de vivir en paz. Ha hablado de respetar el ambiente, de ser responsables con él.
Ha hablado de la importancia de la educación, de cuidar y proteger a los niños, de dar la mano al desvalido y a los más pequeños. De ser corresponsables. De cómo podemos colaborar a mejorar nuestro mundo. Habla de respeto y diálogo con otras religiones. Habla de solidaridad; entre muchas cosas más.
Y lo que dice, y me parece que por eso es tanto el revuelo que se arma con su persona, se percibe genuino, de adentro. Es un hombre humilde, de mirada transparente y diáfana. Es sabio. Inteligente. Inspira.
Es un hombre al que no le importa la religión, la nacionalidad, la educación, etc; de los demás. Simplemente mira a las personas con la misma actitud y respeto. Y me parece que esa es una de sus mayores enseñanzas; que no establece diferencias. Para muchos esto es inconcebible.
Pero realmente se preocupa por todos y cada uno de ellos; que los ve a todos como iguales. Esto hace que los líderes, no importa el país, lo respeten y tengan deferencia con él. Es que lo que da, es lo que recibe. los Eso no lo pueden hacer muchos y por eso lo atacan.
Y soy poco impresionable. Pero tengo que admitir que siento un gran respeto y admiración por él y que me ha roto todos los esquemas. Me dio buena espina que se llamara Francisco; pero ha sobrepasado todas mis expectativas. Confío en Dios que tenga mucha vida y siga inspirando a muchos.
Ojalá que haya más Franciscos y que cada vez nos acerquemos más a la figura de Cristo. Ojalá y que muchos más, como él, pongan todos sus talentos al servicio de los demás para hacer de este mundo un mejor lugar para vivir. Ojalá que muchos más sigan alzando la voz por la justicia, la conciliación y la paz. Ojalá que muchos más líderes vivan por los demás, como Francisco. Ojalá y así sea. Ojalá...
*Las fotos fueron tomadas de Internet, con el único fin de acompañar esta reflexión.
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