Dios Juracán. Tomado de: http://www.powhatanmuseum.com/Hurricane.html |
¿Alguna vez hemos estado claros dónde vivimos?. Esa es la pregunta que me hago constantemente, por diversas razones, pero mucho más en épocas como ésta que es temporada de huracanes. Y me lo pregunto por como actuamos ante estos “fenómenos atmosféricos” que año tras año pasan por nuestra zona.
Parece que no tenemos claro que vivimos en una isla caribeña, en el trópico, en una zona de fenómenos atmosféricos con una temporada de huracanes que dura seis meses y que es muy activa. Esta es nuestra realidad. Entonces, ¿por qué pareciera que estamos viviendo el anuncio de un sistema como si fuera la primera vez en nuestra vida?. ¿Por qué siempre es lo mismo? ¿Por qué la histeria?.
Y esto, no es nuevo. Ya los taínos conocían las fuerzas del dios Juracán, una deidad destructiva y furiosa que provocaba daños por doquier cuando pasaba por estas tierras. Así que esto es algo que venimos “padeciéndolo” desde siempre; por lo que –se supone- deberíamos estar acostumbrados. Esta es la realidad que nos toca vivir; así que lo que debemos hacer es estar pendientes a la información, prepararnos y resguardarnos. No nos queda de otra.
A veces pienso que nos falta un tornillo, colectivamente hablando. De verdad. En situaciones como éstas es que menos cordura tenemos, que de por sí, poca hay. Salimos como los locos a arrasar con todo lo que hay en los supermercados, en las ferreterías, en las licorerías, en las gasolineras y en las tiendas al por mayor, al detal o lo que sean.
Las cosas que pasan son como sacadas de un cuento de horror. Me recuerdan las ventas del viernes negro; los especiales de madres, cuando abre una tienda nueva, etc. Pasa de todo lo que pasa en esos momentos; avalanchas, golpes, coladas e insultos; entre otras mil cosas más. Esto realmente se convierte en un pandemonio.
Aquí me doy cuenta que nos falta un montón por crecer. Y es que esto se convierte, año tras año, situación tras situación, en un verdadero caos. Es como si nunca lo hubiésemos vivido. ¿Se nos olvida en tan poco tiempo?. Bueno, se nos olvida lo que los políticos que nos hacen a diario, qué no será de algo que es de temporada. ¿No nos hemos dado cuenta lo que significa vivir en el Caribe tropical y en la ruta de los huracanes?.
Creo que la respuesta a todo este circo está en lo mismo de siempre; en nuestra falta de educación. Y digo esto porque no estamos preparados para afrontarlo. Me pongo a pensar en los países que están en zonas de movimientos telúricos. ¿Cuántas veces no hemos visto en TV los reportajes de los niños saliendo ordenadamente en fila, de los edificios buscando una zona segura cuando hay un temblor?. Infinidad de veces. Desde pequeños los educan para poder afrontar una situación de emergencia. Y eso, que un temblor te da poco tiempo para reaccionar.
A lo mejor ese es nuestro problema. Que tenemos demasiado tiempo para dañarnos la cabeza con la tormenta o el huracán. Desde una semana antes estamos viendo esos “sistemas” que van saliendo de la costa de África, uno detrás de otro, como en una filita india. Ya empezamos con los pronósticos de que si pasa o no pasa, que si sube o si baja; en fin hacemos nuestras apuestas. Y para nosotros no existe otra palabra que no sea la de las meteorólogas y meteorólogos de televisión. Pero también ahora tenemos los medios sociales, lo que le da un poco más de emoción porque no sólo recibimos la información, sino que la discutimos, la analizamos y hasta hacemos nuestros propios pronósticos.
Mientras se va acercando, la cosa se pone más interesante. Porque todos esos días que estuvimos que si sí, que si no, no los tomamos para hacer inventario en nuestras casas y ver qué cosas necesitábamos, para ponernos al día, para comprar agua; etc. Simplemente nos sentamos a mirar si viene o no viene y no aprovechamos para prepararnos. Total, si no es esta; será la próxima la que pueda tocarnos. Así que es mejor estar preparado y con tiempo.
Ya entre las 48 y las 24 horas la cosa comienza a ponerse en niveles de histeria. Se paraliza el país. Nos pasamos pegados a los medios para conocer “las coordenadas”; si el gobierno despacha temprano, si da el día libre, etc. Estamos todos pendientes a ver qué dice el gobernador, si mete la pata; etc. Lo que queremos es escucharlo para reírnos, criticarlo o burlarnos. Y no importa quién sea el gobernador en ese momento; siempre es lo mismo.
Y dejamos a un lado todas las cosas del trabajo. Nos concentramos en “la tormenta” y todo lo que tenga que ver con ella. Cortamos nuestra vida para darle paso al evento atmosférico; ya nada es más importante que esto. Ahí es que vamos a arrasar con todo. A no dejar nada en las góndolas; a dejar las gasolineras sin combustible. Ya se habla de la orden de congelación de precios de DACO, y siempre agarran par de comerciantes a los que “se les olvida” y los suben.
Pero la histeria mayor es cuando se aplica la “Ley Seca”; ¡eso sí que es una tragedia!. ¡Ahí sí que se arma la grande! Pero pregunto yo, ¿esto es una situación de emergencia o qué?. Es que parece que nos preocupamos más por que haya ron, que por la ruta de la tormenta. No importa si nos pasa por encima; lo importante es tener para beber.
Y cuando llega, pues nos reunimos. Eso es lo que tiene de bueno; que la gente se reúne a pasar la tormenta o el huracán. Se pasa con familia, con amigos, con vecinos; mucho de los que casi no vemos por el agite diario. Se comparte. Eso es lo que hay que resaltar. Algo bueno nos tenía que dejar. ;)
Tormenta Chantal, 9 de julio de 2013 |
Pero nada, pasa la emergencia y todos a lo mismo de siempre. Y luego volvemos con el proceso; iniciándolo como si nunca lo hubiésemos vivido. Caemos en ese círculo vicioso desde que vuelve a empezar todo en las costas de África. No nos para nadie.
Deberíamos ser más asertivos, educarnos más para poder atravesar mejor estas situaciones. Cómo proteger la propiedad, la vida; dónde construir, dónde no; qué tener en la casa, qué no; cómo evitar daños, cómo limpiar los alrededores; etc. Hacer un trabajo de prevención; de preparación, de planificación. No dejarlo para último momento.
A mayor preparación, menos cosas que lamentar. Por eso es importante estar preparados para cualquier eventualidad. Aunque después no pase nada. Al final, eso es lo mejor que nos puede pasar, que estemos preparados y se desvíe. Y no podemos quejarnos, ya que de muchas nos hemos “zafado” porque esta Isla bendita está.
Saludos Marisa.
ResponderEliminarAtinado el comentario. Te felicito.
Aún así, creo que el estoicismo que pudiéramos desarrollar, iría atado a un cambio socio-cultural opuesto al que tenemos. La educación está obsoleta. Desde que éramos niños (si, nosotros), ya lo estaba. Y el aprendizaje que hemos insertado en nuestro colectivo, es el de la histeria. ¿Cómo erradicarla? No sé.
En la vecina República Dominicana, acaban de emitir un parte de prensa, sobre unas personas que se niegan a desalojar sus casas por que no pueden “abandonar las pertenencias. Por que se las roban.” El periodista describía el escenario de casas de madera, bloques, cinc y cartón. ¿Cómo enseñarles el valor de su vida? Tampoco sé.
Que el dios Juracán nos traiga al menos entendimiento, solidaridad y empeño a salir de los tantos huracanes que nos azotan el año entero.
Rada, saludos. Y gracias por tu comentario.
EliminarTotalmente de acuerdo contigo respecto al aprendizaje que hemos tenido. Esto con el tiempo se sigue perpetuando y se acepta como normal. Ahí nuestro gran problema. Erradicarlo, va a ser complicado; pero algo tenemos que hacer porque esto se nos está yendo de las manos.
Referente a lo de la República Dominicana, la verdad es que es una pena. Prefieren arriesgar su vida a dejar sus cosas. Esto es lamentable.
Y espero que sí, que en esta temporada sea una positiva, que nos ayude a crecer y a ser mejores personas; que mucho lo necesitamos. Saludos.