El derecho del obrero no puede ser nunca el odio al capital; es la armonía, la conciliación, el acercamiento común de uno y del otro. (José Martí)
El 1ro de mayo, día internacional del trabajador, es una fecha especial que nunca debemos olvidar. Aunque no la celebramos en Puerto Rico, siguiendo la línea de los Estados Unidos de América, a nivel internacional sí se hace. Debe ser una fecha, más que todo, para reflexionar y poner en perspectiva el significado del trabajo, las relaciones obrero patronales y los derechos y responsabilidades de cada parte.
Es meritorio mencionar que la celebración de esta fecha se origina por una lucha de los obreros estadounidenses por una jornada de trabajo de ocho horas. Ésta se fue cuajando durante casi todo el siglo XIX, pero no fue hasta el 1886 que el entonces presidente de los EE.UU., Andrew Johnson, firmó la Ley Ingersoll, que establecía la jornada de trabajo de ocho horas. Luego de esto, 19 estados promulgaron leyes similares.
Como muchos no cumplieron con la ley, las organizaciones laborales y sindicales se movilizaron. El 1ro de mayo, más de doscientos mil obreros se organizaron y paralizaron el país con sobre cinco mil huelgas. En Chicago, que las condiciones eran las peores, continuaron las manifestaciones. Con el pasar de los días, hubo enfrentamientos entre los manifestantes y la policía. El 3 de mayo dejó seis muertos y gran cantidad de heridos.
El 4 de mayo fue un día nefasto. Una bomba mató un policía y hubo un enfrentamiento, dejando gran cantidad de muertos y heridos. Se dice que se torturó a gran cantidad de obreros buscando al responsable. Se imputó a 31 personas, pero el número se redujo a ocho. Algunos aseguran que se llevó a cabo un proceso irregular donde fueron encontrados culpables. Fueron declarados “enemigos de la sociedad y el orden establecido”. Tres fueron condenados a prisión y cinco a la horca.
En julio de 1889, la Segunda Internacional Obrera, una organización integrada por partidos socialistas de distintas nacionalidades, instituyó el “Día Internacional del Trabajador” para conmemorar lo acontecido en los EE. UU., en mayo de 1886. Se seleccionó el 1ro de mayo para esta celebración, que se extendió internacionalmente. Desde el 1890 se realizan manifestaciones obreras alrededor del mundo. En 1954, el papa Pío XII declaró el 1ro de mayo como la festividad de San José obrero, patrón de los trabajadores.
Estos acontecimientos nos deben hacer reflexionar. Esto que voy a decir podría caerle mal a muchos, pero creo que es pertinente decirlo. Ambas partes -los obreros y los patronos- deben respetarse unos a otros, ser justos y promover el bien común de manera que redunde en una mejor sociedad. Esto, sobre todo, en este lado del mundo. Y digo en este lado del mundo porque en otras partes del mundo, muchos no tienen esa posibilidad.
Aquí voy a hacer un paréntesis porque es meritorio mencionarlo. Es harto sabido que muchas marcas occidentales, elaboran sus productos en fábricas de los países subdesarrollados donde explotan a los trabajadores, los tienen en condiciones infrahumanas, le pagan una miseria y no le dan beneficios. Ejemplo de esto, fue el ocurrido recientemente en Bangladesh donde se desplomó un edificio que albergaba varios talleres de costura, dejando un saldo de sobre 380 muertos. Lamentable por demás.
Situaciones como ésta, deben ponernos a reflexionar sobre lo que patrocinamos; ya sean marcas, cadenas o productos. Debemos tomar conciencia sobre esto y evitar apoyar a los que de una manera u otra manera explotan a los trabajadores. Podría ser que a alguno no le importe; pues bien, esa es su prerrogativa. Pero creo que si lo que buscamos es lograr mayor igualdad y justicia social a todos los niveles, debemos considerarlo. Cada quién que decida.
Volviendo a este lado del mundo y a nuestro “macondito caribeño”; estoy de acuerdo en que se respete al trabajador y que se le dé lo justo y necesario. Pero también creo que no pueden excederse en sus reclamos; algo que pasa con algunos grupos en diversas situaciones. En muchas ocasiones somos rehenes de estos grupos que anteponen sus intereses al bien común. Es innegable que tienen derechos, pero también tienen responsabilidades.
Soy fiel creyente del respeto a los derechos; pero los derechos no son ilimitados. Los míos terminan donde empiezan los de los demás; y viceversa. No creo que para lograr nuestros objetivos debamos llevarnos de frente al que sea, que -en ocasiones- es al pueblo entero. Las cosas deben ponerse en perspectiva y hacerse responsablemente. Se debe evitar la confrontación, promover el miedo y ejercer presión desmedida para lograr sus propósitos.
¡Ojo!, que no estoy diciendo que no merezcan tener unas mejores condiciones de trabajo. Lo que estoy diciendo es que en ocasiones deben poner en perspectiva la difícil realidad social que vivimos. Todos la estamos padeciendo; no es exclusivo de algunos. No creo en las continuas amenazas de irse a la huelga si no se cumple lo que exigen. Esto no es justo para nosotros porque nos convertimos en sus rehenes. Buscando lograr sus propósitos, nos hacen la vida de cuadritos y “nos llevan enredados a todos entre las patas”.
Creo fielmente que las cosas deben hacerse con buena voluntad y que hablando la gente se entiende. Las amenazas y las presiones, de un lado y del otro deben evitarse. En vez de pensar solamente en intereses particulares, deben pensar en el beneficio para el pueblo puertorriqueño que, al final de cuentas, es lo que debe prevalecer. Así que, utilicemos estas fechas para reflexionar sobre los derechos que cada uno tiene pero, sobre todo, de sus responsabilidades y del compromiso que tienen con este país.
Y como en esta fecha también se celebra la festividad de San José obrero, para terminar incluyo su oración; para el que quiera hacerla, porque una oración nunca está de más. ;)
Nos dirigimos a ti, ¡Oh! bendito San José, nuestro protector en la tierra, como quien conoce el valor del trabajo y la respuesta a nuestro llamado. A través de tu Santa Esposa, la Inmaculada Virgen Madre de Dios, y sabiendo el amor paternal que tuviste a nuestro Señor Jesús, te pedimos nos asistas en nuestras necesidades y fortalezcas en nuestros trabajos.
Por la promesa de realizar dignamente nuestras tareas diarias, líbranos de caer en el pecado, de la avaricia, de un corazón corrupto. Se tú el solícito guardián de nuestro trabajo, nuestro defensor y fortaleza contra la injusticia y el error.
Seguimos tu ejemplo y buscamos tu auxilio. Socórrenos en todos nuestros esfuerzos, para así poder obtener contigo el descanso eterno en el Cielo. Amén.
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