Si hay algo con lo que lucho casi a
diario en el salón de clases, y ahí tengo como testigos a los que han sido mis
estudiantes, es con el mal uso de los conceptos. Y es que si queremos comunicar
de una forma clara tenemos que usarlos correctamente.
En este país, algunos conceptos y
términos se han cargado o demonizado. Podríamos mencionar como ejemplo:
‘patria’, ‘patriota’, ‘república’, ‘nación’, ‘nacionalista’, entre otras. Pero
pareciera que recientemente se ha unido a esa lista el término ‘relaciones
públicas’.
Durante el día de hoy los dirigentes de un
partido político realizaron una conferencia de prensa y en ella se mencionó,
según se publica en la prensa, que el mensaje que ofreció el gobernador era “un
libreto para tratar de manejar su crisis a través de las relaciones públicas”.
Pero eso solo fue el comienzo. Mientras empezaba
a redactar esta entrada, escuché a una analista política utilizar el concepto
en el mismo tono para describir las acciones del gobierno.
Se está utilizando el término ‘relaciones
públicas’ como si fuera algo malo, negativo, o fuera para manipular y
engañar. Y estos dos ejemplos son solo de hoy, pero en estos últimos días lo he
estado escuchando y leyendo repetidamente.
Así que decidí treparme en la sillita
para volver a explicar, aunque ya lo he hecho como tropecientas veces, que eso
que está haciendo el gobierno NO es relaciones públicas; que eso es propaganda
y que ambas son cosas completamente diferentes.
Voy a explicar primero la propaganda,
para ver si se puede visualizar mejor y que se vea más claro que eso es lo que
se está haciendo. La propaganda es un discurso de poder que busca ‘vender’ un
sistema de creencias ideológicas o políticas.
La propaganda sólo busca llevar la
información que le conviene al que la utiliza. Es decir lo que la gente desea
escuchar. Es disfrazar las cosas de manera que el pueblo lo acepte, aunque
después se haga otra cosa. Es pintarlo bonito para que la gente lo apoye.
Es
utilizar todos los recursos disponibles para ganar adeptos y todas las
estrategias posibles, para lograr vencer o dominar. Es jugar con las palabras y
los conceptos. Es mostrarse como el gran defensor del pueblo y justificar lo
que se hace. Es decir lo que se tiene que hacer y cómo; entre muchas cosas más.
¿Les suena a algo conocido?
Por otro lado, las relaciones públicas “es un proceso de comunicación
estratégica que construye relaciones mutuamente beneficiosas entre las
organizaciones y sus públicos”.
Las
relaciones públicas y la propaganda tienen funciones diferentes. Las relaciones públicas
buscan establecer líneas de comunicación entre la organización y sus diferentes
públicos para buscar el entendimiento. La propaganda, busca promover doctrinas,
ideologías y conceptos, entre otros, para atraer adeptos a sus causas
respondiendo sólo a sus intereses y objetivos.
Las
relaciones públicas trabajan con comunicación bilateral; es intercambio de
información, retroalimentación y consenso. La propaganda va en una sola vía; es
promover ideas, creencias o dogmas ideológicos o políticos. Es influenciar sin
buscar o analizar, es sólo aceptar.
La
diferencia es clara. Si lo analizamos bien y miramos las cosas detenidamente,
nos daremos cuenta que lo que ha estado haciendo este gobierno desde que subió
al poder, es propaganda.
Así que vamos a empezar a utilizar los conceptos correctamente y a llamar las cosas por su nombre. Que no se usen los conceptos como iguales, porque no lo son. Que se le llame propaganda a lo que es propaganda y relaciones públicas a lo que realmente es. Porque lo que se está haciendo no es relaciones públicas, es propaganda.