El Velorio, Francisco Oller |
Estudié en una institución universitaria
privada por elección. La historia la he contado en varias ocasiones. Sin
embargo, reconozco -no tengo porqué no hacerlo- lo invaluable que es la UPR
como primer centro docente y cultural del país.
Y no estoy hablando solamente del
académico; sino de su sólida trayectoria por mantener nuestra cultura e
idiosincrasia, aún cuando hay quiénes, con algunos complejos y problemas de
autoestima, quieran destruir su patrimonio buscando borrar lo que somos.
Puertorriqueños somos; la UPR también.
Estoy en el listado de correo electrónico
del Museo de Historia, Antropología y Arte (Museo UPRRP). Así que cuando hace
par de semanas recibí una promoción de una serie de talleres para mayores de 55
-No digan nada-, me interesó.
Pues manejándome en el sistema de
Sagrado, no me apuré porque acá lo hago todo por Internet y hasta he tomado
talleres y cursos en línea. Cuando me enteré que tenía que hacer la matrícula personalmente
en el museo, allí fui a parar.
Pero, cuando llegué, recién habían
cubierto el último espacio del primer ciclo que era un taller sobre escritura
creativa que me interesaba mucho. ¡Yo quería! Ya no podía hacer nada pero como
estaba ahí, decidí quedarme en el museo, aunque era cerca de la hora de cierre.
Me fui a la sala donde está la exhibición
de obras de Francisco Oller. Estuve un buen rato embelesada observando ‘El
Velorio’. ¡Qué maravillosa obra! Además de los famosos paisajes, estuve
embelesada con los retratos de Ramón Baldorioty de Castro y Eugenio María de
Hostos.
El de Baldorioty de Castro con una cita
suya: “…yo odio el sistema colonial porque ese sistema es la muerte del
espíritu, es la degradación del hombre por el hombre”. Ponce 1871. Hostos,
inspirador.
El verlos, fue ponerme a pensar en el
gran amor que le tuvieron a Puerto Rico. Su lucha por la libertad y el deseo de
tener un mejor país. Amar la patria fue su ruta no sólo con la palabra, sino
con la obra.
Salí de allí más que satisfecha y
convencida de que nuestros próceres dieron los pasos correctos. ¡Qué mucho
tienen que aprender los políticos de hoy!
Entonces fui a ver el enterramiento indígena
que está justamente frente a la oficina del museo. Fue un descubrimiento de don
Ricardo Alegría, en el 1947, en la finca La Monserrate, donde está hoy el
balneario de Luquillo.
Se encontraron en un montículo funerario,
o promontorio, que albergaba múltiples enterramientos. Hay tres osamentas; un
hombre una mujer y un niño y junto a ellas restos de caracoles, jueyes y aves,
vasijas y platos de arcilla, hachas y bolas de piedras, entre otras cosas.
Allí mismo, al lado, hay una serie de
artefactos funerarios egipcios, muchos de ellos donados por la Universidad de
Harvard.
Hay un sarcófago con la explicación de
todo el proceso funerario. También hay tres momias. Una humana sin vendas, otra
humana con vendas y una de un gato, con vendas.
Se pueden observar también cuatro vasos
cánopes, de entre el 1567 al 1320 a. C., encontrados en Saqqara, Egipto. Allí
se guardaban las vísceras para luego proceder con el proceso de
momificación de los cuerpos.
También hay expuestos varios amuletos,
dos de escarabajos y uno de gato, dos estelas funerarias, una copia en yeso y
otra original. Hay dos ‘Ushabti’; que son pequeñas estatuas funerarias que se
depositaban en la tumba del difunto.
Más adelante hay un petroglifo taíno, del
1100 al 1500 d. C.. Este petroglifo es frecuente en bateyes o plazas
ceremoniales, cuevas, amuletos, máscaras, etc. A su lado, la representación de
un manatí.
Cerca, también hay una prensa manual que
data entre el 1822 y el 1835. En ella se comenzó a publicación de Puerto Rico
Ilustrado en el 1910 y las primeras tiradas del periódico El Mundo en el 1919.
Hasta 1984 estuvo en exhibición en la redacción de El Mundo.
También hay una tarja conmemorando
centenario de la bandera puertorriqueña (1895-1995) que lee:
Adoptada por la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario
Cubano el 22 de diciembre de 1895, Salón principal ‘Chimney Corner Hall’, Casa
57 Oeste, Calle 25 esquina Sexta Avenida, N.Y. Juan de M. Terreforte presentó
la nueva bandera similar a la cubana, con los colores invertidos: franjas
blancas y triángulo azul en vez de rojo, con la misma estrella blanca solitaria
en el centro. Fue acogida como estandarte de nuestro movimiento patriótico de
liberación.
Esto es sólo una minúscula parte del
caudal que tiene el museo.
El Museo de Historia, Antropología y Arte
de la Universidad del Puerto Rico, Recinto de Río Piedras fue creado, por ley,
en el 1951 para ‘reunir, mantener y conservar, con el propósito de divulgación
cultural, todo aquello que constituya parte de nuestro tesoro histórico,
antropológico y artístico. ¡Y bien que sí!
Tiene colecciones de historia, filatelia
y numismática, arqueología indígena, arqueología histórica, pintura, dibujo y
escultura, grabado, arte popular y una colección egipcia. Además de las
exhibiciones temporeras que se realizan a través del año.
Una de las colecciones, la de historia,
cuenta con documentos de próceres de la talla de Segundo Ruiz Belvis, José
Julián Acosta, Alejandro Tapia y Rivera, Luis Muñoz Rivera, José de Diego,
Ramón Emeterio Betances y, muchísimas más, de Eugenio María de Hostos.
El museo cuenta con biblioteca de
referencia, centro de documentación de arte puertorriqueño y una videoteca. Se
realizan visitas guiadas de domingo a viernes. Hay que hacer reservación.
El horario es de 9:00 a. m. a
4:30 p. m., los lunes, martes, jueves y viernes; de 9:00 a. m. a 8:30 p. m. los
miércoles y de 11:30 a. m. a 4:30 p. m., los domingos. Está cerrado los
sábados, días feriados y cuando hay receso administrativo en la UPRRP.
Ya saliendo del museo pensé que no hay
casualidades. Tuve que llegar a la UPR y como ya estaba allí, pues decidí
quedarme a echarle un ‘vistazo’ al museo. Salí más que clara de lo que soy.
Eso sí, quiero volver con mucho más
tiempo para disfrutarme toda la riqueza cultural que ofrece. Y naturalmente que
regresaré al área visitada porque todavía tengo mucho que observar y aprender.
Es lo menos que puede hacer una arqueóloga frustrada como yo. Je, je
Confieso que hace mucho que no visitaba
el museo. El redescubrirlo fue darme cuenta del inigualable caudal cultural que
posee y de su valor para nuestra patria puertorriqueña. Y entonces me puse a
pensar en el papel que juega la UPR.
La UPR es baluarte y pieza
fundamental en la conservación de nuestra cultura puertorriqueña. Es símbolo de
resistencia. Es autenticidad y verdad. Es punta de lanza de nuestra
idiosincrasia. He ahí por qué el ensañamiento con ella. Por qué querer minarla.
No podemos permitir que destruyan nuestro
patrimonio. No podemos permitir que lo lleven a menos con el único propósito de
socavar nuestra autenticidad puertorriqueña.
Si queremos defender nuestra cultura,
tenemos que apoyar la UPR y proyectos como el del Museo de Historia,
Antropología y Arte en Río Piedras. Así es que se hace patria. Porque un pueblo sin cultura, es uno sin identidad y se reduce a nada.
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