Héctor Campos Parsi, Jack Delano y Amaury Veray |
Hace poco más de un año hice una de esas ‘limpiezas’ donde se bota hasta lo que no se debe botar. Tenía guardadas cosas de cuando estudiaba en Sagrado y para echarlas al zafacón tuve que cerrar los ojos. Pero hubo una que otra cosa que no pude disponer de ellas.
Una de esas fue un trabajo que hice en la
maestría. No sé si este era un borrador o fue el trabajo final porque no
está identificado. Ahora mismo no recuerdo de qué clase era. Si mal no estoy, lo
hice con Carmen Gloria y creo que sacamos A.
Fue uno de esos trabajos que nunca pude botar por lo mucho que aprendí pero, más que todo, por lo que me lo disfruté.
Fue uno de esos trabajos que nunca pude botar por lo mucho que aprendí pero, más que todo, por lo que me lo disfruté.
El trabajo era sobre la música puertorriqueña con elementos folclóricos. Nos enfocamos en los tres máximos
exponentes de un movimiento que nació en los ’50 y se extendió hasta el ’70:
Jack Delano, Amaury Veray y Héctor Campos Parsi.
Estuvimos medio día en casa de don Jack
escuchando música y sus anécdotas y viendo sus trabajos. En fin, por poco no
salimos de ahí de lo fascinadas que estábamos con todo. Hasta me dio algunas
grabaciones de piezas que había compuesto y que tenían elementos folclóricos.
Conocía a don Jack porque habíamos
formado parte del comité organizador de la Feria de las Comunicaciones que se celebró
en Sagrado en el 1990. Cuando me comuniqué con él y le conté de qué se trataba
el trabajo, inmediatamente dijo que sí.
Lo mismo pasó con Héctor Campos Parsi, al que conocía gracias a Areyto, ballet folclórico nacional de Puerto Rico. Ambos colaborábamos con el grupo en el festival internacional de folclore que celebraron anualmente durante muchos años.
Lo mismo pasó con Héctor Campos Parsi, al que conocía gracias a Areyto, ballet folclórico nacional de Puerto Rico. Ambos colaborábamos con el grupo en el festival internacional de folclore que celebraron anualmente durante muchos años.
Me fui a su casa en el Valle
del Turabo. Esa mañana había neblina y nos paramos en la puerta a ver el
paisaje mientras me hablaba de su obra ‘Yerba Bruja’. Maravilloso. También me dio
unos casettes con su música.
De la música, no me pregunten. En el recogido no la encontré. Así que creo que se la presté a alguien para que la escuchara. Todo lo presto o lo regalo. La música estoy segura que no la iba a regalar porque era algo demasiado especial y tenía algunas piezas inéditas o eran sus grabaciones.
De la música, no me pregunten. En el recogido no la encontré. Así que creo que se la presté a alguien para que la escuchara. Todo lo presto o lo regalo. La música estoy segura que no la iba a regalar porque era algo demasiado especial y tenía algunas piezas inéditas o eran sus grabaciones.
Al que no entrevistamos fue a Amaury
Veray. Si mal no recuerdo, estaba enfermo. Pero conseguimos mucha información y
pudimos hacer el trabajo.
Era un guión y sólo pudimos incluir una mínima
cantidad de información. Mientras investigaba me di cuenta de lo prolífero de
su obra y la gran aportación que habían hecho cada uno de ellos.
Lo quiero compartir íntegro, porque ahora
que lo veo digo: WOW! Que mucha de nuestra riqueza cultural tenemos, pero ese
desapego a lo nuestro y a reverencia a lo de afuera, no es otra cosa que
pobreza cultural. Nada, este es el texto:
La música es el alma de los pueblos. Es ritmo que
marca nuestra trayectoria. Ser puertorriqueño es mucho más que un concepto, es
personalidad forjada en tiempo; es música.
Durante el siglo XIX surge la danza como expresión
culta de la música puertorriqueña. En los salones se cultiva, a través del
lenguaje del abanico, el cortejo entre los jóvenes. Juan Morel Campos y Manuel
G. Tavárez, máximos exponentes del género de la danza, incluyen en sus obras,
además, óperas, zarzuelas, piezas orquestales cortas y música religiosa.
La invasión norteamericana en 1898 trajo, como
resultado del choque cultural, una serie de conflictos que mermaron el
desarrollo de las artes.
Para los años ’50 surge un movimiento nacionalista
conocido como ‘misionero’, que se extiende hasta los ’70. Este periodo se
caracteriza por su intensidad creadora. Tres grandes figuras de este movimiento
son Jack Delano, Amaury Veray y Héctor Campos Parsi. Estos compositores se
destacan como figuras instrumentales en la creación de una música nacional.
Jack Delano, artista de origen ucraniano, enamorado
del folclore y de nuestra gente, se estableció en la isla en 1946. Producía
cintas documentales y componía sus partituras inspiradas en el diario vivir. Ha
compuesto música para ballets, obras vocales, música de cámara, piezas
orquestales, piezas corales y música incidental. Todas sus composiciones
contienen material folclórico. Entre estos se destaca ‘La Cucarachita Martina’,
donde incluyó güiro y cuatro y ‘La Bruja de Loíza”, basado en un cuento
folclórico recopilado por don Ricardo Alegría. Se destaca, además, ‘La Reina
Tembandumba’, inspirado en uno de los personajes de un poema negroide de Luis
Palés Matos.
Amaury Veray expone a través de su obra el folclore
como elemento principal de inspiración. En la Suite para piano ‘En casa E’
Tatá’ y en las canciones infantiles ‘Arroz con leche’ y ‘A la limón’, se puede
apreciar sutilmente lo folclórico. De origen yaucano, enfatiza los ritmos
sureños como la plena. El ballet ‘Cuando las mujeres’ se basa en una forma popular de
ese baile.
El más prolífero e internacional es Héctor Campos
Parsi, que interpretó su primera obra a los 12 años.
Al igual que los anteriores utiliza en sus
composiciones elementos nativos. La ‘Sonata para piano’ combina elementos
rítmicos tomados del folclore afroantillano como nuevas técnicas
composicionales. La mayor parte de su producción durante los ’50 está dedicada
a la creación de una música puertorriqueña porque, según él, tenía un
compromiso moral con darle al País una música nacional. En su obra ‘Yerba
bruja’ trata de describir rítmica y melódicamente el areyto de los taínos
puertorriqueños como lo describen las crónicas de esa época. ‘Divertimiento del
sur’, ‘Majestad Negra’, ‘Urayoán’, ‘Tres poemas de Corretjer’, ‘Oda a Cabo
Rojo’ y ‘Tres canciones isabelinas’, son sólo un ejemplo de este caudal
folclórico que imparte Campos Parsi a sus composiciones.
La producción de esta música clásica (debió leer ‘de
cámara’) contemporánea con elementos folclóricos ha mermado, pero ese rico
caudal permanece en el subconsciente de nuestro pueblo.
Emilio S. Belaval, conocido intelectual
puertorriqueño, manifiesta la necesidad de rescatar esta música de nuestro
subconsciente con la siguiente afirmación: “…Hacia eso debe ir nuestra música,
si aspira a ser lo que ha sido siempre, molde de un pueblo y cucurucho de su
alma musical”.
Don Jack Delano y don Héctor Campos Parsi
fueron dos figuras importantísimas con un legado impresionante. Para mí fue un
privilegio inmenso poder contar con su colaboración para ese trabajo de clase.
Pero bueno, lo que quería era compartirlo porque creo que es importante no dejar en el olvido cosas como esta. Porque no podemos permitir que sigan tratando de aniquilar nuestra cultura. ¡JAMÁS!.
Pero bueno, lo que quería era compartirlo porque creo que es importante no dejar en el olvido cosas como esta. Porque no podemos permitir que sigan tratando de aniquilar nuestra cultura. ¡JAMÁS!.