Obra de Taller Una |
La Epifanía, según el DLE de la RAE, tiene dos acepciones: ‘Festividad que celebra la Iglesia católica el 6 de enero, en conmemoración de la adoración de los Reyes Magos’ y ‘Manifestación, aparición o revelación’.
La Epifanía es una de nuestras tradiciones más arraigadas. Nos mantiene anclados en nuestra cultura. Le da fuerza a lo que somos y nos mantiene conectados a nuestras raíces.
No hay cosa más maravillosa que ver cómo, en la víspera de reyes, los niños con sus caritas ilusionadas van a buscar yerba para dejarle a los camellos. Aunque yo le digo a mis sobrinas nietas que en Puerto Rico como no hay camellos, usan caballos.
Recuerdo que en casa, la víspera de reyes era todo un acontecimiento. El servicio era completo; yerba y agua para los camellos y galletitas y un ‘palito’ para los reyes. Ese regreso a ‘tierras lejanas’ debía resultar interesante luego de degustar las ‘lágrimas del monte’.
En mi familia la tradición de la epifanía perdura y seguirá siendo así. Estoy segura que en Puerto Rico se mantendrá por siempre porque es un recordatorio de lo que somos, en lo que creemos y lo que atesoramos. Es símbolo de nuestra cultura.
Que esta bella tradición viva en nuestros corazones y que la compartamos con las nuevas generaciones. Con esto fortalecemos nuestra y algo que es parte de nosotros como puertorriqueños.
Pero también deberíamos abrazar la segunda acepción de la epifanía; la de la manifestación, la aparición, la revelación. Y hablo de nuestra esencia, de lo que somos. Hablo de nuestra idiosincrasia, del ser puertorriqueño.
Porque somos otra cosa. Somos un pueblo con mucho aguante, con mucho empuje. Estamos acostumbrados a vencer las adversidades y somos resilientes. También somos solidarios, entregados y siempre tendemos la mano.
Somos creativos, innovadores, buena gente y muchas cosas más. Tenemos que despertar y tomar el control de nuestro país. Y cuando digo esto es en todos los aspectos de nuestra vida. Dejamos en manos de los políticos y de otros nuestro destino y no ha resultado tan bien.
Claro, y tenemos que hacerlo siempre pensando en el bien común y no en beneficio o bienestar de un grupo, un partido, de amigos o de terceros; como suele suceder. Hay que pensar en el colectivo, en todos los puertorriqueños.
Tenemos todos los atributos para lograr lo que queramos y llevar este país a su máximo nivel. Todo lo podemos lograr si nos lo proponemos.
Somos especiales. Sólo nos resta creer y confiar en nosotros. Así podremos demostrar de qué madera estamos hechos. A mí no me queda duda que es de la buena, de la mejor.
¡Feliz Epifanía! Foto: Yaucromatic
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