Tengo un respeto inmenso por el idioma de Cervantes. Es mi lengua materna. Podría decirse que el español es uno muy rico, algo complicado, pero especial y maravilloso. Es el idioma que vivo, siento y respiro. Por eso, aunque no lo domino a la perfección, trato de utilizarlo de la manera más correcta posible.
Esto lo traigo ‘de fábrica’. En mi casa había muchos libros, enciclopedias y diccionarios y se usaban todo el tiempo. Claro, con un padre que era maestro de español y que era ante todo educador, no podía ser de otra manera. Cuidaba mucho el uso del español. Era impecable en su redacción, tenía una excelente dicción y hablaba con corrección. Así que con eso crecí.
Y ya lo he dicho, no soy la más ducha en esto del idioma; pero constantemente recibo comentarios, historias, cuentos y hasta ejemplos de su mal uso y de redacciones mal hechas. Esta mañana recibí una que me dejó pensando por largo rato.
Pensé en algunas de las cosas de siempre y en otras que se discutieron en un conversatorio sobre periodismo organizado en el marco de un congreso internacional celebrado en Puerto Rico. Este congreso fue un de esos eventos que se dan uno en un millón, difíciles de repetir; algo así como si se hubiese ‘creado’ la tormenta perfecta y se hubiesen alineados los planetas. Sólo hay que echarle un vistazo para entender lo que digo.
Pues en el conversatorio se dijeron cosas muy interesantes; muchas que confirmaron algunas de mis líneas de pensamiento. Una de las cosas que varios de los participantes mencionaron fue la necesidad de dominar el idioma; de saber redactar en español; entre otras importantes. Totalmente de acuerdo con ellos.
La redacción es la base de todo; si no sabemos redactar, no vamos a poder comunicar correctamente; y por esa línea me voy a ir. Y esto aplica a cualquier medio, no importa si es tradicional o social. Tenemos que entender que pueden ser 400 palabras, 140 caracteres o una etiqueta ('hashtag'), pero tienen que redactarse correctamente.
Cada vez veo, y a mis manos llegan, más cosas con menos sentido. Comunicados mal redactados, formatos y palabras mal utilizadas, errores ortográficos y gramaticales garrafales y problemas de sintaxis, entre otros. Presumo que es para ver cómo se puede bregar con esto en el salón de clase. Y aclaro, sólo milagros, nada de santos. La idea no es señalar a nadie. Yo no soy quién para hacerlo porque no estoy exenta de cometer errores.
Muchas de las quejas son que el comunicado resulta ser una retahíla de oraciones sin hilo conductor o sentido, que tienen más de tres páginas y la información importante está en el último párrafo, que se mezclan muchísimas cosas, que las oraciones no tienen ni pies ni cabeza, que está escrito en primera persona o en voz pasiva, que lo que se escribe no se le adjudica a nadie, que el documento está en ‘pdf’ y hay que ‘levantar’ el texto; en fin, muchísimas cosas más.
Cada vez hay menos conocimiento del principio periodístico de la pirámide invertida, del titular interesante, de la entrada con las cinco preguntas o la inclusión de las citas. Y sí, eso con poco se podría remediar; pero esto va mucho más allá porque si no se tiene profundidad se quedará en algo mecánico, simple.
Hay gente que me ha dicho que todo se lo publican. Perfecto; bien por ellos. Nunca ha sido mi intención quitarle méritos a nadie, y mis disculpas si a alguien no le parece, pero es importante entender que hay cosas que se van a publicar porque sí, porque hay que publicarlas; porque son demasiado importantes, aunque estén mal redactadas. Y muchas de esas cosas son las hay que ‘reescribir’.
Siempre recordaré algo que nos dijo el profesor de redacción en maestría; que procuráramos que el comunicado se publicara porque estaba bien escrito y no porque hubiese un amigo suyo que lo ayudara; porque cuando esa persona no estuviera; ¿qué iba a pasar?.
Claro, con el tiempo se desarrollan buenas relaciones con la prensa y eso podría ayudar; pero no debe ser el por qué se publica su información. Debe ser porque está bien redactada, es pertinente, noticiosa e importante para los públicos a los que llega ese medio; ya sea tradicional o social.
Muchos podrían pensar que redactar es fácil y que lo puede hacer cualquiera. No; esto no es tan fácil. Escribir por escribir no es saber redactar y por ende, no es saber comunicar. Porque, aunque comunicar tiene su técnica, también es un arte y hay que cultivarlo.
Para redactar bien hay que conocer el idioma y tener un vasto vocabulario. Hay que leer. Leer mucho. Leer de todo, pero no cualquier cosa. Mucha literatura, diversas líneas de pensamiento y de diferentes campos. Hay que conocer, hay que saber. Y esto es importante porque todo el conocimiento que se tiene aflora a la hora de escribir.
¿Cómo se va a comunicar efectivamente si no se tiene el conocimiento, si no sabe redactar? ¿Si el comunicador, relacionista, redactor o el que sea no tiene claro los conceptos, cómo va a llevar bien el mensaje? ¿Si no conoce la historia, el quehacer diario nacional e internacional, cómo lo hará? ¿Si no se tiene suficiente vocabulario, cómo lo logrará?. Muchas de esas interrogantes pasan por mi mente.
Y más que criticar el trabajo de los demás, porque yo no soy nadie para juzgar el trabajo de otros, quiero que esto sea una reflexión. Es pertinente puntualizar la importancia del conocimiento del idioma, de leer y de saber redactar para poder comunicar efectivamente.
Siempre he pensado, y lo digo todo el tiempo, que uno de los grandes problema de este país, además de la crasa falta de educación, es la deficiencia en la comunicación. Si las ideas se comunicaran bien, si se dijeran las cosas como son y claramente, si se explicara en ‘arroz y habichuelas’, no habría tanto problema.
Nosotros los comunicadores tenemos que colaborar, en lo que podamos, para lograr que la comunicación fluya. Llevemos la información clara y precisa. Seamos agentes de cambio; facilitadores. Reconozcamos la importancia de redactar bien y de comunicar efectivamente para que no perdamos el foco. Sólo así podremos lograr que este país avance. Ojalá lo consigamos.
Nosotros los comunicadores tenemos que colaborar, en lo que podamos, para lograr que la comunicación fluya. Llevemos la información clara y precisa. Seamos agentes de cambio; facilitadores. Reconozcamos la importancia de redactar bien y de comunicar efectivamente para que no perdamos el foco. Sólo así podremos lograr que este país avance. Ojalá lo consigamos.
Eres la mejor!!!!
ResponderEliminarAbrazo. :)
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