A diario recibimos un bombardeo de información de los medios de comunicación, tanto tradicionales como sociales. Para poder ‘lidiar’ con esta vorágine, deberíamos aprender a ‘leerlos’. Y lo digo en el sentido de ir más allá de las letras, las imágenes y el sonido. Debemos aprender a leer el ‘entrelíneas’, los espacios y los silencios; debemos buscar más de lo que nos presentan. Eso es necesario para desarrollar el sentido crítico y estar mejor informados.
Pero la gran mayoría en este país sólo usa una fuente de información y acepta todo como si fuera la palabra de Dios. No se duda, no se cuestiona, no se reta. No buscamos otros puntos de vista. No vemos ni vamos más allá, no confrontamos la información; no la corroboramos. Simplemente, la aceptamos. Eso nos hace susceptibles a la manipulación, a caer redonditos y a repetir como el papagayo lo que otros quieren que digamos. Permitimos que nos digan cómo pensar y actuar. A eso nos hemos acostumbrados.
No hemos aprendido -porque no nos lo han enseñado-, a hacer una ‘lectura crítica’ de los medios. Y cuando hablo de ‘lectura crítica’ me refiero a pasar juicio sobre lo que publica o transmite uno o varios medios de comunicación. Esto, tomando en consideración el contenido, el contexto, su tratamiento, las líneas editoriales, los diferentes puntos de vista presentados; etc. Es una evaluación crítica de la información comparando, contrastando y analizando.
Muchos medios son los que deciden lo que se discute en la opinión pública, crean imágenes de políticos, atacan o favorecen políticas públicas, etc. Son los que guían las agendas, según intereses. Para mí, su función debe ser dar información balanceada, incluyendo diferentes puntos de vista y dejar que la gente haga su análisis y llegue a sus propias conclusiones. No dirigir el qué pensar y cómo hacerlo.
Hay medios que sólo dan un punto de vista o sólo incluyen parte de la información. Eso en cualquier liga se llama manipulación. Pero si uno hace un análisis crítico de los medios; eso pasa a un segundo plano y pierde su efecto. Tenemos que también saber diferenciar lo que es un reportaje, una nota derivada de una investigación o lo que es una opinión.
¿Por qué? Porque usted va a poder lidiar con lo que lee. Sabrá la línea editorial que lleva, a quién o qué responde, cómo está presentada la información; a qué le va a dar énfasis, qué va a atacar. En fin; usted va a poder leer el entrelíneas y saber con qué información quedarse y cómo la va a evaluar. Sabrá qué desechar y qué otra información relacionada podrá buscar en otros medios.
Pero esto no se limita sólo a los medios de comunicación tradicionales; los sociales también padecen de esto. Y en este caso, a veces es hasta más peligroso porque en Internet cualquiera puede decir cualquier cosa; ejemplo, este blog. jeje No filtramos la información y nos creemos cualquier cosa que leemos. No revisamos las fuentes, si es fiable o no; tampoco la veracidad de lo que leemos. No sabemos distinguir entre lo que es una opinión, una artículo, una historia y una noticia. Todo lo damos como cierto y le damos el mismo valor.
Los medios de comunicación, que son negocios, tienen sus líneas editoriales y responden a diferentes intereses; que pueden ser propios o de terceros. Lo mismo pasa con muchísimas fuentes en los medios sociales. Y si estamos claros sobre esto y filtramos la información, no pasa nada. Separamos el trigo de la paja y sabemos a qué darle más peso y a que no. Porque no es dejarlos de leer. Es leerlos, pero saber cómo hacerlo.
Siempre que encuentro algún medios nuevo, alguna página o blog, suelo ir al área de ‘Quiénes somos’. Verifico a qué grupo editorial pertenece, la información del bloguero, el tipo de blog que es, si tiene alguna línea editorial, etc. Hago un ‘screening’ para saber si le doy credibilidad y cuánta; si mucha o poca, o si no le doy ninguna. O simplemente, decidir si voy a leerla por entretenimiento.
Y aquí voy a tocar el IVA como ejemplo. Veo una campaña campal donde hay muchos tratando de sacarle el mayor provecho posible a la situación para sus intereses particulares. Los políticos están ‘alborotaos’ y muchos que están buscando ‘acomodarse’ lo están usando como plataforma. A todo se oponen; a ver si es verdad o si es para ganar adeptos. “Río revuelto, ganancia de pescadores”.
Algo tengo claro yo, y es que el gobierno tiene que explicar bien cuál fórmula utilizará, cómo la implementará, a quién va a afectar, si va a sustituir o eliminar alguna otra tributación, cuál será su efecto en los diferentes grupos de nuestra sociedad. Todo en arroz y habichuelas. Es que no se sabe ni la hora que es.
El bombardeo de información -¿o desinformación?- ha sido tan brutal con muchísimos mensajes encontrados, muchísimos ‘expertos’, muchísimas opiniones. Demasiadas cosas sin saber, demasiada emoción y fanatismo, demasiado enredo; demasiado de todo… junto.
Pocas notas u opiniones he leído que cuestionan cosas válidas o traen argumentos interesantes. Eso sí, muchísima política. Muchas agendas. Al final la gente se opone o está de acuerdo dependiendo de sus intereses. Y no estoy diciendo que las posiciones de cada quién estén incorrectas; porque es válido que cada quién defienda su posición. Lo que digo es que esto es más profundo y serio de lo que parece. Y yo necesito hacer el análisis, no dejar que otros lo hagan por mí.
Así que estoy tratando de leer más sobre las propuestas del gobierno. Si realmente esto nos beneficia y cómo. Quiero estar clara por qué la oposición se opone; porque es lo correcto oponerse o por el simple hecho de hacerlo, como es lo usual. Quiero estar clara de cómo afecta a los diferentes sectores. Quiero conocer como ha sido su efecto en otros países y cuál podría ser en el nuestro. Quiero conocer las opiniones de los analistas económicos, no de uno; sino de varios; porque aquí también cada quién puede responder a intereses particulares. Quiero hacer un balance de implantación vs. efecto económico y social. Quiero saber…
Y es que esto es demasiado complicado para despacharlo tan fácil. Demasiado hemos permitido y poco hemos fiscalizado. Y hablo de fiscalizar de verdad, no la demagogia política de la oposición que se repite cuatrienio tras cuatrienio. Se supone que uno aprenda de los errores pero, al parecer nosotros nunca lo haremos. Y lo digo porque estamos enfocados en la pelea chiquita, en la discusión política, en atacarnos unos a otros, en lo mismo de siempre.
Hay que mirar los datos y la información, sacándole los elementos político, milagroso, sensacionalista, amarillista y lo que sea, de cómo se presente la información. Por seguir viendo las cosas a través de esos crisoles es que estamos tan chavaos. Esto es algo serio y como tal hay que mirarlo. Deberíamos ponernos a pensar, a discutir ideas, a analizar, a buscar soluciones viables y a tomarnos las cosas en serio. TODOS… A ver qué resulta…
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