Por si las moscas...

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viernes, 16 de mayo de 2014

Los “cuernitos” del gobernador


Me tenía que trepar; no me quedaba de otra. Esto, no lo podía dejar pasar. Y podrán decirme anticuada y todo lo que quieran. Para muchos estaré haciendo una tormenta en un vaso de agua, o pueden decir que le estoy dando más color a la cosa; pues bien, están en su derecho a pensarlo. Lo que pasa es que hay cosas y hay cosas. Esto es algo que no debería suceder, y por eso me estoy trepando.

Y es que desde ayer cuando un jovencito le puso “cuernitos” al gobernador mientras se tomaban una foto, tenía un pie en la sillita.  Esta mañana vi en la portada de un periódico de circulación nacional, la bendita foto acompañada del titular: “Le ponen los ‘cuernitos’ al Gobe” y con un subtitular: ¡Qué vacilón! ¿En serio? ¿Cuernitos? ¿Vacilón? ¿Qué es eso de "el Gobe"? ¡Es gobernador, no gobe! La figura del primer mandatario, merece respeto. Ahí fue que me acabé de “encaramar” en la silla. 

Me chocó muchísimo el tono usado por el periódico; porque lo despacharon más como una broma. Pensé en la columna de Mario Vargas Llosa, “La civilización del espectáculo” publicada el 9 de junio de 2007 en el periódico argentino La Nación, en que comenta y cito: “…la libertad ha permitido que esa reorientación del periodismo hacia la meta primordial de divertir a lectores, oyentes y televidentes fuera desarrollándose en proporciones cancerosas, atizada por la competencia que los mercados exigen. Si hay un público ávido de ese alimento, los medios se lo dan, y si ese público, educado (o maleducado, más bien) por ese producto periodístico, lo exige cada vez en mayores dosis, divertir será el motor y el combustible de los medios cada día más, al extremo de que en todas las secciones y formas del periodismo aquella predisposición va dejando su impronta, su marca distorsionadora. Hay, desde luego, quienes dicen que más bien ocurre lo opuesto: que la chismografía, el esnobismo, la frivolidad y el escándalo han prendido en el gran público por culpa de los medios, lo que sin duda también es cierto, pues una cosa y la otra no se excluyen, se complementan”. Para preocuparse.


Y es que para mí fue una falta de respeto. Estamos perdiendo de perspectiva que a  quien el jovencito le puso los “cuernitos” no fue a Alejandro García Padilla, sino al gobernador de este país. El periódico publicó, en la sección de deportes, una nota donde se menciona que el gobernador pidió “una foto loca” y por eso el jovencito lo hizo. Parece que fue lo primero que se le ocurrió, pero pudo haber hecho otra cosa y no ponerle los “cuernitos” al gobernador. Así que caemos en lo mismo. Error de juicio... 

Pero esto es sólo una muestra de lo que nos pasa. Y llegamos al meollo del asunto. En muchas ocasiones no conocemos las dimensiones de lo que hacemos. Uno de los grandes problemas en nuestro país, porque son varios, es que no nos respetamos entre nosotros, ni a funcionarios, ni a instituciones. Y esto lo vemos a todos los niveles y con todo tipo de personas. Algo que no debería suceder.

Pero claro, el respeto se gana, y hemos estado viendo a través de los años, que los primeros faltos de respeto son los políticos, muchos funcionarios de gobierno, alcaldes y, sobre todo, los legisladores. ¿Cómo no darse cuenta que deben ser un ejemplo para sus conciudadanos? De ahí surge el reconocimiento de “honorable” a algunos servidores públicos; porque antes, por su honorabilidad era que las personas los escogían como sus representantes. Pero no es de eso que voy a hablar en esta trepadita; si no de que si el ejemplo que tenemos son las constantes faltas de respeto entre la clase política y gubernamental del país y entre miembros de otros grupos o gremios, pensamos que todo está permitido. De ahí la importancia de dar buen ejemplo.

Y debemos respetar a los funcionarios de gobierno, no importa si son o no son de mi partido, o si me cae bien o no. Uno podrá no estar de acuerdo con sus posturas, pero por eso no merecen insultos, ni que les tiren con huevos, ni que le saquen la lengua o el dedo; en fin; que se merecen un respeto. Esto simplemente es urbanismo y educación. Tenemos que aprender a canalizar las diferencias de manera positiva y no ir faltando el respeto por el mundo porque algo no nos gusta.

Y, ¡ojo!, que estoy hablando de respeto, no de servilismo, complacencia a ciegas, endiosamiento, alcahueterías, enajenación, mitificación de las personas y lo que representan, entre otras cosas más; simplemente es deferencia y respeto.

En el caso del “cuernito” claro está que el jovencito no lo hizo con malicia, pero fue algo desafortunado que no debió suceder. Siempre hay que mantener un respeto y una distancia. Desde pequeños nos enseñaron a respetar a los mayores, a las autoridades, a los ancianos, en fin, a todos.  Pero parece que eso lo hemos ido perdiendo en el camino. Eso, mis queridos amigos, tenemos que rescatarlo. 

El jovencito, redactó una carta pidiéndole disculpas al gobernador por su acción y también así lo dijo.  Era lo propio. ¡Muy bien por él! Demostró que cuando uno se equivoca, rectifica. Así que el jovencito merece todo nuestro respeto. 

Lo que me pareció inaudito fue la actitud del gobernador. Para él, el niño no debió disculparse. ¿CÓMO? Y comentó que era como si se estuviera tomando una foto con un pana. Pues me disculpa el señor gobernador, pero la foto no era con un pana, era con el primer mandatario del país. No podemos confundir la gimnasia con la magnesia. No importa cuan joven, cercano, accesible, etc. quiera ser o pudiera estar, es el gobernador del país. 

Y no es que se comporte como un “snob”, o sea intransigente con la gente, lejano, engreído y creído; sino que hay unas formalidades con las que hay que cumplir. El gobernador es un jefe de estado. Y vuelvo y repito, nada tiene que ver con accesibilidad o proyección, esto tiene que ver con respeto a su figura. Porque hoy está Alejandro García Padilla pero en el próximo cuatrienio podría estar otro, pero no importa qué persona sea, será el gobernador de Puerto Rico.

Aquí lo dejo porque ya he dicho bastante. Creo que lo que todos debemos hacer, tanto unos como los otros; y me refiero a nosotros como ciudadanos y a los líderes y dirigentes de diferentes sectores, es reflexionar en lo que son nuestras figuras y lo que representan. Y esto cada uno desde su perspectiva. Lo que cada uno debe ofrecer y recibir. Los políticos y los líderes deben pensar en lo que representan para el pueblo de acuerdo a la función que realizan y cuál debe ser su compromiso con el pueblo que los eligió o los sigue. Y del otro lado nosotros, que debemos entender su función y lo que representan cada uno de ellos para nuestra nación puertorriqueña, ya que ellos son los salvaguardas de nuestra democracia y los administradores de los recursos del pueblo. Bueno, aquí como que me callo, porque ya sabemos cómo lo han hecho y eso, son otros veinte pesos… 


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