Los Nobel, llamados así por su creador el científico e inventor Alfred Nobel, son reconocidos a nivel internacional como unos, si no los más, prestigiosos premios que se otorgan anualmente a las personas, entidades u organizaciones que más hayan contribuido al progreso y bienestar de la humanidad ya sea por haber hecho investigaciones sobresalientes, inventado técnicas o equipamiento revolucionario o que hayan hecho contribuciones notables a la sociedad. Originalmente se otorgaron en los campos de la física, la química, la medicina y la fisiología, la literatura y la paz.
Al morir el inventor sueco Alfred Nobel, se encontró que había dejado en su testamento la creación de una serie de premios que pretendía financiar con el interés que ganaría con la fortuna que amasó gracias a que patentó todos sus inventos. Nobel inventó la dinamita, experimentó con nitroglicerina y creó muchos artefactos explosivos con la gelignita y la balistita. Algunos dicen que fue una manera de intentar aminorar un poco sus culpas porque sabía el efecto de sus inventos.
Desde 1968 también se otorga el premio Nobel de Economía, creado por el Banco de Suecia, en memoria de Alfred Nobel.
La ceremonia de entrega, que se celebra anualmente en la Sal de Conciertos de Estocolmo, precedido por un banquete en el Ayuntamiento, es presidida por el Rey de Suecia. La misma se realiza el 10 de diciembre; fecha de la muerte de Alfred Nobel. El Nobel de la Paz se entrega en Oslo, Noruega. En las ceremonias los ganadores reciben una medalla, un diploma y un importante premio en efectivo. Pero más que eso, este premio les da fama y reconocimiento internacional.
Irónico por demás, es que uno de los premios que dejara establecido el creador de la dinamita fuera el de la paz. Esto, cuando sus inventos eran fundamentalmente utilizados para provocar la muerte y la destrucción. Fue su deseo que se otorgara a la persona que hubiese trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz. ¿Culpa? ¿Remordimiento? ¿Querer subsanar en algo a la humanidad? Sólo Dios y él lo sabrán.
El de la Paz es considerado el más controvertido de los premios Nobel. Tenemos por un lado que lo han recibido grandes personalidades como Madre Teresa de Calcuta, Dalai Lama (el decimocuarto), Nelson Mandela, Rigoberta Menchú, Adolfo Pérez Esquivel, Martin Luther King, Lech Walesa, Desmond Tutu, Kim Dae Jung, Oscar Arias, Jodi Williams, John Hume, Shirin Ebadi, Ellen Johnson Sirleaf, Leymah Gbowee, Tawakkol Karman y organizaciones como La Cruz Roja, UNICEF y Amnistía Internacional, entre otras.
Por el otro lado, muchas de sus selecciones han sido fuertemente criticadas por la comunidad internacional. Entre algunas de las más cuestionadas están las de Woodrow Wilson, Theodore Roosevelt, Elihu Root, Yasser Arafat, Henry Kissinger, la Unión Europea y Barack Obama. Y es que estas personas en alguna medida han tenido situaciones cuestionables respecto a sus ejecutorias por la paz.
Me está dando la impresión de que últimamente el principio establecido por Nobel de reconocer a quien esté trabajando en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz, pasó a un segundo plano. Y lo digo por dos de las selecciones que se han realizado en los últimos años, la de la Unión Europea en el 2012 y la de Barack Obama en el 2009.
Al parecer, y rara vez me equivoco porque el tiempo suele darme la razón, se está fallando en la selección o se están dando los premios por otras razones. A la Unión Europea se le otorgó el premio “por sus aportaciones a la paz y la estabilidad del viejo continente”. Parece que se les “olvidó” que la UE es uno de los principales productores de armamento. Además de que sus políticas migratorias atentan contra los derechos humanos.
Por el otro lado tenemos a Barack Obama, que se le otorgó por sus “esfuerzos extraordinarios en fortalecer los procesos diplomáticos internacionales y la cooperación entre las personas”. ¿En serio? Siempre pensé que no debió recibir el premio. Demasiado prematuro el otorgárselo. Mucho más cuando es el presidente de los Estados Unidos de América, con una fuerte tradición bélica, presencia militar en todo el planeta y buscando el control mundial. Además de que había “heredado” par de guerras de su antecesor. Como si fuera poco, utilizaba drones para “eliminar al enemigo” pero también se han llevado por delante a miles y miles de inocentes que nada tienen que ver en el asunto. ¿Eso es promover la paz?.
Y parece que no estaba tan errada. Actualmente tenemos, sobre el tapete una de las situaciones más irónicas, macondinas, kafkianas y dantescas que podemos tener, y es que un Nobel de la Paz está a punto de iniciar una guerra. Argumenta que es por defender los derechos civiles de los ciudadanos, pero según los entendidos el control del petróleo y asegurar el dominio de sus aliados en la zona, son los promotores de esto.
Lo más irónico es que a Obama se le otorgó el premio por sus “esfuerzos extraordinarios en fortalecer los procesos diplomáticos internacionales y la cooperación entre las personas”, cuando aquí acusa a un gobierno de un ataque con armas químicas contra sus ciudadanos pero sin presentar pruebas porque son “secretas”. Como si fuera poco, le han suplido armas y han estado subvencionando a los rebeldes que buscan sacar al gobierno; entre los que se encuentran talibanes y miembros de Al-Qaeda. ¿No decían que eran terroristas? Parece que en esta ocasión, no.
Un Nobel de la Paz debe, ante todo, buscar y promover el entendimiento entre las personas y las naciones. Debe sensibilizarse ante las necesidades de los otros. Debe respetar a los demás y no tratar de imponerse o violentarlos. Debe ser ejemplo. Por que como estableció Alfred Nobel, y repito, debe trabajar más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz. Ojalá que así sea. Sólo nos falta esperar, a ver si es verdad.
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